por Jean-Louis SANTINI
El proyecto de un neurocirujano italiano de realizar el primer trasplante de cabeza humana fue recibido con escepticismo el viernes por sus colegas durante una conferencia en Estados Unidos, en la que hizo un llamado a potenciales donantes.
El doctor Sergio Canavero, director del Grupo de Neuromodulación Avanzada de Turín, anunció su proyecto a fines de 2013, y entonces estimó que tal intervención sería posible en dos años, es decir en 2016.
Pero su presentación de dos horas y media el viernes en la conferencia de la Academia Estadounidense de Cirugía Neurológica y Ortopédica (AANOS por su sigla en inglés) no convenció en absoluto, dado que los obstáculos parecen múltiples.
Entre los 150 participantes, se encontraba el primer voluntario para este trasplante, un ruso de 30 años, Valery Spiridonov, quien padece la enfermedad de Werdnig-Hoffmann, que se caracteriza por una atrofia progresiva incurable de los músculos.
Invitado a pronunciar el discurso de inauguración de la conferencia, Canavero describió largamente cómo preveía volver a soldar la médula ósea seccionada, punto crucial de una cirugía de ese tipo, y citó los avances de la investigación en ese terreno, sobre todo en animales.
Según él, el secreto reside en una lámina muy fina que permite cortar las fibras nerviosas sin dañarlas. Pretende usar polietilenoglicol, una sustancia química común, y una corriente eléctrica para acelerar su anexión.
Sin embargo, apenas se refirió a los demás problemas, como el rápido restablecimiento de la circulación sanguínea en el cerebro y las conexiones del sistema nervioso parasimpático, un componente clave de las funciones automáticas del organismo.
- 'No estamos cerca de conseguirlo' -
Para el doctor Marc Stevens, cirujano ortopedista de Smithfield, en Carolina del Norte, presente en Annapolis, "aún hay muchos obstáculos (que superar) antes de poder hacer este tipo de cirugía".
"En la presentación (del doctor Canavero) sobre la médula ósea hay algunas conclusiones que muestran una esperanza... pero cuando se trata de trasplantar una cabeza, me parece que hay que quemar muchas etapas", opinó en una conversación con la AFP.
Jerry Silver, profesor de neurología en la Universidad Case Western, afirmó que la técnica para reconectar la médula ósea descrita por el doctor Canavero nunca fue realmente intentada. "No estamos siquiera cerca de conseguirlo", según él.
Por lo demás, el nervio neumogástrico será difícil de reconectar. Y es el que controla, entre otras funciones, la digestión, el habla y el ritmo cardíaco, explicó.
Art Caplan, profesor de bioética del Centro Médico Langone en Nueva York, se interrogaba en un reciente editorial acerca de por qué este neurólogo italiano que pretende controlar la reparación de las médulas óseas no se ocupa primero de los miles de pacientes paralizados en todo el mundo, para quienes la medicina sigue siendo impotente.
"Si alguien supiera hacer lo que él pretende poder hacer, ya nos los hubiera demostrado en experiencias con animales y esas experiencias se hubieran publicado en revistas científicas", agrega Art Caplan, para quien este investigador está dando falsas esperanzas.
E incluso si semejante trasplante fuera posible, se necesitaría recurrir a tantos medicamentos para impedir el rechazo del órgano que el paciente no sobreviviría demasiado tiempo. En dosis altas esos medicamentos son tóxicos, explica Caplan.
Al final de su presentación, Sergio Canavero urgió a sus colegas estadounidenses a ayudarlo en el proyecto. Reconoció que no sabía exactamente cómo realizar todo el trasplante. "Hice mi contribución con la médula, lo principal, y ahora les pido vuestra ayuda", dijo, y evocó el espíritu de conquista de Estados Unidos. Citó incluso el proyecto Apolo del presidente John Kennedy de enviar hombres a la luna en los años 60.
"Millonarios como Bill Gates podrían aportar dinero para este proyecto ambicioso", dijo Canavero.
El primer trasplante de cabeza fue hecho en los años 70 en Estados Unidos por el doctor Robert White, quien unió la cabeza de un simio al cuerpo de otro primate, pero sin restaurar la función de la médula ósea. El animal murió poco después/AFP.