Un lino funerario, a subasta en París | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Junio de 2015

 

Se llamaba "Ta-nedjem" ("El país dulce"), murió en el Valle de los Reyes en Egipto hace 3.400 años y su retrato estampado en una tela funeraria colocada encima de su sarcófago saldrá a subasta el 18 de junio en París, una venta inédita.

 

Ninguna de las telas de lino funerario que se han encontrado había pasado hasta ahora bajo el martillo de una subasta. Los cerca de veinte ejemplares que se conocen están en su mayoría conservados en grandes instituciones como el Museo del Louvre o el MET de Nueva York.

 

El carácter inédito de la venta hace que sea difícil estimar el precio de este valioso testimonio.

 

Venida de la noche de los tiempos, esta tela, cuyos colores permanecen vibrantes, data de la XVIII dinastía egipcia (1.400-1.300 a.c.) y fue descubierta por el director y comisario de la Casa Piasa durante un inventario de los bienes de la editora, escritora y abogada Jeanne Loviton, muerta en 1996 tras una vida novelesca.

 

En esta pieza de 29 x 21 cm se representa al difunto de perfil, vestido con un taparrabo y sentado en una silla con patas de animal, de frente a una pequeña mesa donde hay ofrendas como pan y carne.

 

"Se ofrece todo lo que es bueno y es puro para el 'ka' (la energía) del fallecido", indican los jeroglíficos trazados en la tela, explica Henri-Pierre Teissèdre.

 

"Le devolvimos su nombre", celebra el experto con respecto a la inscripción que permitió revelar el nombre de su dueño.

 

Estos cuadrados de lino pertenecen a un tipo de textil funerario encontrado en el yacimiento de Deir al Mediné, en el Valle de los Reyes, donde residían durante el Imperio Nuevo una cofradía de artesanos encargados de construir las tumbas de los faraones (Amenofis, Tutankamon o Ramsés, entre otros), señala el experto Christophe Kunicki.

 

Estas telas, confeccionadas con los mismos tejidos usados para las vendas de la momias, eran depositadas encima del sarcófago, como muestra el único ejemplar encontrado en su lugar intacto.

 

El cuadrado de Piasa "tiene numerosas similitudes con el que está expuesto en el Museo del Louvre, la misma pintura pero un escribano diferente", agregó Christophe Kunicki.

 

Con respecto a la sorprendente vivacidad de los colores, Annie Gasse, directora de investigaciones del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS), señala que las piezas del Louvre siempre han tenido colores muy vibrantes.

 

"Cuando uno entra a las tumbas egipcias la impresión que tiene es que fueron hechas ayer", agrega la especialista que prepara un artículo científico sobre el cuadrado de "Ta-nedjem".

 

No hay duda sobre la autenticidad de la pieza: "Tendría que tratarse de un falsificador extremadamente talentoso y que fuera un muy buen egiptólogo, que tendría que haber usado pigmentos muy específicos. Esto parece imposible", dijo Annie Gasse.

 

Este objeto rarísimo tenía un propietario excepcional, Jeanne Loviton, una persona fuera de lo común que fue amante de algunos de los mas importantes escritores de su tiempo y que fue una de las editoras de Louis-Ferdinand Céline.

 

Tras haber vivido el frenesí de los año locos junto a su marido, el dramaturgo Pierre Frondaie, Jeanne Loviton se lanzó a la literatura y firmó varias obras con el seudónimo de Jean Voilier.

 

Su historia amorosa es asombrosa. Jean Giraudoux, Saint-John Perse, Curzio Malaparte cayeron bajo sus encantos, pero a quien más marcó fue a Paul Valéry. En 1945, dejó a este escritor por Robert Denoël, que fue misteriosamente asesinado algunos meses más tarde.

 

La tela fue un regalo para Jeanne Loviton del millonario Arthur Sachs, quien la había adquirido en 1927 pensando en dársela a su mujer. Antes, el inventor francés Lucien Lépine la compró cerca de Luxor y después llegó a la tienda del anticuario parisino Paul Nahon. Antes de ese periodo, el origen del "Ta-nedjem" se pierde en la noche de los tiempos.