Una mirada a la cuenca del Magdalena | El Nuevo Siglo
La muestra busca mejorar el conocimiento sobre el río y su cuenca.
Fotos: Banrepública
Miércoles, 3 de Abril de 2024
Redacción Cultura

¿Sabía usted qué el primer puente sobre el río Magdalena se construyó en Girardot?; que ¿el río Cesar nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y recorre 280 kilómetros hasta su desembocadura en el río Magdalena, que ¿en la cuenca del Magdalena habita cerca del 80% de la población del país?, o que ¿desde su casa puede ayudar al cuidado de esta cuenca?

Conozca de este tema y mucho más, en la exposición ‘El Magdalena: una cuenca posible’ que está disponible en los centros culturales del Banco de la República de Girardot y Santa Marta. En ambas ciudades la muestra estará acompañada de visitas y actividades académicas dirigidas a diferentes públicos.

Esta iniciativa busca mejorar el conocimiento sobre el río y su cuenca, reconocer la interconexión entre los elementos que los conforman y reflexionar en torno a los interrogantes sobre cómo han vivido las poblaciones adyacentes.

Por capítulos

En diez capítulos la exposición permite una visión de conjunto de la cuenca del Magdalena como un sistema complejo, y a la vez delicado, sobre el cual inciden las acciones de las personas, incluso las más cotidianas, como el uso del agua, el aire y la tierra.

Un territorio muy particular: la cuenca del río Magdalena es única. No solo en el continente sudamericano, por marcar el curso del río interandino de mayor longitud, sino en el mundo, por su extraordinaria diversidad geológica, climática, paisajística y cultural.

Relieve y pisos bioclimáticos, los factores que explican la extraordinaria diversidad física y biológica de Colombia en general, y de la cuenca del Magdalena en particular, son su localización en la zona intertropical del planeta y la presencia de la cordillera de los Andes. El relieve, específicamente, es el factor fundamental para entender la geografía física y humana de la cuenca.

Pulsos del agua y sedimentación, el agua es el elemento que da vida y asocia todos los componentes de la cuenca. Se encuentra en movimiento perpetuo siguiendo ciclos definidos, condicionados por procesos de escala mundial, continental y regional y afectados por la intervención humana. En la mayor parte de la cuenca del Magdalena, uno de los ríos con mayor sedimentación en el mundo, suceden al año dos temporadas de precipitaciones y dos de sequía, alteradas por los fenómenos de El Niño, que trae menores lluvias, de La Niña, en el que estas aumentan y del cambio climático.

Ecosistemas de la cuenca: existe gran diversidad de ecosistemas como los boscosos, los de páramo, los ecosistemas acuáticos y los secos, que se han visto reducidos considerablemente. A su vez, cada uno de ellos abriga una amplia diversidad de ambientes y microambientes. Esta diversidad de hábitats es el soporte de la gran variedad biológica de la cuenca.

Biodiversidad animal, más de 13.000 especies de flora y más de 3.000 de fauna son un vivo testimonio de la riqueza biológica de la cuenca. ¿Qué ha hecho esto posible? Millones de años de historia geológica, la extraordinaria variedad climática propia de la cordillera de los Andes, los innumerables ecosistemas de la cuenca, la diversidad de suelos y condiciones de humedad, entre otros factores.

Poblamiento de la cuenca, a partir del siglo XVI y después de la fundación de Santa Marta en 1525, los conquistadores españoles se desplazaron hacia el interior del país, atraídos por las noticias del oro y allí establecieron sus asentamientos, incluida la capital del reino. Desde el siglo XIX, el fortalecimiento de la economía nacional y el avance de las economías regionales impulsaron el desarrollo de los cuatro mayores polos poblacionales y económicos del país, a saber, Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, que acentuaron la concentración de la población en la cuenca del Magdalena.

Vida Económica: la cuenca del Magdalena concentra el 70% de la economía del país. El impacto ambiental de la producción económica de la cuenca es enorme. Una parte considerable de su tierra está sobreexplotada, mientras que algunas áreas, si bien de menor magnitud, están subutilizadas. En la expansión de las tierras dedicadas a la agricultura y la ganadería se encuentra la causa de buena parte de la deforestación, y a ella se suman la explotación minera (especialmente la de oro) y los cultivos ilícitos. La industria, por su parte, es factor determinante en la contaminación de sus ríos.

Transporte y comunicaciones, el río Magdalena fue durante cerca de 400 años la ruta más expedita para comunicar al país con el mundo y a sus regiones entre sí, por eso se le consideró la espina dorsal de las comunicaciones en Colombia. Hoy lo sigue siendo pues en la cuenca del Magdalena se concentran las principales carreteras y la mayor parte de los sistemas de interacción eléctrica y de oleoducto de Colombia.

Conflictos y dilemas de la cuenca: los hechos de que la cuenca concentra el 70% de la economía han tenido enorme impacto sobre el río y su cuenca, ha creado profundos problemas; quizás el más importante es la tensión entre la explotación económica y la sostenibilidad ambiental. La apropiación y el uso de la tierra, del agua, el conflicto armado interno y el impacto ambiental y social de los embalses, son otras tantas dimensiones de conflicto en la cuenca.

Las defensas del río: para resolver los conflictos que han gravitado la cuenca, el Magdalena tiene abanderados, tanto institucionales como sociales y comunitarios. Están a la cabeza de las instituciones públicas el Ministerio de Ambiente y las Corporaciones Autónomas Regionales con jurisdicción en la cuenca. También son parte de las defensas del río los Parques Nacionales Naturales y los Santuarios de Fauna y Flora, de los cuales cerca de veinte están asociados con la cuenca.

En la cuenca del Magdalena habita el 77 % de la población del país, se genera el 80 % del producto interno bruto (PIB) nacional, y allí se encuentran las cuatro mayores ciudades de Colombia —Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla— y otras capitales de departamentos. Sin embargo, el uso y la explotación de las riquezas de la cuenca durante siglos, y especialmente en las últimas décadas, han tenido un impacto negativo considerable sobre la estabilidad de sus ecosistemas y la supervivencia de las especies animales y vegetales que existen en ellos.