El cuadro Santa Ana con la Virgen y el Niño, considerada la última obra maestra de Leonardo da Vinci, fue presentado por el Museo del Louvre, tras la restauración que provocó una encendida batalla en el museo parisino.
Con sus azules lapislázuli y vibrantes rojos, el magnífico óleo en madera que Da Vinci nunca terminó, es la estrella de una fascinante exposición que revela la construcción de una obra maestra, y el proceso de creación de un genio de la pintura.
El cuadro representando a la virgen María sentada en las piernas de su madre, Santa Ana, y abrazando a Jesús niño, "trastocó el curso de la historia del arte", declaró Vincent Delieuvin, del Departamento de Pinturas del Louvre, durante la presentación de la muestra.
A través de dibujos, estudios, documentos provenientes del museo parisino pero también de colecciones como la de la reina Isabel II de Inglaterra, la exposición examina el proceso de creación de la Santa Ana, que Da Vinci empezó en Florencia en 1503 y en la que trabajó hasta su muerte en un castillo de Francia.
Leonardo, cuyo credo era ‘saber ver’, "estudió el movimiento del agua, la forma cómo crecía un arbusto, y se apoyó en la ciencia y las técnicas de la época para afrontar lo que asumió como un desafío pictórico, y que ocupó los últimos 20 años de su vida", explicó Delieuvin.
El director del departamento de Pinturas del Louvre, Vincent Pomarede, subrayó que "es la primera vez desde la muerte de Da Vinci que se han reunido decenas de documentos vinculados a una de sus más ambiciosas composiciones".
En conversación con la AFP, Pomarede minimizó la polémica sobre la restauración de Santa Ana, que llevó a la renuncia de dos expertos del Louvre, Jean-Pierre Cuzin y Ségolene Bergeon Langle, por desacuerdos respecto a la manera como había sido retocado el óleo.
Con los años, "la obra había perdido sus espléndidos colores, estaba llena de manchas y las capas de barniz sofocaban las figuras", dijo.
El Louvre decidió restaurarlo en 2009. Los trabajos empezaron en junio del 2010, con el apoyo del Centro de Investigaciones y de Restauración de los Museos de Francia.
Los dos expertos que dimitieron expresaron temores por una restauración que pensaban era agresiva y podía perjudicar la obra, señaló. "Pero aquí está el resultado", dijo Pomarede frente al ahora luminoso cuadro que dejó a admirados y conmovidos a los periodistas que asistieron a la presentación.
Señaló que Bergeon Langle, que era responsable general del patrimonio y presentó en diciembre su renuncia a la Comisión científica del museo, ha expresado su satisfacción con la restauración.
La restauración, realizada por la experta italiana Cinzia Pasquali, permite entre otras cosas apreciar que la Santa Ana es un "cuadro muy poético, muy acuático", dijo.
"Por ejemplo, no se veía el agua que corría debajo de los pies de Santa Ana y de la virgen, no se apreciaba la cascada. Y agua tiene un gran simbolismo en este cuadro", dijo.
"Además, se había perdido el drapeado, el abrigo lapislázuli de Santa Ana estaba cubierto de manchas, y no se apreciaban detalles del paisaje, como ese pequeño campanario", dijo Pomarede, que no oculta su gozo por haber ayudado a resucitar una obra que el Louvre considera una de sus joyas, "al igual que la Mona Lisa".
Para Pierre Cury, miembro del Centro de Investigaciones y de Restauración de los Museos de Francia, "lo más emocionante de esta restauración es que ha permitido al cuadro hallar una profundidad, un relieve casi escultural".
La artífice de la nueva juventud de la Santa Ana se muestra humilde. "No es la restauración que constituye un hito histórico, es la pintura que lo es", dijo Pasquali.
Lo que es seguro es que Da Vinci sigue dando que hablar, 500 años después de muerto: después de una exitosa exposición en Londres y la polémica sobre la restauración de la Santa Ana, el museo español del Prado anunció en febrero haber descubierto una copia de la Mona Lisa en sus depósitos, que forma parte ahora de la exposición en el Louvre.
Sin embargo, la Mona Lisa del Louvre, que atrae todos los días a unos 20.000 visitantes, no está presente. "No podemos moverla", dijo Pomarede. Además, el salón Napoleón, donde se celebra la exposición de la Santa Ana, "no tiene la capacidad para recibir a tanto público", concluyó./AFP