Lunes, 30 de Enero de 2012
Iniciaron los dirigentes europeos en Bruselas su primera cumbre de 2012 para impulsar el crecimiento y el empleo.
Sin embargo, el plan alemán de someter las finanzas griegas a la tutela de Bruselas se coló en la agenda y varios países rechazaron tajantemente la idea.
La cumbre que comenzó a las 15H00 (14H00 GMT) está consagrada a debatir fórmulas para impulsar el crecimiento y el empleo, convertidos en los principales dramas de la crisis en el continente, y contrarrestar los efectos de las medidas de austeridad en millones de familias europeas.
Pero una vez más será la situación en Grecia el tema que acaparará los debates entre los dirigentes europeos. Sobre todo después de que se divulgara la propuesta de Alemania de dotar a la Unión Europea (UE) de un mayor poder de decisión sobre la gestión del presupuesto griego.
Antes de viajar a Bruselas, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, instó a sus socios europeos a respetar los principios de soberanía.
El plan alemán de someter las finanzas griegas a la tutela comunitaria es absolutamente "inaceptable", dijo este lunes el jefe de fila del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
"Estoy absolutamente en contra de la idea", afirmó el presidente del foro de ministros de Finanzas de la Eurozona y jefe del Gobierno luxemburgués al llegar a Bruselas.
La propuesta alemana "es ineficaz", consideró por su parte el primer ministro austriaco Werner Faymann.
"Esto no es fácil para los griegos (...) Pero no es necesario insultar a nadie en política. No conduce a nada, sólo lleva a una dirección equivocada", dijo.
En un interminable tira y afloja, el primer ministro griego Lucas Papademos recalcó el domingo la "convergencia" con sus aliados políticos griegos sobre el plan de austeridad necesario para que la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acepten rescatar a la sobreendeudada Grecia.
No obstante, Papademos admitió que las negociaciones con la UE y el FMI para concretar el segundo plan de rescate al país han sido "difíciles".
El gobierno griego negocia en forma paralela con los acreedores privados (grandes bancos y fondos de inversiones tenedores de unos 206.000 millones de euros de deuda) una quita de al menos 100.000 millones de euros. De esa manera la deuda pública que supera los 350.000 millones de euros (160% del PIB) se reduciría a un nivel algo más sostenible (120% de su PIB) en 2020.
La UE y el FMI han advertido que la reducción de la deuda pública griega es la condición indispensable para desbloquear un segundo paquete de ayuda por 130.000 millones de euros.
Y Grecia necesita de esos fondos para cumplir en marzo con un vencimiento de deuda de 14.500 millones de euros. De lo contrario se convertirá en el primer país de la Eurozona en declarar la quiebra.
Y en ese caso, crecerán los riesgos de contagio a otras economías como Italia o España, otros de los países que acaparan la atención de sus socios europeos.
Antes de la reunión de los Veintisiete, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, recibió al mandatario español Mariano Rajoy.
El programa impulsado en España por el gobierno conservador de Rajoy, que incluye una reforma laboral y una reestructuración del sistema financiero, ha recibido un fuerte respaldo de la UE.
Sin embargo, los dirigentes europeos urgieron a España a reformar su mercado laboral, considerado demasiado rígido. Con 5,3 millones de personas sin empleo (casi 23% de la población activa), el último balance de la crisis en España es devastador.
Rajoy reconoció que su país está en una "situación muy difícil", que requiere "decisiones difíciles" pero "absolutamente necesarias".
Justamente el empleo y las medidas para aumentar la competitividad son los ejes de la cumbre, en la que los dirigentes europeos quieren demostrar que sus planes no se limitan únicamente a medidas de austeridad.
Así, prevén ratificar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), un mecanismo de rescate financiero del que sólo podrán beneficiarse aquellos países que "cumplan con" la nueva gobernanza europea.
Sobre todo para minimizar la brecha entre los países del norte de Europa -liderados por Alemania, la principal economía- y los rezagados del sur, como España, Portugal o Italia.
AFP