Sigue la venta de gaseosas gigantes en NY | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Marzo de 2013

Un juez decidió que la ciudad de Nueva York no puede prohibir las sodas gigantes (de casi medio litro) como se aprestaba a hacer el martes, una gran derrota para el alcalde Michael Bloomberg, quien buscaba así luchar contra la obesidad.

Horas antes de que entraran en vigor las restricciones impulsadas por Bloomberg, el juez de Nueva York Milton Tingling dictaminó que la restricción de la venta de sodas de 16 onzas (470 mililitros) en los restaurantes de comida rápida y otros lugares era una medida "arbitraria" y la bloqueó "de manera permanente".

La decisión es un revés para Bloomberg, que había proclamado la medida como un paso importante para luchar contra la obesidad.

El alcalde neoyorquino anunció que apelará la decisión "lo antes posible". "Creemos que tenemos la autoridad legal y la responsabilidad de luchar contra las causas de la epidemia de obesidad que mata a 5.000 neoyorquinos cada año", tuiteó inmediatamente su oficina.

"Estoy tratando de hacer lo correcto para salvar vidas. La obesidad mata", dijo luego un Bloomberg visiblemente enojado a periodistas.

"Las bebidas azucaradas son la principal causa de la obesidad. Tenemos una responsabilidad como seres humanos de hacer algo" ante ello, agregó.

Bloomberg había anunciado en mayo su intención de prohibir las sodas gigantes, algo sin precedentes en una ciudad estadounidense.

Su decisión suscitó un acalorado debate, con peticiones y campañas de ambas partes en los medios de comunicación.

Unos defendían la necesidad de combatir la obesidad y otros las libertades individuales, diciendo que el alcalde no es quién para decidir lo que se puede o no beber. Otros, escépticos decían que la medida no cambiaría en nada la epidemia de obesidad.

Según las estadísticas oficiales, unas 5.000 personas en Nueva York mueren cada año por problemas vinculados a la obesidad. Uno de cada ocho neoyorquinos adultos tiene diabetes, que puede ser agravada por el consumo de azúcar.

Más de la mitad de los neoyorquinos (58%) tienen sobrepeso o son obesos, y este problema afecta a cerca del 40% de los niños de las escuelas públicas.

El consumo de refrescos, a menudo más baratos que el agua, es una de las causas identificadas del problema, según los expertos.

La epidemia de la obesidad cuesta miles de millones de dólares en costos de atención médica.

Reglamentación "arbitraria y caprichosa"

La Junta de Salud de Nueva York aprobó en septiembre pasado las medidas, que debían entrar en vigor el martes en restaurantes y lugares públicos de entretenimiento, como estadios deportivos y cines.

Pero en octubre, los grupos industriales de presión, liderados por la Asociación Estadounidense de Bebidas (ABA, por su sigla en inglés) y la Asociación Nacional de Restaurantes (NRA, por su sigla en inglés), entablaron juicio a la ciudad por esta prohibición, que denunciaron como arbitraria.

El lunes el juez Tingling, de la Corte Suprema del estado de Nueva York en Manhattan, les dio la razón.

Esta reglamentación es "arbitraria y caprichosa", escribió en su decisión, señalando en particular las diferencias entre los diferentes establecimientos y entre las bebidas.

Las medidas propuestas por la ciudad no impedían que la gente comprara refrescos en envases más pequeños.

La prohibición no incluía a las bebidas de 16 onzas vendidas en los supermercados o a ninguna bebida en base a leche o frutas, muchas de las cuales también contienen grandes cantidades de azúcar.

Las bebidas de dieta y las alcohólicas tampoco estaban prohibidas en la norma municipal.

El verano (boreal) pasado, una encuesta mostró que el 54% de los neoyorquinos se oponía a la prohibición.

"No prohibimos nada", había insistido el domingo Bloomberg. "Esto se llama control de las cantidades", explicó a la cadena CBS, y agregó que, con la medida, los neoyorquinos eran libres de comprar dos vasos de 47 cl o cuatro si así lo deseaban.

"No hacemos más que recordarles que no es bueno para ellos consumir demasiadas calorías 'vacías'", agregó.

Durante los 11 años que ha sido alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, de 71 años, hizo de la salud pública su caballito de batalla. Fue él quien inició la prohibición de fumar en bares y restaurantes en 2003, una decisión ampliamente imitada en otros lugares desde entonces.

AFP