Una historia en la que la palabra pierde su credibilidad es Persona-Persona, una obra que resalta las necesidades humanas de ser escuchados y valorados, que bajo la dirección del dramaturgo, Rodrigo Rodríguez, se presenta en el Teatro Ditirambo.
La pieza, basada en textos de Ingmar, habla también de las reacciones primarias ante la desilusión, el engaño y la burla con la actuación de Margarita Rosa Gallardo, Kim Arévalo y Juan Andrés Guerrero. Este montaje estará en temporada desde este jueves hasta el 19 de este mes en la sede Galerías de Ditirambo Teatro.
La obra cuenta la historia de Elizabeth, quien es una experimentada y enigmática actriz que en plena representación de Electra, toma la decisión de no volver a hablar. Su determinación es radical, la palabra perdió credibilidad, ante el horror de la violencia. En el hospital donde es atendida, por su extraña patología, conoce a Alma.
“Durante toda la obra solo digo cuatro líneas, tengo una carga corporal tremenda, para mí ha sido un gran reto, me he especializado en el manejo de la voz y no hablar me saca de mi zona de confort. Me gusta que cada personaje que interpreto sea distinto y que tenga una historia en la que yo crea, con la cual me sienta vinculada” comenta Margarita sobre el personaje.
Alma, interpretada por Kim, es un ser sensible, dulce y en cierto sentido ingenuo, de impulsos básicos, su mayor deseo es tener una familia y conservar su empleo. Las dos mujeres se hacen muy amigas, Alma desnudará su alma y sus secretos. Está tan impresionada con Elizabeth que cambiara por completo su vida. Es así como esta pieza nos deja ver la ambigüedad como dispositivo dramático. Alma descubrirá una carta de Elizabeth, donde le cuenta al doctor todas sus conversaciones. Se siente traicionada y es aquí donde surge un extraordinario equívoco: ¿No es Elizabeth la paciente sino Alma?
El director Rodrigo Rodríguez y su elenco partieron de la película Persona de Bergman, no obstante, en el proceso de creación el resultado de la obra creada y la propuesta de Ditirambo complejiza la realidad contemporánea: Las máscaras sociales en un mundo globalizado que nos arrebata la identidad, en donde se sobrevive con incertidumbre, en medio del vacío, del utilitarismo y del consumismo.