Londres abrió su pasarela a los jóvenes creadores en el inicio de una semana de la moda marcada por la anticipada llegada del estadounidense Tom Ford al programa oficial y el estreno de la estrella del pop Rihanna como diseñadora.
Estas dos primicias se enmarcan en una ambiciosa estrategia de los organizadores para impulsar esta cita "de vital importancia" para la economía del Reino Unido en esta época de vacas flacas.
"Ha llegado la hora de que pasen cosas para la moda británica a nivel mundial", proclamó la nueva presidenta del British Fashion Council (BFC), Natalie Massenet, en el lanzamiento del evento.
"Avanzaremos hacia una era de celebridad, de pericia financiera, de innovación y lo más importante, de autoconfianza", agregó. "Tenemos el talento. Esa ha sido indudablemente nuestra fuerza durante décadas (...) El resto, estamos a punto de hacerlo realidad", precisó la fundadora de la lucrativa boutique online Net-a-Porter, que asumió su cargo en enero.
La ascendente treintañera Zoe Jordan, arquitecta convertida en diseñadora, fue la encargada de abrir el telón de esta nueva edición con una propuesta minimalista que se caracterizó por siluetas limpias y sobrias combinaciones monocromáticas, con pinceladas de naranja en blusas, faldas o incluso botas.
Jordan mezcla los materiales para dar textura a sus prendas, inspiradas según ella en los "maestros post-modernistas" y las "catedrales barrocas italianas", entre las que destacan también los vestidos metalizados, las chaquetas de piel y una camiseta con la cabeza del David de Miguel Ángel.
En total, 56 desfiles y 20 presentaciones se sucederán hasta el martes en esta pasarela original y desenfadada que mantiene su peso entre las más rentables citas de Nueva York, Milán y París.
Londres se ha establecido en los últimos años gracias a la convivencia de firmas estelares como Burberry, Mulberry o Christopher Kane -que acaba de vender una participación mayoritaria de su empresa al grupo de lujo francés PPR- con nuevos talentos salidos de sus prestigiosas escuelas de diseño que se nutren de la diversidad y de la creatividad de esta capital.
El talento de las nuevas generaciones pudo verse en el desfile del London College of Fashion, que presentó por primera vez las colecciones de graduación de 10 de sus estudiantes en el majestuosos Royal Opera House, como ya hace desde hace años su rival Central Saint Martins.
A la espera de a nueva estrella, la invitación más buscada en estos días es la del desfile de Tom Ford, el ex diseñador de Gucci que presenta por primera vez su colección femenina el lunes por la tarde, después de varias temporadas reservadas a un puñado de afortunados lejos de las cámaras.
Muy esperado es también el debut de la cantante de Barbados Rihanna, que el sábado mostrará el resultado de su primera incursión en el mundo de la moda en una inédita colaboración con la marca de gran consumo River Island.
"Presentarla en la Semana de la Moda de Londres es un sueño hecho realidad", dijo la cantante que sigue los pasos de otras estrellas de la música como la exSpice Girl Victoria Beckham. "Estoy impaciente por ver la reacción de mis fans y de la prensa de moda", agregó.
Otros atractivos de esta edición serán la presentación de la estadounidense L'Wrenn Scott, cuyos diseños lucen habitualmente en la alfombra roja actrices como Nicole Kidman o Penélope Cruz, y el regreso del británico Julien MacDonald, sin olvidar los desfiles de los veteranos Vivienne Westwood o Paul Smith.
"Van a ser unos cinco días increíbles, con grandes talentos", aseguró Caroline Rush, consejera delegada del BFC, para quien el éxito de Londres reside en "la combinación de marcas internacionales icónicas con nuevas firmas de diseñadoraes destacadas".
La Semana de la Moda generará durante estos cinco días más de 100 millones de libras de pedidos (155 millones de dólares, 116 millones de euros), según el BFC, pero el sector contribuye anualmente con 21.000 millones de libras (32.500 millones de dólares, 24.000 millones de euros) a la economía británica.