Un viaje a “La vorágine” cien años después | El Nuevo Siglo
Este año se cumple un siglo de la publicación de una de las novelas más representativas de la literatura colombiana. / Foto: Buscalibre
Viernes, 19 de Enero de 2024
Redacción Cultura

La vorágine salió a la luz el 25 de noviembre de 1924. Fue la única novela que publicó el escritor colombiano José Eustasio Rivera y a un siglo de su publicación continúa siendo una brújula en la literatura nacional.

Sin duda, es la gran precursora de novelas posteriores que trataron las problemáticas históricas de Colombia, como La casa grande, de Álvaro Cepeda Samudio; El coronel no tiene quien le escriba y Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón, de Albalucía Ángel, entre muchas otras.

A 100 años de su publicación, la novela aún interpela al lector con su crítica social, su belleza literaria y su testimonio histórico.

Desde la óptica de cuatro escritores colombianos, EL NUEVOS SIGLO pudo ahondar cómo La vorágine sigue influyendo en la literatura nacional y en los estilos novelescos de grandes escritores latinoamericanos.

“A través de ella se revelan todas las preocupaciones de la época”: Óscar Adán

De acuerdo con el escritor Óscar Adán, el relato sigue teniendo gran relevancia en la actualidad. Pese que en su momento tuvo varios detractores y que se tildó como regionalista, va más allá de ser literatura de selva.

“Dese mi punto de vista, la novela tiene tres elementos que son relevantes. Uno de ellos es que hay toda una construcción de la introspección del personaje principal, a través de él y de la historia se revelan todas las preocupaciones de la época. Es sin duda una novela que también tiene un juego constante con los narradores, no es algo muy moderno, pero es algo muy actual, es decir, ahora nos remitimos a La vorágine para entender, sentir e imaginar el llano y la selva. Esto quiere decir que, si alguien no conoce la selva o el llano y quiere conocerlos, recurre a la obra, porque cuenta con una construcción literal de amplias proporciones”, destaca el bogotano, quien se encuentra trabajando en un libro plegable ilustrado sobre La vorágine, junto con el Fondo de Cultura Económica y la ilustradora Xueh Magrini Troll, a propósito del centenario de la novela.

“Estamos trabajando en este libro plegable ilustrado, como un homenaje al centenario de la obra. Yo me encargué de escribir el guion y a raíz de este trabajo editorial pude profundizar sobre la obra que, como todos sabemos, es un verdadero clásico de la literatura latinoamericana".

De acuerdo con Adán, el libro narra la realidad social a través de la literatura, hace una denuncia, “pero sin ser panfletaria porque José Eustasio Rivera expone la situación de las caucherías, la esclavitud a la que estaban sometidos los caucheros y, sobre todo, los indígenas, y es un problema que todavía se vive, esa ausencia del Estado en esas zonas rurales. Otro de los elementos es la experiencia del viaje del escritor, que hace de esta visita al llano una literatura, casi como una crónica y que después se convierte en ficción. Y finalmente lo que yo considero un aporte es cómo Rivera pone en el eje novelístico, la violencia. Nuestra historia como país hay que contarla, lamentablemente somos un país violento”.

En ese contexto, Óscar Adán refiere que esa manera original de plantear la violencia en la novela se erige como tema central en varios relatos colombianos.

El escritor se ha desempeñado como autor de contenidos para editoriales, docente en diferentes universidades para programas de Cine y Comunicación Social, libretista radial, guionista de novelas gráficas para Editorial Planeta y guionista independiente para productoras audiovisuales. Sus textos literarios han sido publicados por la Alcaldía Mayor de Bogotá y Pensamientos Imperfectos Editorial. Mención de Honor, Mejor Cortometraje Nacional del Ministerio de Cultura (2013); finalista, Bogotá en 100 Palabras (2017); finalista, Taller de Novela Corta FCE (2018).

FOTO: Cortesía Óscar Adán

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“Que este centenario sirva para hacer una lectura a conciencia”: Isaías Peña

Para el escritor huilense Isaías Peña, La vorágine sigue vigente porque “los problemas de hace cien años no han sido resueltos. Cambian algunos nombres, pero las causas de la violencia en Colombia son las que diagnosticó Rivera hace cien años”.

Peña es estudioso de José Eustasio Rivera, fundador del Taller de Escritores de la Universidad Central y de la maestría en creación literaria de la Universidad Central. Entre sus libros están Cinco cuentistas, La generación del bloqueo y del estado de sitio, Estudios de literatura, La narrativa del Frente Nacional, Manual de la literatura latinoamericana, Breve historia de José Eustasio Rivera, José Eustasio Rivera, Escribir para respirar, entre otros.

Desde su perspectiva, “desgraciadamente, la novela de Rivera se ha leído parcialmente o no se ha leído. Se mantiene como un mito al que se le presta reverencia. Rivera mismo lo predijo. Pero de ahí no hemos pasado. Ojalá este centenario sirviera para hacer una lectura a conciencia de La vorágine”.

“Los aportes de la novela, como tal, fueron muchos. Pero los escritores y críticos dijeron que eran errores. Hoy sabemos que los recursos narrativos de Rivera se adelantaron a su época. Aunque, entre nosotros, algunos siguen confundidos con su estructura, sus voces narrativas, su metaficcionalidad, su discurso reflexivo, su defensa del medio ambiente, de las poblaciones minoritarias, de la mujer, de las fronteras, de los ríos navegables, etc.”, destaca.

De acuerdo con el literato, esta novela fue escrita y publicada en una de las décadas más ricas de toda la historia de la humanidad: la del siglo XX. Por entonces surgieron novelas maestras como Ulises (1922), de James Joyce; La montaña mágica (1924), de Thomas Mann; El proceso (1925), de Franz Kafka; En busca del tiempo perdido (1913-1927), de Marcel Proust; La señora Dalloway (1925), de Virginia Woolf; Don Segundo Sombra (1926), de Ricardo Güiraldes; El lobo estepario (1927), de Hermann Hesse; Doña Bárbara (1929), de Rómulo Gallegos, y varias más que marcaron, de modo definitivo, el derrotero estilístico de la narrativa del siglo XX en el mundo entero.

Peña ha sido crítico de la narrativa de José Eustasio Rivera y entre sus afirmaciones destaca que este autor hizo parte de esa nómina de escritores que pareciera depender de una encrucijada o de un extraño cruce de coordenadas históricas.

“Y lo hizo con la misma ambición de todas aquellas novelas que he recordado: de pronto, cambió el rumbo de nuestra narrativa al romper los modelos estructurales de la época. Por eso, propuso en La vorágine la rotación de varias historias que giraran alrededor de una central. Rompió la linealidad del realismo del siglo XIX”.

FOTO 2: Cortesía Isaías Peña

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“Inmortalizó el llano y la selva de una forma magistral”: Angello Melo

En palabras de Angello Melo, esta novela, junto con Cien años de soledad y María, marca enfáticamente la literatura latinoamericana. Para el escritor bogotano “no es una novela redonda, hay una influencia muy grande del romanticismo y del modernismo, en la que el autor expone la condición humana, lo que es el dolor, la envidia, la miseria, pero también el amor a través de sus personajes principales, Arturo Cova y Alicia”.

Otro aspecto importante que rescata Melo es el hecho de inmortalizar la importancia del llano y la selva amazónica. “José Eustasio Rivera lo hace de una manera magistral, entonces lo vemos recorrer esos paisajes y esa belleza natural de Colombia, que es donde convive esta historia, que al final es la vida misma: una tragedia con tintes hermosos y que va transformando a sus personas”.

“Además de la denuncia que hace el escritor, me parece que es una de las historias más bonitas de amor, y eso es muy rescatable”, destaca Melo, quien actualmente se encuentra escribiendo su próximo libro, Siete noches y un amanecer, en el que en uno de sus capítulos menciona una cita referente a la relación entre Alicia y Arturo Cova y que llevará a la próxima edición de la Feria del Libro en Bogotá.

Melo es autor de La noche de las mil lunas, un libro con gran éxito en México, Colombia y Ecuador. Entre sus obras se encuentran Adiós, adiós (2016), Diario de amor (2017), la más aclamada: La noche de las mil lunas (2016) y, por último, La fuga.

La vorágine es un libro que resuena en la vida y el alma de los colombianos e incluso de los latinoamericanos, porque habla de nuestra tierra, del llano y la selva, y José Eustasio Rivera lo hace con la maestría y el arte de los grandes, narrando y describiendo la majestuosidad de nuestros paisajes mientras se desata un torbellino, un remolino, una vorágine de emociones y situaciones que la vuelven no solo una obra maestra, sino una obra que retrata nuestra sociedad.

FOTO 3: Cortesía Angello Melo

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“La mentalidad de 'La vorágine' es una mentalidad centenarista”: Vanessa Londoño

Otra de las voces que se sumaron al análisis de La vorágine es Vanessa Londoño, autora de El asedio animal, novela que fue finalista del Premio Nacional de Novela.

Londoño será una de las invitadas al conversatorio que se realizará la próxima semana en el Gimnasio Moderno de Bogotá para hablar sobre el centenario de la novela de José Eustasio Rivera.

“Yo detecto algún germen de La vorágine en la novela El reino de este mundo, de Alejo Carpentier, en donde está muy marcada la metamorfosis entre lo humano y lo animal. La vorágine es una novela sobre la espera, por ejemplo, la espera que tiene Clemente Silva de reencontrarse con su hijo o la espera de Arturo Cova y de Alicia andando en la selva. Entonces creo que esta novela colombiana ha marcado a muchos escritores colombianos y latinoamericanos". 

Otro de los aspectos que resalta la escritora colombiana es el hecho de que en la selva y en la ciudad “hay unos modelos extractivistas que los planteó José Eustasio Rivera, que lamentablemente siguen reproduciéndose y sigue atravesando la relación hombre blanco con los indígenas y la naturaleza”, destacó Londoño, quien ha participado en varias conferencias por el centenario de la obra.

“Creo que es una novela muy ambiciosa. Además, sospecho que tiene la intención de ser la gran novela colombiana, porque es hija del primer centenario de la independencia de Colombia, que fue 1810 y en 1910 se da el primer centenario de ese hecho y La vorágine se publica en 1914, entonces la mentalidad de La vorágine es una mentalidad centenarista, que se hicieron las misma preguntas que se hicieron en el primer centenario de la Independencia, es decir, el hombre que sale a explorar qué es Colombia, lo hace no como un proyecto anexo al virreinato, sino como un proyecto al modelo criollo independentista. Entonces eso es como un hombre que sale a explorar qué es lo que está pasando en el territorio, que son territorios por la misma estructura, como de jerarquía racial que planteó la corona y eso sigue siendo igual, territorios que están muy apartados en ese momento histórico y continúan así en la actualidad”, añade la escritora, ganadora del Premio de Literatura y el Premio Plumas de Crónicas Periodísticas.

FOTO 4: Cortesía Vanessa Londoño  / David Amado Pintor

“A través de ella se revelan todas las preocupaciones de la época”: Óscar Adán

De acuerdo con el escritor Óscar Adán, el relato sigue teniendo gran relevancia en la actualidad. Pese que en su momento tuvo varios detractores y que se tildó como regionalista, va más allá de ser literatura de selva.

“Dese mi punto de vista, la novela tiene tres elementos que son relevantes. Uno de ellos es que hay toda una construcción de la introspección del personaje principal, a través de él y de la historia se revelan todas las preocupaciones de la época. Es sin duda una novela que también tiene un juego constante con los narradores, no es algo muy moderno, pero es algo muy actual, es decir, ahora nos remitimos a La vorágine para entender, sentir e imaginar el llano y la selva. Esto quiere decir que, si alguien no conoce la selva o el llano y quiere conocerlos, recurre a la obra, porque cuenta con una construcción literal de amplias proporciones”, destaca el bogotano, quien se encuentra trabajando en un libro plegable ilustrado sobre La vorágine, junto con el Fondo de Cultura Económica y la ilustradora Xueh Magrini Troll, a propósito del centenario de la novela.

ENs“Estamos trabajando en este libro plegable ilustrado, como un homenaje al centenario de la obra. Yo me encargué de escribir el guion y a raíz de este trabajo editorial pude profundizar sobre la obra que, como todos sabemos, es un verdadero clásico de la literatura latinoamericana".

De acuerdo con Adán, el libro narra la realidad social a través de la literatura, hace una denuncia, “pero sin ser panfletaria porque José Eustasio Rivera expone la situación de las caucherías, la esclavitud a la que estaban sometidos los caucheros y, sobre todo, los indígenas, y es un problema que todavía se vive, esa ausencia del Estado en esas zonas rurales. Otro de los elementos es la experiencia del viaje del escritor, que hace de esta visita al llano una literatura, casi como una crónica y que después se convierte en ficción. Y finalmente lo que yo considero un aporte es cómo Rivera pone en el eje novelístico, la violencia. Nuestra historia como país hay que contarla, lamentablemente somos un país violento”.

En ese contexto, Óscar Adán refiere que esa manera original de plantear la violencia en la novela se erige como tema central en varios relatos colombianos.

El escritor se ha desempeñado como autor de contenidos para editoriales, docente en diferentes universidades para programas de Cine y Comunicación Social, libretista radial, guionista de novelas gráficas para Editorial Planeta y guionista independiente para productoras audiovisuales. Sus textos literarios han sido publicados por la Alcaldía Mayor de Bogotá y Pensamientos Imperfectos Editorial. Mención de Honor, Mejor Cortometraje Nacional del Ministerio de Cultura (2013); finalista, Bogotá en 100 Palabras (2017); finalista, Taller de Novela Corta FCE (2018).

FOTO: Cortesía Óscar Adán

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“Que este centenario sirva para hacer una lectura a conciencia”: Isaías Peña

Para el escritor huilense Isaías Peña, La vorágine sigue vigente porque “los problemas de hace cien años no han sido resueltos. Cambian algunos nombres, pero las causas de la violencia en Colombia son las que diagnosticó Rivera hace cien años”.

Peña es estudioso de José Eustasio Rivera, fundador del Taller de Escritores de la Universidad Central y de la maestría en creación literaria de la Universidad Central. Entre sus libros están Cinco cuentistas, La generación del bloqueo y del estado de sitio, Estudios de literatura, La narrativa del Frente Nacional, Manual de la literatura latinoamericana, Breve historia de José Eustasio Rivera, José Eustasio Rivera, Escribir para respirar, entre otros.

Desde su perspectiva, “desgraciadamente, la novela de Rivera se ha leído parcialmente o no se ha leído. Se mantiene como un mito al que se le presta reverencia. Rivera mismo lo predijo. Pero de ahí no hemos pasado. Ojalá este centenario sirviera para hacer una lectura a conciencia de La vorágine”.

“Los aportes de la novela, como tal, fueron muchos. Pero los escritores y críticos dijeron que eran errores. Hoy sabemos que los recursos narrativos de Rivera se adelantaron a su época. Aunque, entre nosotros, algunos siguen confundidos con su estructura, sus voces narrativas, su metaficcionalidad, su discurso reflexivo, su defensa del medio ambiente, de las poblaciones minoritarias, de la mujer, de las fronteras, de los ríos navegables, etc.”, destaca.

De acuerdo con el literato, esta novela fue escrita y publicada en una de las décadas más ricas de toda la historia de la humanidad: la del siglo XX. Por entonces surgieron novelas maestras como Ulises (1922), de James Joyce; La montaña mágica (1924), de Thomas Mann; El proceso (1925), de Franz Kafka; En busca del tiempo perdido (1913-1927), de Marcel Proust; La señora Dalloway (1925), de Virginia Woolf; Don Segundo Sombra (1926), de Ricardo Güiraldes; El lobo estepario (1927), de Hermann Hesse; Doña Bárbara (1929), de Rómulo Gallegos, y varias más que marcaron, de modo definitivo, el derrotero estilístico de la narrativa del siglo XX en el mundo entero.

Peña ha sido crítico de la narrativa de José Eustasio Rivera y entre sus afirmaciones destaca que este autor hizo parte de esa nómina de escritores que pareciera depender de una encrucijada o de un extraño cruce de coordenadas históricas.

“Y lo hizo con la misma ambición de todas aquellas novelas que he recordado: de pronto, cambió el rumbo de nuestra narrativa al romper los modelos estructurales de la época. Por eso, propuso en La vorágine la rotación de varias historias que giraran alrededor de una central. Rompió la linealidad del realismo del siglo XIX”.

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“Inmortalizó el llano y la selva de una forma magistral”: Angello Melo

En palabras de Angello Melo, esta novela, junto con Cien años de soledad y María, marca enfáticamente la literatura latinoamericana. Para el escritor bogotano “no es una novela redonda, hay una influencia muy grande del romanticismo y del modernismo, en la que el autor expone la condición humana, lo que es el dolor, la envidia, la miseria, pero también el amor a través de sus personajes principales, Arturo Cova y Alicia”.

Otro aspecto importante que rescata Melo es el hecho de inmortalizar la importancia del llano y la selva amazónica. “José Eustasio Rivera lo hace de una manera magistral, entonces lo vemos recorrer esos paisajes y esa belleza natural de Colombia, que es donde convive esta historia, que al final es la vida misma: una tragedia con tintes hermosos y que va transformando a sus personas”.

“Además de la denuncia que hace el escritor, me parece que es una de las historias más bonitas de amor, y eso es muy rescatable”, destaca Melo, quien actualmente se encuentra escribiendo su próximo libro, Siete noches y un amanecer, en el que en uno de sus capítulos menciona una cita referente a la relación entre Alicia y Arturo Cova y que llevará a la próxima edición de la Feria del Libro en Bogotá.

Melo es autor de La noche de las mil lunas, un libro con gran éxito en México, Colombia y Ecuador. Entre sus obras se encuentran Adiós, adiós (2016), Diario de amor (2017), la más aclamada: La noche de las mil lunas (2016) y, por último, La fuga.

La vorágine es un libro que resuena en la vida y el alma de los colombianos e incluso de los latinoamericanos, porque habla de nuestra tierra, del llano y la selva, y José Eustasio Rivera lo hace con la maestría y el arte de los grandes, narrando y describiendo la majestuosidad de nuestros paisajes mientras se desata un torbellino, un remolino, una vorágine de emociones y situaciones que la vuelven no solo una obra maestra, sino una obra que retrata nuestra sociedad.

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“La mentalidad de 'La vorágine' es una mentalidad centenarista”: Vanessa Londoño

Otra de las voces que se sumaron al análisis de La vorágine es Vanessa Londoño, autora de El asedio animal, novela que fue finalista del Premio Nacional de Novela.

Londoño será una de las invitadas al conversatorio que se realizará la próxima semana en el Gimnasio Moderno de Bogotá para hablar sobre el centenario de la novela de José Eustasio Rivera.

“Yo detecto algún germen de La vorágine en la novela El reino de este mundo, de Alejo Carpentier, en donde está muy marcada la metamorfosis entre lo humano y lo animal. La vorágine es una novela sobre la espera, por ejemplo, la espera que tiene Clemente Silva de reencontrarse con su hijo o la espera de Arturo Cova y de Alicia andando en la selva. Entonces creo que esta novela colombiana ha marcado a muchos escritores colombianos y latinoamericanos. De hecho, mi novela El medidor de tierras es un tributo a La vorágine”.

Otro de los aspectos que resalta la escritora colombiana es el hecho de que en la selva y en la ciudad “hay unos modelos extractivistas que los planteó José Eustasio Rivera, que lamentablemente siguen reproduciéndose y sigue atravesando la relación hombre blanco con los indígenas y la naturaleza”, destacó Londoño, quien ha participado en varias conferencias por el centenario de la obra.

“Creo que es una novela muy ambiciosa. Además, sospecho que tiene la intención de ser la gran novela colombiana, porque es hija del primer centenario de la independencia de Colombia, que fue 1810 y en 1910 se da el primer centenario de ese hecho y La vorágine se publica en 1914, entonces la mentalidad de La vorágine es una mentalidad centenarista, que se hicieron las misma preguntas que se hicieron en el primer centenario de la Independencia, es decir, el hombre que sale a explorar qué es Colombia, lo hace no como un proyecto anexo al virreinato, sino como un proyecto al modelo criollo independentista. Entonces eso es como un hombre que sale a explorar qué es lo que está pasando en el territorio, que son territorios por la misma estructura, como de jerarquía racial que planteó la corona y eso sigue siendo igual, territorios que están muy apartados en ese momento histórico y continúan así en la actualidad”, añade la escritora, ganadora del Premio de Literatura y el Premio Plumas de Crónicas Periodísticas.