Con el argumento proclamado en la Ley 1774 de 2016 en donde se declara a los animales como seres sintientes y sujetos a derechos en los que se contemplan la protección y el bienestar como principios, se abre el debate acerca del papel que tienen los zoológicos en la vida de los animales, que en su mayoría son silvestres.
Tras la aceptación de la apelación del Habeas Corpus presentada por el abogado Luis Domingo Gómez ante la Corte Suprema de Justicia, actuando este en representación del oso de anteojos “Chucho”, se abre el debate sobre la capacidad de los zoológicos de cubrir las necesidades de los animales. Pues este es un mecanismo que sirve para exigir la libertad de una persona cuando se encuentra retenida en contra de su voluntad.
Bajo este significado se tramitó el regreso de “Chucho” al resguardo de Manizales, después de ser transferido al zoológico de Barranquilla, posicionando de esta forma al animal, como preso dentro de un lugar que está tipificado como un centro de conservación. Entonces, ¿si todos los animales están en condición de cautiverio o semicautiverio, significaría que todos los que se encuentran dentro de estas organizaciones son idóneos para no permanecer allí?
El abogado Andrés Felipe Iguarán, especialista en derecho ambiental, explicó a EL NUEVO SIGLO que ese no era el método adecuado para exigir el regreso del oso, pues al interponer dicho mecanismo, estamos poniendo los animales al mismo nivel de las personas. Sin embargo, él afirma que lo descrito en la Ley 1774 de 2016, en la que los describe como seres sintientes es correcto, y que además la ley debe proteger los derechos de estos, tal como sucede en el Código Penal, en el que castiga a aquellos que atenten en contra de ellos.
Según la directora del zoológico Santa Cruz, Haydy Monsalve, el traslado a Barranquilla se realizó para que el oso andino tuviera la oportunidad de compartir con una osa de misma especie, dado que después de la muerte de Clama, su hermana, él había tenido cambios en la conducta, llevándolo a escaparse en varias oportunidades del resguardo. Al contrario de los resultados que se esperaban, en el caso de “Chucho”, el cambio de hábitat, si representó una transformación en su conducta y su salud, gran parte de su vida estuvo bajo la protección del resguardo en Manizales.
También en diálogo con EL NUEVO SIGLO, el director científico del Parque Jaime Duque, Leonardo Arias, explicó que este tipo de centros de resguardo, tienen como finalidad la conservación de las especies. Y que no todos los animales son aptos para la liberación, tal como en el caso de “Chucho”, que convirtió la Reserva de Río Blanco, en su hogar. “Son animales que no van a sobrevivir a una liberación y que su proceso de rehabilitación es muy extenso, porque se ha comprobado que con carnívoros, este proceso no funciona”, afirmó.
Además expone, que cuando la vida de un animal silvestre, como la de los monos, osos, felinos, entre otros, es manipulado bajo condiciones humanas, su comportamiento es alterado, así que las opciones que ellos tienen son limitadas, ya que pueden enfrentarse a la eutanasia o entrar a los programas de protección en estas entidades. Es por eso, que la colección de fauna, de los zoológicos está conformada por animales nacidos o que estuvieron en cautiverio. Sin embargo, cabe aclarar, que si existe la posibilidad de que algunos seres si puedan quedar en estado de libertad.
A esta misma conclusión llegó la Doctora Claudia Brieva, especialista en rehabilitación animal puesto que ella expone a pesar de que la finalidad principal de los procesos en las especies, es la reincorporación a los hábitats naturales, no siempre es posible llegar a esta meta.
En el caso colombiano, la normatividad de los zoológicos se encuentra reglamentada bajo las Entidades Autónomas de cada región. De hecho, son ellos quienes determinan por medio del plan de colección regional las especies que entran en determinada institución. Del mismo modo, Brieva, de la Universidad, cuenta que las condiciones de hábitat Ex situ (fuera del ambiente natural) en Colombia, han ido mejorando, pues las instalaciones en las que se encuentran, se han expandido y transformado.
Y es gracias a esto, que el funcionario encargado del Bioparque Wakatá, hace un llamado a la reevaluación del término de zoológico, puesto que en su caso -el del Jaime Duque- sus actividades son asociadas a la expresión de “Centros de conservación ex situ”. Ya que su trabajo, no se limita a la conservación y protección del animal, sino que también buscan la mejora del espacio en la que estos se encuentren.