Se inicia la última semana del primer semestre de 2017 un año que no ha sido bueno para la economía colombiana y cuyos indicadores se encuentran por debajo de los que se obtuvieron para el mismo periodo en años atrás.
El análisis de perspectivas del Banco Itaú señala que la tasa de desempleo nacional continuaría reportando un ajuste bajista, luego que en abril se ubicara en 8,9%.
Para esta ocasión, el indicador cedería hasta 8,5%, siendo incluso inferior al observado un año atrás de 8,8%.
Este desempeño estaría sustentado por un crecimiento anual de la ocupación, mientras que la desocupación podría desacelerarse.
La generación de empleo sigue impulsada por el sector agrícola, mientras que la construcción y el sector de servicios financieros podrían reportar descensos en la creación de puestos de trabajo.
Con lo anterior, la tasa de desempleo urbano se habría seguido deteriorando. Así, la tasa de desempleo urbano sea de 10,7%, alejándose sobremanera del dato de mayo de 2016 cuando fue 9,0%.
De materializarse la expectativa, la tasa de desempleo nacional reportaría una tendencia bajista mientras que el desempleo urbano reafirmaría una dinámica lenta en términos de empleo en las ciudades. Dicho comportamiento sería coherente con la desaceleración de la actividad, en medio de un escenario de niveles bajos de confianza.
Repunta actividad
De acuerdo con el DANE, el indicador de seguimiento a la economía registró una variación anual de 1,4% en su serie desestacionalizada.
Este resultado implica un avance significativo al ser comparado con la lectura de marzo, mes en que se contrajo 0,7% anual. Además se configura un mejor desempeño en comparación con el registro de abril de 2016 (1% anual).
El resultado está en línea con nuestra perspectiva de un segundo trimestre más dinámico en materia productiva.
Para el Departamento de Investigaciones Económicas de Bancolombia, se espera que a medida que avance el año sea más evidente el aporte al crecimiento de factores como la disipación de los efectos de corto plazo de la reforma tributaria, la moderación de la inflación que brinda un mayor poder adquisitivo a los hogares, la ejecución de los programas 4G y la transmisión de los recortes en la tasa de intervención por parte del Banco de la República sobre los costos del crédito.
Finalmente, se reitera la expectativa de crecimiento de 2% para todo 2017. No obstante, ante los resultados observados durante los primeros meses del año, reconocemos que los riesgos en materia de crecimiento están sesgados a la baja.
Confianza sigue baja
En línea con las expectativas de la entidad, la confianza de los industriales se deterioró en mayo. El índice de confianza industrial (ICI) se ubicó en -8,8 en el quinto mes del año, resultado que indica un descenso de 0,3 puntos con respecto al registro de abril -8,5.
El retroceso antes mencionado se explica por un desempeño menos favorable en 2 de los 3 componentes del ICI.
Por un lado, el nivel de existencias se incrementó al registrar un balance de 15,1, superior en 4,6 puntos al observado en abril (10,5).
Este comportamiento fue similar, aunque en menor magnitud, para el módulo que contempla las expectativas del sector. Luego de recibir un balance de 24 en abril, se registró un retroceso de 2,6 puntos en mayo al ubicarse en 21,4.
En contraste, el único componente del ICI que evidenció un mejor comportamiento en el quinto mes del año fue el de volumen de pedidos.
A pesar de continuar en terreno negativo, el balance del volumen de pedidos durante este mes se tornó menos negativo al pasar de -39 en abril a -32,7 en mayo.
Esta corrección, aunque ligera, nos permite prever que la producción del sector se dinamizará en alguna medida.