Los “hinchas” del ‘Poderoso de la Montaña’ empañaron el espectáculo queriendo agredir a los jugadores millonarios
Luego de 13 años de estar viajando a Medellín sin traer tres puntos a Bogotá, Millonarios hizo la tarea, no solo derrotó al Medellín en el último minuto sino que además dio una muestra de gallardía y carácter deportivo que sin lugar a dudas quedará en la retina de los hinchas del fútbol colombiano.
En un encuentro en donde el planteamiento del técnico Jorge Luis Pinto dio sus frutos, el cuadro embajador logró llevarse de una complicada plaza tres unidades importantes que le sirven para prácticamente asegurar un cupo a la Copa Libertadores del próximo año.
Pareciera que a cada problema que le surge con Millonarios, Jorge Luis le encuentra una solución. No en vano es el mejor técnico del fútbol colombiano, el más regular en términos de resultados y sin lugar a dudas un gestor de grupo impresionante.
El Medellín por su parte no ha logrado acomodarse a la idea del nuevo técnico, Aldo Bobadilla, quien probablemente llegó al equipo con toda la intención de darle una mano sin saber que realmente lo que buscaban las directivas era realizar una acción demagógica, populista, para tratar de calmar las aguas en una situación complicada que vive el ‘Poderoso de la Montaña’.
A punta de carácter y personalidad los embajadores se llevaron la victoria sobre el último minuto peleando contra todo y contra todos. Por cuestiones del fútbol Millonarios se ha convertido en un equipo combativo que logra sortear las vicisitudes y por momentos ilusiona a sus hinchas, que no paran de alentar.
Hablando de los hinchas, estos fueron un factor importante en la victoria de Millonarios sobre Medellín, desgraciadamente no por la forma en que impulsaron a su equipo o algo por el estilo, en primer lugar los seguidores azules que llegaron hasta Medellín tuvieron que soportar todo tipo de situaciones adversas con la organización y la Policía, y en segundo lugar, porque los “hinchas” del Poderoso empañaron el espectáculo queriendo agredir a los jugadores rivales.
Con la excusa del folklore del fútbol la sociedad se ha vuelto permisiva con los mal llamados hinchas, que en vez de alentar a un equipo u otro se la pasan trasgrediendo las normas y saltándose las leyes, no se pone en duda en ningún momento que el fútbol genera pasiones, emociones y no está mal, sin embargo ¿Es justificable esto para agredir a otro ser humano?
Problema grave
El problema de las barras bravas se le salió de las manos hace rato a la Policía y a las autoridades de cada ciudad, pasaron de ser grupos organizados que iban a ver fútbol a bandas que consumen sustancias psicoactivas, alientan y fomentan la violencia, dentro y fuera de los estadios.
Acá vale la pena hacer la salvedad, no todos son malos, no todos fomentan la violencia, de hecho hay barras que utilizan su amplio poder de convocatoria para fomentar obras sociales, crear cultura, pero el problema es que por unos pocos desadaptados pagan todos, lo bueno que pueden hacer cientos se ve empañado por lo malo que hacen un par.
Siendo ya un problema la violencia en las tribunas, en los alrededores de los estadios y en los barrios, se convierte en una situación más complicada, cuando desde las tribunas quieren agredir a los jugadores, esto es sin lugar a dudas una muestra, una alarma de que se salió de control todo.
En Medellín, en medio del partido, en donde los embajadores lograron imponerse 2-1, uno de los jugadores del cuadro embajador sufrió una agresión desde las tribunas. Una cosa es que canten, griten cualquier tipo de improperios e insultos, que aunque no está bien se ha venido aceptado con el tiempo gracias al “folklore” del fútbol, pero es que esta vez Macalister Silva no solo recibió insultos, improperios… sino que le lanzaron desde las tribunas un puñal, sí, un elemento corto punzante de alta peligrosidad, no hay que detenerse mucho sobre lo que les cuento, para darse cuenta de la gravedad del asunto, no se trata solamente de la agresión hacia un ser humano, que de por sí ya es gravísimo, también es cuestión de la falta de seguridad que se tiene en el Estadio Atanasio Girardot de la ciudad de Medellín y en otras plazas del país.
El Alcalde, la Policía de la capital antioqueña podrán decir lo que quieran, pero no hay una justificación para lo sucedido, ¿cómo podrían explicar que un desadaptado ingrese un puñal a las tribunas?, ¿acaso la Policía revisó, requisaron de manera acuciosa y correcta? Porque lo cierto es que pareciera que las requisas minuciosas fueran solamente para los visitantes, porque a los hinchas locales hasta puñales los dejan entrar literalmente. No es posible que un arma de este tipo se les pasara.
La Dimayor no se puede hacer la de la vista gorda tras estos hechos bochornosos presentados en Medellín, que curiosamente se ha convertido en la plaza más violenta del país, también la que más problemas extradeportivos presenta, allí los hinchas invaden el campo, agreden a los visitantes y nadie dice nada.
Tras el incidente con Macalister Silva, se espera mínimo una suspensión de la plaza, o que obliguen al Medellín a jugar sin público. Repito, no podemos seguir justificando estos actos de violencia por el “folklore” del fútbol.
El amor o pasión que se tenga por un equipo no puede ser una excusa o una justificación para los violentos, no porque exista una diferencia en el color de una camiseta podemos permitir estas situaciones, de hecho a los violentos deberían erradicarlos del fútbol, que no vuelvan nunca más al estadio, que se les prohíba de por vida, la pelota no se debe manchar y menos por estos desadaptados.
La agresión que sufrió el jugador de Millonarios no pasó a mayores, pero que esto no sea una excusa para no hacer algo, en Medellín están ocurriendo cosas y con esto no quiero decir que solamente allá suceda, en Bogotá puede pasar, igual en Cali o en Barranquilla, pero ya que a los paisas les encanta ser innovadores y los primeros en todo, que tomen la iniciativa y castiguen a esos violentos.
Hace mucho rato la Dimayor dijo que se iba a implementar el ingreso a los estadios mediante un sistema de reconocimiento para individualizar a los hinchas, una manera de controlar y saber quién hace qué, pero al ser el costo tan alto, no lo han hecho, ni han obligado a los equipos o estadios a implementarlo, mientras tanto los directivos están de paseo y no se dan cuenta de lo que pasa. La Federación Colombiana de Fútbol, que quiere realizar una Copa América en territorio nacional, debería empezar a poner más atención al rentado nacional, a la seguridad en los estadios y a cómo garantizar un espectáculo en paz.