Medellín, la ciudad de la eterna primavera, recibió uno de los eventos más importantes a nivel deportivo del año. Se trató del juego de eliminatorias rumbo al Mundial de Rugby 2021, en donde el equipo femenino colombiano se midió con su similar de Brasil, ganando con un apretado 23-19 y consiguiendo el paso a la siguiente ronda, en donde tendrán que viajar a Kenya, África, para buscar un cupo a Nueva Zelanda.
Si bien, para el común denominador de las personas, este podría ser un evento deportivo más, el hecho que las Tucanes estuvieran allí significaba muchas cosas; entre otras, que el nivel del rugby femenino en Colombia está creciendo a pasos agigantados, puesto que, ya están siendo invitadas a participar en las eliminatorias mundialistas; segundo, que la gestión dirigencial ha sido buena, dado que, han logrado aunar esfuerzos para que los equipos estén bien y la federación brinde resultados positivos, y tercero, pero no menos importante, que el rugby a pesar de no ser muy conocido sigue creciendo y cada vez son más las personas que se interesan por este deporte.
El juego de eliminatoria podría calificarse como histórico puesto que, primero se le ganó a Brasil, un equipo que tiene como presupuesto para el año cerca de US$4 millones, pagan un entrenador de Nueva Zelanda que no es nada barato, tienen infraestructura, propia de una federación que ha trabajado por más de 40 años en la consecución del posicionamiento del equipo a nivel nacional e internacional, trajeron al equipo más completo que pudieron encontrar y sin embargo, las colombianas lograron imponerse. El equipo nacional, al contrario del brasileño, no cuenta con un presupuesto tan elevado, las jugadoras nacionales no tienen un sueldo fijo, tienen que salir a rebuscarse la vida entre semana y al mismo tiempo sacar un espacio del día para entrenar, no podrán tener muchas facilidades, pero les sobran ganas y corazón, componentes fundamentales en lo que fue la victoria frente al equipo brasileño.
El partido tuvo varios momentos. El primero de ellos se presentó antes que se diera el inicio del encuentro, la alcaldía de Medellín amenazó con cancelar todos los eventos deportivos a causa de la alerta ambiental que vive la ciudad, en las pocas horas que estuvimos en la capital antioqueña fue evidente el alto grado de contaminación que hay, la nube de smog constante sobre la ciudad. Con el riesgo de ser cancelado el partido, se agregó presión a los dirigentes y organizadores que en primera instancia querían ofrecer un gran espectáculo a nivel deportivo, pero con esta advertencia, tuvieron que gestionar de buena manera para que no se cancelará o se aplazara el importante evento.
Fan Zone
Luego de superada la amenaza de cancelación del evento, empezó la experiencia del rugby. Y digo experiencia porque la Federación Nacional ha tratado, y con buen término, de ofrecerle al aficionado del rugby con experiencia y sin ella, una forma diferente de disfrutar, por lo que han implementado una zona para fanáticos, la “Fan Zone” que ofrece diferentes tipos de alimentos, recreación, tiendas, todo en el marco del partido, es decir, las personas llegan al estadio, pasan por la Fan Zone, comen, disfrutan y luego pasan a las tribunas; esto, ha logrado emular de buena manera a la Federación la experiencia que ofrecen en los mundiales de Rugby, en una escala más pequeña.
Al final, fueron cerca de 1.500 personas las que llegaron al estadio Cincuentenario a apoyar a las Tucanes, las tribunas prácticamente se llenaron. Si bien, es un número pequeño comparado con el fútbol, por ejemplo, es importante recalcar que quienes estuvieron no dejaron de alentar ni un solo minutos. Se ha ido creando afición y eso es lo más importante.
El Partido
Una vez sentados en las tribunas, superada la alerta de cancelación por contaminación y tras haber disfrutado en el Fan Zone, empezó lo realmente emocionante, el rugby. El equipo nacional empezó sin mucho ritmo, ni explosión, una estrategia del cuerpo técnico que planteó el partido así para ver a qué se enfrentaban con el equipo brasileño puesto que había traído a sus mejores jugadoras, que de hecho no tardaron mucho en irse arriba en el marcador; sin embargo, la respuesta colombiana fue casi que inmediata, las 15 nacionales parecían leonas dentro del campo, persiguiendo cada balón, ganando todos los scrums y lo más importante, anotando de forma contundente, lo que les permitió remontar rápidamente y terminar los primeros 40 minutos de juego arriba en el marcador.
Para el segundo tiempo, Colombia empezó a ceder terreno con las brasileñas quienes aprovecharon el cansancio que había tras el frenético primer tiempo e inclusive, llegaron las brasileñas a ponerse a tan solo 5 puntos de superar a las Tucanes.
Es en este punto, en donde se entiende la mística de este deporte, si bien, técnicamente no es una disciplina que requiera de habilidades específicas como en el tenis o el fútbol, porque es un deporte muy natural, en donde hay que saber correr, pensar para pasar y tener muchísima resistencia a grandes rasgos, es necesario tener un alto grado de resiliencia, así como una mente y un corazón tan fuertes y nobles que los lleve a superar los momentos adversos sin desesperarse, a aguantar el cansancio y el dolor para defender, en este caso, la bandera nacional.
Lo últimos 5 minutos fueron, quizá, de los más emocionantes que este reportero ha visto en su vida, Colombia estaba arriba 23 a 19, el reloj avanzaba con lentitud mientras que el equipo brasileño acorralaba al colombiano sobre su territorio, yarda a yarda se volvían más fuertes y parecían más frescas que las nacionales, a quienes por momentos se les veía cansadas, golpeadas y sin fuerzas, habían aguantado el embate brasileño los últimos 15 minutos. El reloj marcaba 3 minutos para el final y como podían las colombianas, prácticamente sobre la línea de gol propia defendían como guerreras su línea, las brasileñas sabían que si lograban anotar un try se iban arriba en el marcador y el tiempo no le daría al cuadro local para superarlas. Las nacionales también eran conscientes de esta situación.
Brasil no paraba de atacar y Colombia, si bien, no dejaba de defender, no lograba alejar al equipo rival del área de gol. Los minutos pasaban y el marcador no cambiaba, tampoco la situación adversa que se vivía dentro del campo de juego para las colombianas, sonó por el alto parlante una trompeta que anunciaba la última jugada del encuentro. Brasil atacaba a tan solo dos metros de la línea de gol colombiana, las nacionales de manera ordenada armaron una barrera para frenar el ataque brasileño, Nicole Acevedo la capitana del equipo nacional, se abrió de la barrera y vio que una de las aleras de Brasil había encontrado un espacio para penetrar la defensa y marcar, se adelantó y fue a chocar con la rival, que estaba preparada para recibir el tackle; sin embargo, la capitana nacional nos sorprendió a todos, ya que, no fue a chocar, fue a robar el balón. Con el ovoide robado el partido terminó, Colombia ganó 23-19 y se clasificó a la siguiente fase de la eliminatoria, el resto es historia, levantaron el trofeo de ganadoras, celebraron con su gente que las alentó de principio a fin, disfrutaron del tercer tiempo que es un encuentro que se realiza unas horas después del enfrentamiento en un restaurante en donde jugadoras de uno y otro equipo se sientan a comer y a departir en un ambiente menos hostil, demostrando los valores de este deporte, puesto que en el campo puede pasar lo que sea pero fuera de él todos son amigos, todos se respetan y la rivalidad queda a un lado.
La Federación Colombiana de Rugby en cabeza de su presidente, Andrés Roberto Gómez, demostró que la gestión que ha venido realizando va por buen camino, no solo en lo administrativo en donde han conseguido sponsors y por consiguiente recursos diferentes a los que entrega el ministerio del deporte, sino también en la parte deportiva en donde las cosas se van dando, una buena gestión política avalada con victorias es sinónimo de éxito y esta federación es exitosa.