Un total de $16 billones registró la cartera total de microcrédito solicitado por más de tres millones de microempresarios en 1.102 municipios del país. Así lo señala Asomicrofinanzas, en el informe anual sobre el manejo de estos recursos en todas las entidades financieras. En 2018 el monto total del microcrédito fue de $9,8 billones.
Sin duda el fortalecimiento del microcrédito en el país sigue siendo uno de los más grandes factores que contribuyen al cumplimiento de los objetivos del desarrollo para Colombia (ODS), metas de crecimiento económico y a la reducción de la pobreza en el país.
Mejor calidad de vida, vivienda y educación, generación de empleo, efecto progresivo en los ingresos de la población que recibe microcréditos y disminución directa de pobreza son algunos de los aportes que ofrecen las microfinanzas para alcanzar un equilibrio social, productivo y financiero entre los colombianos.
Los aportes
Estos aportes, en los próximos diez años, ayudarían a cumplir varios de los puntos que están explícitos en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 como lo son reducir la pobreza multidimensional a 8,4%, aumentar la tasa de formalidad laboral a 60%, reducir el coeficiente de Gini a 0,480 y a reducir el déficit cuantitativo de vivienda para hogares urbanos.
La presidente de Asomicrofinanzas, María Clara Hoyos, en el marco del conversatorio Situación Actual del Microcrédito en Colombia destacó que “este sector promueve la inclusión financiera, lucha contra la pobreza y busca mejorar la calidad de vida de las personas”.
Sostuvo que “sólo en 2019, 3’158.219 microempresarios fueron atendidos en más de 1.102 municipios de todo el país, lo que llevó a que la cartera bruta de microcrédito en Colombia subiera a $16 billones el año pasado, de los cuales el 56% corresponde a mujeres. Además, de que el 35% del total de la cartera correspondió a áreas rurales”.
Inclusión
Por su parte, Dairo Estrada, presidente de Finagro, destacó que el microcrédito sigue siendo un elemento que estimula la inclusión financiera, teniendo claro que los modelos de microfinanzas son diferentes los rurales a los urbanos. “El microcrédito es un herramienta que mejora la calidad de vida de las personas y las microfinanzas son instrumento para que eso se cumpla, pero tiene que haber otros medios como las políticas públicas”, afirmó Estrada.
Adicionalmente, el presidente de Finagro recalcó que los principales problemas para el desarrollo del microcrédito en el País siguen siendo las altas tasas de interés, ubicación geográfica, largos procesos, difíciles condiciones de aprobación, núcleo familiar grande, bajos ingresos, limitaciones en educación financiera y riesgos. “No es lo mismo hacer un microcrédito en Pasto que en Mompox, también hay largos procesos (aunque se ha mejorado mucho) y bajos niveles de educación financiera”, precisó el directivo.
De otra parte, según Dairo Estrada, las mujeres tienen menor probabilidad de entrar en mora y a medida que aumenta la edad del deudor, la probabilidad de mora es menor, sobre todo en los clientes de microcrédito que se encuentran por debajo de la línea de pobreza, pues la probabilidad de mora de éstos es de 14%.
Asimismo, el microcrédito se concentra en las grandes ciudades y es donde se presentan los mayores porcentajes de mora, debido al sobreendeudamiento. Sin embargo, se cree que es más alta la probabilidad en zonas rurales, de acuerdo con la presentación del líder de Finagro. Además, cada vez se ven más personas en condición de pobreza accediendo al microcrédito: entre 2010 y 2017 las personas pobres pasaron de 61% a 75% y las vulnerables de 91% a 86%.
La cartera de microcrédito al cierre de 2019 subió hasta los $16 billones, los cuales están distribuidos en mayor porcentaje en los departamentos de Antioquia con 10,77%, Bogotá D.C. con 7,75%, Nariño con 7,65%, Cundinamarca con 7,23% y Valle del Cauca con 7,18%.
Por su parte, los departamentos con menor participación de cartera de microcrédito son: Vaupés con 0,02%, Guainía 0,04%, Amazonas 0,05%, Vichada 0,06% y Archipiélago de San Andrés con 0,07%.