Despedida a cubanos con llamado a respetar libertades | El Nuevo Siglo
Miércoles, 28 de Marzo de 2012

Benedicto XVI pidió  a las autoridades cubanas respetar el ejercicio pleno de las "libertades fundamentales" de los cubanos y condenó el embargo estadounidense contra la isla, antes de irse de La Habana, donde habló con el ex presidente Fidel Castro y ofició una misa pública.

Al destacar en su discurso de despedida en el aeropuerto de La Habana la necesidad de "cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada", el papa declaró: "Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales".

A su llamado a respetar las libertades siguió una condena al embargo impuesto por Estados Unidos a Cuba hace medio siglo.

La situación en Cuba "se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país pesan negativamente sobre la población", dijo el Papa en presencia del presidente cubano Raúl Castro antes de abordar, bajo la lluvia, el avión para regresar a Roma, que despegó hacia las 17H40 locales (22H40 GMT).

"La hora presente reclama de forma apremiante que en la convivencia humana, nacional e internacional, se destierren posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales, remarcó el papa, en un llamado indirecto a Estados Unidos y Cuba a dialogar.

Al despedirlo Raúl Castro dijo al Papa: "Santidad, hemos encontrado muchas y profundas coincidencias, aunque como es natural, no pensemos lo mismo sobre todas las cuestiones".

El encuentro entre Fidel Castro y Benedicto XVI tuvo lugar --por pedido de éste, según destacó el Vaticano-- poco después del mediodía en la Nunciatura Apostólica, en el barrio diplomático de Miramar, oeste de La Habana, y duró media hora, dijo el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi.

"Fidel hizo preguntas al Papa para saber su pensamiento sobre diversos temas", "fue un "diálogo intenso, cordial y sereno" con la ayuda de intérpretes, dijo Lombardi, quien contó que Castro consultó al pontífice "sobre los cambios litúrgicos en la misa", entre otros puntos.

Esta fue la primera entrevista entre el líder comunista, de 85 años, y el papa alemán, de 84, que combatió a la teología de la liberación, una corriente de la Iglesia latinoamericana que profesa la "opción preferencial por los pobres". Muchos de sus seguidores, sacerdotes y laicos, se integraron en los grupos guerrilleros apoyados por La Habana, en las décadas del 70 y del 80.

Fidel Castro se había reunido dos veces con Juan Pablo II, en 1996 en el Vaticano, y luego en su histórica visita a Cuba, en 1998.

Antes de su encuentro con Fidel Castro, Benedicto XVI ofició una misa ante unas 300.000 personas --según estimación del Vaticano-- en la Plaza de la Revolución, en la que llamó a "seguir adelante" con la libertad religiosa en Cuba.

"Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe", dijo en su homilía, en presencia de Raúl Castro, el canciller Bruno Rodríguez y la jerarquía católica cubana.

"Para poder ejercer esta tarea, (la Iglesia) ha de contar con la esencial libertad religiosa", dijo. El Estado cubano era ateo hasta 1991, ahora es laico.

"Es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales de la nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana", añadió el Papa en la Plaza, sitio de grandes manifestaciones comunistas.

Benedicto XVI pidió que la Iglesia pueda dar su "testimonio" no sólo en la catequesis, sino también en el ámbito de la educación. Las escuelas católicas y todos los colegios privados fueron "nacionalizados" tras la llegada al poder de Fidel Castro, en 1959.

En 1998, en ese mismo lugar y en presencia de Fidel Castro, Juan Pablo II, el único papa que visitó la isla antes de Benedicto, celebró una histórica misa con un millón de asistentes, en que pidió que "Cuba se abra al mundo para que el mundo se abra a Cuba". Esa visita marcó el deshielo en las relaciones Iglesia-Estado.

Benedicto XVI fue escuchado bajo el sol radiante de la mañana por católicos, comunistas, ateos y adeptos a la santería, rito afrocubano que mezcla el espiritualismo africano con el catolicismo.

El cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, hizo un llamado por la "paz y la reconciliación" entre los cubanos en la misa, a la que en un hecho inédito asistieron cientos de peregrinos cubanos procedentes de Miami, bastión del anticastrismo.

Benedicto XVI se reunió el martes en privado durante 40 minutos con Raúl Castro y en él pidió un mayor espacio para la Iglesia y sugirió que el Viernes Santo, día de la crucifixión de Cristo, sea feriado en la isla. Juan Pablo II obtuvo de Fidel Castro que el día de Navidad fuera declarado festivo.

Los opositores denunciaron al menos 150 arrestos para evitar protestas durante la visita del Papa, lo que fue criticado por Amnistía Internacional.