¿Y las mujeres en la cocina qué? | El Nuevo Siglo
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Domingo, 16 de Septiembre de 2018
Fabián Giraldo A.

LOS HECHOS hablan por sí solos. La cocina en Colombia, como en buena parte del mundo, se ha mantenido por la mano y el corazón de la mujer. Basta ir a la propia memoria para recordar las fechas especiales, las fiestas y las jornadas familiares en las que mamás, tías y abuelas reclamaban para ellas el territorio de la cocina. Y ahora, tristemente, en un escenario gastronómico emergente como el de Colombia, las hemos convertido en meras actrices de reparto.

 

¿A qué viene esto?, recientemente tuvimos la temporada de festivales gastronómicos del país y a falta de Maridaje en Medellín y Capital Gastrodiversa en Pasto, podemos empezar a hacer un balance de los hechos. Los resultados, aunque mayormente positivos en términos de participación y promoción de las cocinas del país, también invitan a la reflexión: ¿Por qué en las principales plataformas gastronómicas del país, se redujo a su mínima expresión la participación femenina?

 

Resulta irónico que en un país donde una mujer - Leonor Espinosa - es la chef del restaurante mejor ranqueado del país a nivel internacional y una de las que más reconocimientos ha obtenido, sean sus congéneres las que menos visibilidad tienen. Vamos a las cifras.

 

Por ejemplo, en la Tarima Gastronómica de Alimentarte, durante los dos fines de semana de la feria se presentaron en total 20 cocineros de los cuales solo 2 eran mujeres y si miramos el Bogotá Food & Wine, la cosa no es muy diferente. En el primer evento de este Festival, llamado ‘La gran degustación’, donde tomaron parte 14 chefs de todo el país, ¡ninguno era mujer!

 

En el segundo evento, ‘Noche 5 estrellas’, entre los 5 cocineros de la gala solo había una mujer: Manuela Sanín, quien es la Sous Chef Ejecutiva de Pasteleria en Eleven Madison Park, en Nueva York. Resumiendo, de un total de 18 cocineros que tomaron parte en este festival, la cuota femenina se limitó a una única mujer.

 

En Sabor Barranquilla mejora el gusto en boca. Del total de 35 chefs, 11 eran mujeres y 7 de estas eran portadoras de tradición. Aquí hay que reconocer la cuota de participación que es notablemente más alta que en el resto de festivales.

 

¿Qué no hay a quién invitar?

 

Si bien el panorama culinario colombiano está más habitado por hombres que por mujeres, sería impreciso decir que no hay mujeres para armar carteles de lujo en todos esos importantes certámenes. Basta con mirar hacia las portadoras, que deberían ser el centro de toda celebración y en donde son las mujeres las que sostienen el arraigo a partir de sus fogones y sabiduría ancestral. Pero también en las ciudades hay talentos femeninos que merecen tanto o más la tarima como sus pares masculinos.

 

Hablemos un poco de algunas de esas mujeres que dan pára armar un festival soñado con talento femenil de primer nivel:

 

Maura Hermencia Orjuela de Caldas, más conocida como Maura Caldas, es uno de los íconos femeninos de la cocina colombiana. Nacida en Guapí, Cauca, esta cocinera ha trabajado incansablemente en la tarea de proteger los saberes ancestrales de las cocinas negras del Pacífico. No solo es una embajadora de la cocina, sino también de las comunidades afro. Su voz debería ser escuchada en todos los escenarios gastronómicos del país. Maura es historia viva de nuestras cocinas.

 

Zoraida Ágamez, o “Chori” como la conocen sus cercanos, es quizá la mayor conocedora de la cocina del Magdalena Medio. Desde su blog ‘The Colombian Touch’, creado con su hija y su madre, han acercado a los internautas a los sabores más tradicionales de algunas de nuestras cocinas. Chori también tiene mucho por contar y es nuestro deber escucharla.

 

Si hay algo que los colombianos amamos son los fritos y es en la Costa Norte donde han logrado la maestranza en estos manjares. Por eso, poner en valor el conocimiento y práctica que una mujer como la cartagenera Sonia Mena tiene, resulta más que importante, imprescindible.

 

En la Laguna de la Cocha, en Nariño, hay un lugar hermoso llamado ‘La casa del Búho’, donde Rosa Míriam Jojoa y su padre Epaminondas, han hecho de su finca y residencia una reserva natural y un repositorio de semillas que debe ser valorado por todos los colombianos. Esa sabiduría campesina, también hace parte del acervo gastronómico del país y los eventos gastronómicos se enriquecerían notablemente con la presencia de Rosa Míriam.

 

Otro de los grandes baluartes de la historia de Colombia y, por ende, de nuestra gastronomía, es San Basilio de Palenque. El primer pueblo libre tiene un arraigo de tradiciones y sabores que encuentran en Mochita y sus archifamosas ‘bolitas de maní’ un tesoro que bien podría encabezar cualquier cartel gastronómico.

 

Ellas son solo algunas de las tantas portadoras del país que al lado de cocineras de academia como Marcela Arango, Jennifer Rodríguez, Leonor Espinosa, Carmen Ángel, Juanita Trujillo, Antonela Ariza, Rosa Helena Macías, Diana García, Catalina Vélez, Vicky Acosta, Luz Beatriz Vélez y muchas otras más pueden comandar carteles, enriquecer el panorama cultural de nuestra cocina y llenar cualquier festival de sabores de tradición, de ideas de vanguardia y de amor propio por los fogones criollos, por los sabores de Colombia, ¿No creen?

 

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Periodista gastronómico giraldo.alzate@gmail.com