Desde pequeño, Felix Vargas soñaba con competir en un Eco-Challenge, una de las carreras de aventura más difíciles y con mayor cubrimiento mediático del mundo. Sin embargo, en 2002, la competencia, que se transmitía por canales de cable y aún es considerada el génesis de los ‘realities’ de televisión, dejó de hacerse.
Mark Burnett, productor de televisión británico y creador de otros programas como El Aprendiz, ‘Survivor’, Expedición Imposible, La Voz y ‘Shark Tank’, entre otros, anunció el año pasado que volvería a hacer el Eco-Challenge en 2019 en las islas Fiyi. A sus 36 años Felix cumplirá su sueño, pues hace parte del único equipo colombiano que competirá en el programa junto a su esposa, Jenny Sanin, Jorge Diego Llano, de Medellín, y Xavi Rodríguez, de Barcelona: “Van a correr leyendas de la aventura como Antonio de la Rosa, también van a estar los actuales campeones del mundo. Voy a conocer a Mark Burnett y al presentador Bear Grylls, que es todo un personaje”, dice Félix sin ocultar su emoción.
La carrera expedición
Eco-Challenge: The Expedition Race es considerada la carrera más difícil del mundo y se corre entre equipos de cuatro personas, con al menos un miembro del sexo opuesto. Los equipos deben ir de un lugar a otro en el menor tiempo posible pasando por ciertos puntos marcados en un mapa. Durante el recorrido los participantes deben estar unidos todo el tiempo y los tramos se recorren en diferentes disciplinas deportivas. Este año puede incluir ‘trekking’ en la jungla, remar con estabilizadores, escalar con cuerdas fijas, rápel, rafting, surf de remo, navegación con embarcaciones indígenas y orientación.
Este relanzamiento del programa, que empezó a transmitirse en 1995, es una gran apuesta de Amazon Prime, el servicio de ‘streaming’ de la compañía de comercio electrónico, y los diez episodios serán producidos por la Metro-Goldwyn-Mayer. Participarán 66 equipos de 30 países diferentes. De Latinoamérica, además del colombiano, van dos equipos uruguayos, uno de Costa Rica, uno de Guatemala, dos de México, uno de Brasil y uno de Ecuador. También serán parte los mejores equipos del mundo de los países escandinavos, de Estados Unidos, Suiza, Australia, España y los número uno del escalafón mundial, el equipo Avaya de Nueva Zelanda.
En noviembre del año pasado hicieron una convocatoria mundial para escoger a los participantes. El mismo equipo que compitió el mundial de aventura en Ecuador, el Team Colombia, decidió postularse. A los pocos meses, les llegó una carta firmada por Bear Grylls, el presentador del programa, informándoles que habían sido aceptados. El cálculo que han hecho es que el recorrido de más de 560 km se puede hacer entre 10 y 15 días. Han hecho un análisis de los equipos que van a ir y, de acuerdo al ranking mundial, deberían estar entre el ‘top’ 10. Lo más alto que han estado es entre los primeros 25 equipos del mundo.
Team Colombia
El equipo está conformado por un español llamado Xavi Rodríguez, con amplia experiencia en carreras de aventura y quien organiza el Raid Arán en España, una carrera donde se combinan dos o más disciplinas de resistencia. También está Jorge Diego Llano, quien tiene amplia experiencia en carreras de aventura y ha corrido algunos Eco-Challenge. Y Jenny Sanín y Félix Vargas, esposos y fanáticos de los deportes de alto riesgo y resistencia. También los acompañará Jaroslav Najman, el encargado de proporcionarles todos los servicios de apoyo: ropa fresca, alimentos, agua y otros suministros a los competidores.
Durante 20 años, este equipo ha representado a su país en algunas de las carreras de aventura más grandes del mundo: “Yo sé que nos va a ir muy bien y vamos a hacer una buena representación. Todos son muy fuertes física y mentalmente y nos complementamos: Xavi orienta y cuando está cansado yo lo reemplazo, Jorge es el estratega y Jenny nos apoya muchísimo con el tema de la alimentación. Cada uno tiene un rol fundamental”, asegura Félix.
Los cuatro participaron en el Campeonato Mundial de Aventura ARWC 2014 que se hizo en Ecuador, en donde lograron la mejor representación de un equipo colombiano en este tipo de competencias. De los cincuenta equipos que llegaron solo dieciséis terminaron y ellos fueron, precisamente, los últimos en llegar. No obstante, su hazaña fue gigantesca.
La noche anterior, Xavi comió algo que lo enfermó del estómago, temblaba y tenía fiebre, estaba intoxicado: “Cuando dieron la largada estábamos en la ambulancia con Xavi y el doctor de la carrera. No nos iban a dejar competir”. El médico encargado aseguró que no podían participar en esas condiciones. Firmaron un documento de responsabilidad y decidieron arrancaron 45 minutos tarde llevando a Xavi arrastras entre Jorge y Félix, mientras Jenny le daba comida y suero para que se recuperara. Por suerte, al segundo día Xavi ya podía caminar y lograron ser de los pocos equipos que terminaron la carrera.
En las competencias de aventura siempre se pone en riesgo la vida, por eso historias como esta son normales para cualquier equipo. Alguna vez, corriendo en la Patagonia junto a Jenny, su equipo decidió pasar a nado un río de unos 15 metros de ancho que era poco profundo: “Lo hicimos para ahorrarnos una vuelta larga. Entonces nos quitamos la ropa la empacamos muy bien, nos metimos dos metros y tuvimos que salir porque estaba gélido. Si nos quedamos ahí nos daba hipotermia”. Cuando se devolvieron, se dieron cuenta que ese río terminaba en una cascada de unos 75 metros: “Si nos hubiéramos metido, nos matábamos”.
Las carreras son peligrosas, no solo por el recorrido, sino porque los participantes no descansan y duran días compitiendo sin dormir: “Los equipos élite, no duermen; son unas máquinas. Al tercer día parecen zombies y es peligroso porque se pueden caer de la bicicleta o del kayak”, afirma Félix. Esto ha cambiado en los últimos años. Ahora se implementan unas “zonas oscuras” en las que obligan a los equipos a descansar por lo menos 4 horas. Pero no todas las carreras las tienen. Por ejemplo, en el mundial de Ecuador, cuando arrastraron a Xavi, el descanso no era obligatorio. Para lograr ese puesto 16 solo durmieron ocho horas en siete días.
El inicio de la aventura
Felix Vargas no quería estudiar ingeniería de sistemas, pero su padre lo obligó. En el Colegio Parroquial San Andrés, ubicado en la barrio Las Delicias de Bogotá, siempre se destacó para los deportes y le gustaba irse a pie todas las mañanas junto a sus hermanos. Era un buen jugador de fútbol e hizo parte de las inferiores del Millonarios FC. Inclusive, el profesor y exfutbolista Jaime Morón, su entrenador, le pidió a su padre que lo dejara dedicarse al fútbol porque tenía talento. No obstante, se ganó una beca en la UIS por su puntaje en el Icfes y se fue a estudiar ingeniería a Bucaramanga.
Volvió a Bogotá unos meses después y fue becado por su espíritu deportivo en la Universidad Autónoma para seguir con la ingeniería, pero en séptimo semestre decidió inscribirse en secreto a Educación Física en la Universidad Pedagógica. Allí conoció a Jenny, su esposa, a quien le gustaba jugar voleibol y era parte de la selección de tenis de mesa: “Fueron los mejores años de mi vida. Todo el día estaba ocupado, si no estudiaba, estaba practicando algún deporte”.
Entonces, junto a Jenny, se empezó a interesar por los deportes poco convencionales y extremos. Por esa época le fascinaba ver el Eco-Challenge en televisión y sin saber nada cuando tenía 20 años se metió a una carrera de aventura, el Desafío Chicamocha, que arrancaba en Bogotá y terminaba en San Gil: “Nos perdimos. No sabíamos para donde coger porque no sabíamos leer una plancha topográfica. No entendíamos nada de azimut, latitud, longitud, curvas de nivel. Por eso cuando terminó esa carrera decidí meterme de lleno en el deporte de orientación que se complementa perfecto con la aventura”, asegura Félix.
Ha participado en tantas carreras y competencias que a veces se le olvida en qué puesto quedó. Corrió el Desafío Discovery y el mundial de orientación en Trentino, Italia, en 2014 donde ocupó el puesto 63, el mejor participante de los países invitados. Quedó en segundo lugar en el Endurance Challenge Sumapaz. Ganó en el 2016 la carrera de ciclomontañismo que hacían en el Parque Simón Bolívar, en la que los concursantes duran 24 horas pedaleando sin parar.
Por su parte, Jenny es una figura muy reconocida de ‘trekking’ en el país. Ha ganado la carrera del cañón del Chicamocha, una competencia en donde se hace un recorrido de 167 km en tres días, con una altimetría de más de 7.000 metros. Por ser de las mejores, hace parte de equipos internacionales para correr válidas de aventura, como el Huairasinchi en Ecuador.
Ambos han corrido juntos varias veces las carreras de aventura Aysén en la Patagonia chilena y argentina, donde lograron un tercer puesto. Han participado en varias competencias de aventura en México, Ecuador y Brasil. En Perú lograron un tercer puesto en una carrera ‘endurance’. Y el mejor desempeño que han tenido juntos es la participación del mundial de Ecuador, aquella vez que arrastraron a Xavi y llegaron en el puesto 16.
Ser un superhéroe
Félix y Jenny viven en Timisa, en la localidad de Kennedy. A las cuatro y media ella se levanta para ir a dar clases. Félix es el encargado de despertar a su hijo Elián, darle desayuno y llevarlo a la ruta del colegio. Luego se va en bicicleta hasta Coldeportes: “Yo prefiero caminar o montar bicicleta a venirme en transporte público al trabajo. No soporto el encierro de un bus”.
Para este Eco-Challenge Félix decidió crear un régimen de entrenamiento especial. Al medio día, sale del trabajo hacia el lago del Parque Simón Bolívar, donde puede entrenar remo junto a su esposa. En las noches, cuando no tiene que recoger a su hijo, hace entrenamiento de fuerza en el gimnasio del Centro de Alto Rendimiento. Luego vuelve a casa, otra vez en bicicleta, para alistarse a repetir la jornada el día siguiente.
“Las carreras de aventura me han formado un tipo de carácter y personalidad. A veces lo importante no es ganar, sino terminar todo el recorrido. Siempre me digo, si yo puedo terminar una carrera de aventura, puedo hacer cualquier cosa, y así enfrento todas las situaciones que se me presentan en la vida”, asegura Felix.
Una de las cosas que más le gusta de las carreras de aventura es conocer sitios casi inexplorados, “ver paisajes y lugares increíbles”. Tal vez por eso le resulta difícil laborar en una oficina, pues siempre ha trabajado al aire libre. Sin embargo, señala que ha tenido suerte en la vida porque tiene un trabajo estable en la entidad deportiva más importante del país: “Yo llegué a Coldeportes porque me gané un concurso del Estado. Llevo desde septiembre de 2018 y me estoy adaptando”.
Lo otro que más le gusta de la aventura es la incertidumbre de cada carrera, las dificultades que se presentan: “La aventura está llena de eso, de cosas que uno no puede planear ni prever. Lo que puede pasar es inimaginable e impensable. No hay ninguna carrera igual, todo es nuevo. No saber lo que nos vamos a encontrar me emociona muchísimo”.
Cualquiera podría opinar que Félix es una especie de superhéroe; sin embargo, él no va mucho con los superhéroes. Admira a Roberto Gómez Bolaños, el humorista mexicano, quien asegura que un superhéroe no es el que tiene poderes sobrehumanos, sino el que sin tenerlos se enfrenta sin miedo a las dificultades, como lo hacía el Chapulín Colorado, que aún sabiendo que no tenía la fuerza para ganar, vencía el miedo usando su astucia. Tal vez en eso consiste la aventura: en vivir sin miedo.