Rafael Nadal, vigente campeón y dominador de la tierra parisina durante una década (9 títulos), defiende su reino el miércoles en los cuartos de final de Roland Garros ante el serbio Novak Djokovic (N.1), el mejor tenista del momento, que busca el único Grand Slam que le falta.

"Pues si que da 'morbillo', todo el mundo lo sabe", señaló la española Garbiñe Muguruza, después de ser eliminada en cuartos, cuando le pidieron que calificara el partido.

Lo cierto es que desde que el sorteo dejó abierta la puerta a que Nadal, sexto cabeza de serie, y Djokovic se vieran las caras en cuartos de final, el posible enfrentamiento había marcado el torneo.

Ambos jugadores cumplieron los trámites previos y se citaron para el duelo esperado por todos en la pista central Philippe Chatrier.

- 'Conviene a su estilo' -

"Jugar con Rafa en Roland Garros y jugar con Rafa fuera es completamente diferente. Las condiciones de juego le convienen a su estilo, sobre todo en la Chatrier. Nunca le he ganado pero me he acercado a su nivel", dijo Djokovic el martes tras solventar su eliminatoria de octavos ante el francés Richard Gasquet.

Nadal, que venció casi al mismo tiempo al estadounidense Jack Sock, se mostró menos diplomático en rueda de prensa.

"Ni puñetera idea", respondió a un periodista cuando le preguntó si el nivel de juego mostrado ante el estadounidense le serviría para batir al serbio.

"No me gusta jugar en cuartos de final con Novak, y espero que a él no le guste jugar conmigo. Es el mejor jugador del mundo, es dominante y está marcando unas diferencias muy grandes con el resto, que somos nosotros", concedió Nadal.

Protagonistas de dos partidos para el recuerdo en las dos últimas edciones de Roland Garros (semifinales en 2013 y final 2014), el serbio ha estado muy cerca de acabar con el reinado de Nadal, protagonista de una escalofriante estadística: 70 victorias y sólo una derrota en el torneo (2009 ante Robin Soderling).

Este año Djokovic se muestra intratable en cualquier superficie. Llega a la capital francesa tras ocho meses en los que ha ganado prácticamente todo lo que ha jugado (Paris-Bercy, Masters, Abierto de Australia, Indian Wells, Miami, Montecarlo y Roma).

Por el otro un Nadal renqueante, con "ansiedad", como el mismo reconoce, que no ha sido capaz de ganar un torneo en la gira europea de tierra batida por primera vez desde 2005.

- París le cambia la cara -

Pero París le cambia la cara al español y, según ha reconocido, cada vez se parece más a su mejor versión. Se divierte en la pista, le gusta cómo está golpeando a la bola y no tiene los baches mentales que le lastraron los primeros meses de 2015.

"Mi dinámica ha cambiado mucho, soy capaz de jugar con calma, lo que me da la capacidad de jugar al mejor nivel", señaló el español.

En cambio a Djokovic le puede pesar la 'mochila' de derrotas que acumula con Nadal en Roland Garros, donde ha perdido en sus seis enfrentamientos. Además de los dos últimos años, cayó en cuartos de 2006, en semifinales de 2007 y 2008, y en la final de 2012.

"Sé lo que tengo que hacer para tener una oportunidad de ganar", dijo 'Djoko', que por primera vez en París no se ha dejado un set en el camino en su trayectoria hasta los cuartos de final.

Con su revés espectacular y su capacidad defensiva cercana a lo imposible, Djokovic ha llevado su nivel de juego hasta un punto inimaginable.

Más allá del ganador, los espectadores suspiran prque los dos hombres que han dominado el tenis mundial la última década, junto con Roger Federer, brinden un espectáculo para la historia.