Como diría hermosamente don Andrés Bello, al describir uno de los modos de adquirir el dominio: “El lento e imperceptible retiro de...” los uribistas hacia la nómina, el presupuesto y la contratitis además de contribuir a engrosar el proyecto santista que lidera el “parricida” denunciado por Pacho Santos y que, se quiera o no, es un engendro del uribismo, no está ocurriendo por generación espontánea ni de manera gratuita sino que ello obedece a un plan habilidosamente preconcebido. Veámoslo a continuación.
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Herencia de José Obdulio. Cuando apenas la masa uribista tomaba cuerpo, José Obdulio Gaviria invitó a Santos a hacer parte de la naciente organización política, que una vez constituida se identificó como el partido de La U, ungiendo a Santos como presidente de esa colectividad; este se ganó un puesto en el uribismo, oficiando como jefe de debate para la reelección y enfrentando públicamente al comandante Hugo Chávez.
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Salto. De ahí brincó Santos al Ministerio de la Defensa, logrando posicionarse mediáticamente en la línea sucesoral contra el querer de su propio nominador, puesto que ambos aspiraban: Santos a suceder a Uribe y Uribe a sucederse a sí mismo.
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Preguntas/respuestas. Recordemos que Santos, en reunión con Uribe, le preguntó “si tiene interés o no en la reelección”. (Ya las firmas ciudadanas le habían dado vida al referendo). Y Uribe le respondió a Santos: “Yo no me quiero perpetuar en el poder”.
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Visita. Santos acude presuroso a la sede de El Colombiano, donde promueve el famoso titular: “Según Santos, Uribe no irá a la reelección”. Uribe monta en cólera y le pide al periódico que rectifique. Desde entonces la relación Uribe-Santos jamás fue la misma.
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Manguala. Una vez aprobada la ley que le daba vida a la segunda reelección, por la aplanadora uribista, Santos renuncia al Ministerio para no inhabilitarse y declara: “Si Uribe aspira, yo seré el primero en acompañarlo”. Con esta estrategia disuasiva, Santos se dedica en compañía de Germán Vargas y César Gaviria, a través del magistrado ponente, a buscar la caída de la ley.
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Uribe no pudo. Santos le sonsaca a través de convención virtual el aval al partido de La U y se impone a los demás aspirantes: Uribito y Noemí. Uribe lo respalda el día de la proclamación. Quienes están al lado de Santos son Vargas y Gaviria.
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Gabinete. Para integrar su gabinete, Santos recurre a los enemigos de Uribe: Vargas, Restrepo y Pardo. Arregla con los presidentes Chávez y Correa. Sonsaca a Luis Alfonso Hoyos para el Sena y se constituye en parte civil en el proceso penal contra Luis Carlos Restrepo, poniendo a Uribe como contraparte. O sea al Estado como víctima de Uribe
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Lo que faltaba. A la manera de Hitler y Mussolini, ahora Santos va por el pueblo con los encuentros masivos por la prosperidad, primero en Putumayo y luego en Barranquilla, metiéndole populacho al santismo que calienta motores hacia la reelección. Su próxima cita será con 40.000 almas, en Necoclí, Urabá antioqueño. Se nota que el Presidente va por el pueblo, único bastión uribista que le queda por conquistar.