Domingo, 21 de Agosto de 2011
De la elección a la reelección. Cuando Juan Manuel Santos se proclamó Presidente tenía en mente una cosa: su reelección. Primero convocó a la Unidad Nacional a los opositores del uribismo. A Rafael Pardo y a Germán Vargas. Logró que el liberalismo, representado en Pardo, hiciera parte de la continuidad de un gobierno al que le hicieron oposición durante ocho años.
Declaración pública. Santos llevo al gabinete de la continuidad de Uribe a Vargas, quien se opuso al segundo gobierno de la seguridad democrática. El logro de Santos en su proclamación fue la declaración pública de Vargas Lleras cuando señaló: “Si el presidente Santos decide reelegirse, yo no competiría con él”. (Lo mismo había hecho Santos con Uribe).
Otras aproximaciones. Santos, se aproximó a Petro, tomando sus tesis sobre agua y recursos naturales. Le puso corbata a Lucho Garzón, arrastrando los verdes a la Unidad Nacional. Se aproximó al Polo con decreto incluido, el de la alcaldesa de Bogotá, Clara López de Romero; recompuso relaciones con Chávez y Correa. Ingresó a Unasur con María Emma y se abrazó con la Kirchner. Sentenció desde Chile “el presidente Chávez es factor de estabilidad para Venezuela”, inmiscuyéndose en la política interna del país vecino.
Más determinaciones. Vinculó al más férreo opositor de la política rural de Uribe (el actual ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo) en llave con Juan Manuel Ospina y con estos al pastranismo.
Cada ocho días, en los “Encuentros para la prosperidad”, anuncia un nuevo escándalo de corrupción del gobierno Uribe. Uribe en los “Talleres democráticos”, señala a Santos por abandonar sus políticas. Sostiene que Santos le pide consejos, pero no los aplica. El expresidente señala que los comandantes guerrilleros siguen en Venezuela que su enfrentamiento con Chávez fue alimentado por Santos, libreto utilizado por Luis Alfonso Hoyos, en la OEA.
Admiración mutua. Lo que viene ocurriendo en la relación de los dos es una especie de guerra fría, que ninguno se atreve a reconocer. Últimamente la relación ha pasado a una nueva fase, los coqueteos cruzados. Como buen jugador de póker, ahora Santos trata de sonsacarle para el ministerio de la Defensa a Oscar Iván Zuluaga, alfil de Uribe y candidato presidencial para el 2014. Por su parte, el uribismo cobra por ventanilla el haber propuesto el nombre del actual vicepresidente Angelino Garzón, único leal de la cúpula
Colofón I. Santos y Uribe han estado en un pulso permanente. Primero por la popularidad; luego, por las tesis y últimamente por los colaboradores y por la jefatura del partido de La U. Dentro de poco, el pulso será entre Santos, por reelegirse, y Uribe por no dejarlo. Mientras Uribe quiere pasar como el mejor Presidente de la historia, Santos lo quiere hacer pasar a la historia como el más corrupto.
Colofón II. Santos elimina a todos sus competidores: a Pardo Rueda y a Vargas, porque son gobierno; igual sucede con Garzón; el Polo terminó derretido; Petro y Fajardo, candidatos inhabilitados: si ganan, no pueden aspirar a la Presidencia, y si pierden, no les quedará con qué. Los conservadores como fuerza que decide, en cuerpo ajeno. A todas estas, el único que quedaría vivo sería Oscar Iván Zuluaga, si no le pasa lo del ministro Riverita que yace en el pabellón de los quemados.