A pesar que el número de mujeres que participa en el mercado laboral creció 27,9% en el periodo de 2017 a 2018, la calidad de los oficios que realizan no mejoró. Además, hasta agosto de este año registran la mayor tasa de desempleo con 13,4% frente al de hombres de 8%.
De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV), la principal actividad económica realizada para las mujeres fueron oficios del hogar (34% de las actividades totales), una cifra que no representa cambios significativos respecto a los resultados del Censo General de 2005 (34,2% de las actividades totales).
Esto denota las dificultades que todavía enfrentan las mujeres para participar en los mercados de trabajo, el poco avance en cuanto a flexibilidad laboral que les permita dedicar tiempo a las actividades de cuidado, además de la lenta evolución en medidas tan urgentes como garantizar una mayor participación de los hombres en los oficios del hogar.
Por su parte, el aumento de trabajadores en la población masculina fue de 12,7% en el mercado laboral.
Bono demográfico
En el CNPV 2018 se destaca que la concentración de la población adulta en los rangos de edad mayores a los 50 años sugiere que el bono demográfico en Colombia muestra síntomas de agotamiento. Se le denomina bono demográfico debido a que el aumento en la cantidad de trabajadores (siempre y cuando el mercado laboral formal pueda incorporar el mayor número de personas en edad de trabajar) puede impulsar un mayor crecimiento económico. El mayor dinamismo de la actividad económica resulta del aumento de los ingresos de las personas, mayor consumo e inversión y menor presión fiscal, dado que las poblaciones más jóvenes requieren un gasto social menor, por ejemplo, en servicios de salud.
En efecto, la pirámide poblacional muestra que el crecimiento en la participación de los adultos mayores es más que proporcional a la disminución en la participación de la población joven, lo que podría llevar a un aumento de la relación de dependencia en el mediano plazo.
En particular, el BID (2018) estima que solamente en 25 años se duplicará el porcentaje de adultos mayores del 10% al 20% de la población en Colombia. En el largo plazo este cambio en la estructura por edades de la población en Colombia tendría implicaciones directas sobre la población económicamente activa, considerando que menos personas jóvenes entrarán al mercado laboral y que los adultos mayores dejarán de participar en el mismo, por lo que la oferta de trabajo se reducirá. La menor fuerza laboral tendrá efectos adversos tanto en el crecimiento económico (que al mismo tiempo tiene efectos rezagados sobre el número de ocupados) como en las contribuciones a la seguridad social.
Más adultos
Paralelamente, el mercado laboral deberá incorporar al mayor número de trabajadores adultos mayores para suavizar los efectos negativos de la caída en la mano de obra. Este caso parece plausible ante el escenario adverso que enfrentan los sistemas de seguridad social del país, los cuales cuentan con una baja cobertura y a menudo resultan en pensiones insuficientes para la población mayor. Durante el periodo intercensal, el crecimiento del número de afiliados cotizantes al sistema fue de 146,2%, mientras que el crecimiento del número de pensionados que deben ser sustentados por estos aumentó en 723,3%. Estos problemas provocan que el retiro se posponga por falta de ingreso y los adultos mayores permanezcan más tiempo en el mercado laboral.
En Colombia se ha dado un avance considerable en el proceso de transición demográfica con respecto al 2005. El envejecimiento de la población es notable, pues la pirámide poblacional del CNPV 2018 muestra que la proporción de la población entre 0 y 24 años se ha reducido y la población adulta y anciana actualmente tiene un mayor peso que hace 13 años. El menor ancho de la base de la pirámide de 2018 relativo a 2005 está relacionado con el descenso de la tasa de natalidad, mientras que el aumento en la proporción de adultos frente al anterior censo se relaciona con una menor tasa de mortalidad.
Así mismo, el país tiene una estructura poblacional en la cual la proporción de personas en edad de trabajar es mayor que la proporción de población dependiente como niños y adultos mayores, etapa que se conoce como bono demográfico.