Ella llegó desde el extremo norte del país, de Nazareth, una pequeña ranchería en la Alta Guajira habitada por la comunidad wayuu ubicada en medio del desierto y en donde la vida se mece entre las altas temperaturas del día y la inmensidad del cielo y las estrellas, en la noche.
Llegó a la Dirección General de BBVA en Bogotá, a más de 2.600 metros de altura y pese a estar más cerca, no eran más las estrellas que podía ver, pues como dijo alguna vez Martí, “la ciudad carcome como un corcel la hierba, la poesía”, y así se come hasta las estrellas.
Durante la ceremonia de despedida, les habló en wayunaiki, al presidente de BBVA, al embajador de España, a sus otros compañeros ruteros y a un grupo de periodistas, aunque nadie entendió todos supieron que estaban ante un ser excepcional, con su belleza indígena a flor de piel y con muchas ganas de conocer el mundo.
Ella y otros cinco jóvenes colombianos habían sido elegidos entre más de 120 estudiantes que de todo el país se habían presentado a la convocatoria del Icetex y del banco español que brindaba la oportunidad de un viaje por Panamá, Europa y España por más de 35 días para rendir un homenaje en los 500 años del Descubrimiento del Océano Pacífico a Vasco Núñez de Balboa, un explorador español que logró hacerlo en 1513.
Marsimeth ganó su cupo con un trabajo sobre la selva del Darién, la que tuvo que cruzar Núñez de Balboa para llegar a Pechito Parado, un monte desde alcanzó a divisar la “Mar del Sur”, como llamó en su momento al mar que se le apareció al otro lado del Atlántico, por donde había llegado de España.
Ella pudo recorrer esa selva y corroborar lo que escribió en su trabajo, pudo subir a Pechito Parado y ver lo que vio el explorador, pudo llegar a Playona y Sinaí y compartir con las comunidades embera panameñas en donde sintió nostalgia de su tierra y sus ancestros, pudo llegar a Europa, a Bélgica, a Brujas y París y llegar también a Madrid, en donde visitó el Museo del Prado y pudo estar cerca de los Velásquez, los Goya y los Miró que se exhiben para el mundo en esas salas históricas.
Estuvo junto a Felipe, el príncipe de Asturias y heredero al trono español durante la recepción que el joven monarca ofreció a los ruteros y en donde el presidente del grupo BBVA, Francisco González destacó la importancia de este proyecto para las iniciativas de responsabilidad Corporativa de la entidad.
Tras varios días de expedición y de su grado como rutera, de ciudadana del mundo en la Universidad Complutense de Madrid, la princesa wayuu está de retorno a su país y a su tierra guajira.
- Qué impresión le dejó de haber estado con la ruta en Panamá y conocer la vida en la selva?
Para mí haber estado con la Ruta Quetzal en Panamá fue una experiencia inolvidable, demasiado rica y vivencial como para analizarla ahora. Lo que sí puedo decir es que aprendí mucho, no conocía a Panamá y haber estado allí fue muy importante para mí.
- Que fue lo mejor y lo peor de esta expedición?
Compartir con todos los ruteros fue algo extraordinario, tantos jóvenes como yo y de tantos países ha cambiado mucho mi manera de ver el mundo. Como mejor momento fue haber compartido con la comunidad woonan porque me hicieron recordar quién soy y de dónde vengo, pues como indígenas se parecen mucho en sus costumbres y modo de vida a nosotros. El peor, fue sin duda la caminada por la selva con el barro, las ampollas y los mosquitos…pero eso ya pasó y en realidad lo pasé bien. Debo decir que al comienzo fue algo difícil adaptarme a las demás personas pues siempre he sido muy tímida.
- Qué cosas aprendió durante la Ruta Quetzal?
Lo que me tiene más feliz es sin duda haber aprendido a tomar fotografías, aprendí mucho de fotos, nunca había manejado una cámara y en esta ruta lo que más he hecho es tomar fotos….mucho, mucho aprendí. Me impactó mucho también lo de la naturaleza, conocer la selva y ver de cerca lo que hice en mi trabajo sobre el Darién, en el que formulé algunas críticas a los procesos que se llevaron a cabo durante la Conquista y sin duda haber estado allí, me permite hoy reafirmar algunas, sobre todo las que tenían que ver con el pasado.
- Un mensaje para los jóvenes que quieran participar en las convocatorias de la Ruta Quetzal BBVA.
Invito a todos a participar en las convocatorias que en el futuro haga la Ruta Quetzal, sobre todo para 2014. Y que aunque no quede seleccionado debe sentirse contento por el trabajo, creación o investigación que realizó para estar en ese llamado a los jóvenes.