Orlando Duque, campeón mundial de clavados, regresó a Bogotá después de 10 días de travesía por el río Amazonas en donde hizo realidad uno de sus más grandes sueños: Saltar desde árboles que superan los 35 metros de altura en medio del río más ancho del mundo y la reserva ambiental más importante del planeta.
Duque no sólo tuvo que lidiar con un clima húmedo, mosquitos, animales peligrosos y lugares inhóspitos, también con largos recorridos en canoas, el intenso calor de la Amazonía y una agotadora jornada de saltos.
“Estar en el amazonas es un sueño hecho realidad. Es una experiencia que me llevó para siempre. Toda mi vida quise saltar desde una plataforma natural y qué mejor que hacerlo desde los emblemáticos árboles del pulmón del mundo,” afirmó Duque.
La aventura comenzó en Leticia, Colombia, y de allí Orlando junto al equipo de camarógrafos, fotógrafos, escaladores y Eber Pava, su amigo incondicional, quien también practica la disciplina de clavados de altura, emprendieron el viaje sumergiéndose en la espesa selva a través del río Javarí, escenario perfecto para que Orlando tuviera el primer contacto con el agua. La comunidad indígena de Palmarí, que sirve de frontera entre Perú y Brasil acogió al equipo para emprender la búsqueda del árbol perfecto para este reto sin precedentes. El elegido fue un Caucho (árbol emblemático del Amazonas) de 38 metros de alto y con más de 100 años de antigüedad.
“Alejarme de la ciudad y tener espacio para compartir con indígenas, sus costumbres, sabiduría, explorar lugares que probablemente nadie ha pisado antes, navegar ríos entre estos tres países y estar por unos días desconectado fue magnífico. La inmensidad de los ríos que navegamos, los mosquitos, la humedad…Dejo sudor, un poquito de sangre y me llevo algo muy bonito que es haber disfrutado de la naturaleza, haber compartido con las comunidades indígenas, vivir de manera básica, eso fue muy bonito,” fueron las palabras de Orlando después de su travesía.
Un grupo de indígenas de Colombia, Perú y Brasil fueron los encargados de ayudar a construir las rampas desde las que Orlando saltó, compartiendo las técnicas artesanales y profesionales utilizadas para la disciplina de clavados.
Además de ejecutar sus mejores saltos, Orlando intercambió costumbres, compartió experiencias, disfrutó del paisaje y vivió las maravillas de este hermoso lugar, línea imaginaria que divide a estos tres países latinoamericanos.
Esta aventura de varios kilómetros por el río más caudaloso del mundo, donde el reto no fue solamente saltar desde una árbol gigante emblemático, sino desafiar animales salvajes, pirañas, y los peligros de un lugar casi inexplorado por el ser humano se verá reflejada en una producción de 24 minutos, en donde el director austriaco Thomas Miklautch documentará cada paso hasta lograr esta ansiada hazaña.