Gianina Segnini lleva el periodismo en la sangre, lo siente hasta los tuétanos y repudia las injusticias. Por las cientos de indagaciones que dirigió como jefe de la Unidad de Investigación del diario La Nación, en Costa Rica, y por ejercer de forma independiente y sin autocensurarse, ganó el año pasado el galardón a la excelencia otorgado por el Premio Gabriel García Márquez.
La costarricense está en Colombia para dictar hoy un taller en el Centro Ático de la Javeriana, sobre el ‘presente futuro del periodismo’ y para darle todo su apoyo al premio que recibió el año pasado y que llega a su segunda edición.
Segnini, en su paso por el país, dialogó con EL NUEVO SIGLO sobre el papel del periodista en la actualidad y de cuáles son los retos a los que se enfrenta un profesional.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es el papel del periodista en la actualidad?
GIANINA SEGNINI: Creo que el primer paso para ejercer de forma correcta, es olvidarse de los vicios y crear nuevas formas de hacer periodismo, nuevas formas de relacionarnos, de crear una psicología de que ser periodista es trabajar en equipo y compartir información, algo a lo que no estábamos acostumbrados.
Tengo toda la fe puesta en esta nueva generación de periodistas, porque cada vez que comparto con un grupo de estos me doy cuenta del profundo cambio que se viene y del que soy afortunada de vivir y estar presenciando. Estoy segura de que esta generación está dispuesta a hacer todos los cambios manteniendo los principios fundamentales de calidad, rigurosidad, balance y demás, que siempre han guiado el ejercicio profesional.
ENS: ¿Cuáles son esos vicios que el periodista debe dejar en el pasado?
GS:Primero: no sabemos compartir. Estamos acostumbrados a decir “mi fuente, mi historia”, en fin… ese “mi” toca eliminarlo y hay que empezar a trabajar en equipo, con nosotros mismos, con otros periodistas combinando nuestros conocimientos y solo así se podrá potenciar la profesión.
¿Qué buscamos como periodistas?, ¿construir un ego o buscar la transformación? Por eso otro de los vicios que debemos eliminar es el de creernos los dueños únicos del conocimiento y para eso hay que innovar y trabajar en otros esquemas, cambiar las salas de redacción y sobre todo nuestro pensamiento. Hay que olvidar que no nos podemos equivocar, porque sí nos podemos equivocar mientras buscamos la rigurosidad.
ENS: ¿Cómo ve el escenario latinoamericano para esa nueva ‘raza’ de periodistas?
GS:Cuando hablamos de Latinoamérica tenemos que referirnos a condiciones muy diversas. No me atrevo a decir si acá están las condiciones óptimas, porque hay más oportunidad en unos países que en otros. Sin embargo, en esas naciones donde parece no haber oportunidades hay organizaciones periodísticas que trabajan contra las injusticias. Lo que pasa es que ya no estamos en 1980 y la censura o los obstáculos graves al ejercicio de la profesión ocurren hoy y en segundos se conocen en todo el mundo. Un periodista que quiera ejercer libremente y de forma independiente, lo podrá hacer en cualquier parte del mundo gracias a la tecnología.
ENS: ¿Se han adaptado bien los periodistas veteranos a las nuevas tecnologías?
GS:Sí. Los periodistas tradicionales y los medios de comunicación han logrado esa transición a pesar de lo traumática que puede significar. Las personas, como yo, que trabajaban en un periódico tenían un ciclo de 24 horas que debían suplir, ahora lo deben hacer de inmediato y manejarlo de la forma correcta. Sería injusto que con todo y las deficiencias que hemos visto en este medio digital, no reconociéramos lo inconmensurable que ha sido este reto y que al fin y al cabo nos ha abierto un camino.
ENS: ¿Es necesario que un periodista sea independiente para entregar información libre y coherente?
GS:Es que yo no veo otra forma, y aquí tengo que decir que esto es una discusión de años, pues debemos ser periodistas independientes así se esté trabajando con un medio. Yo nunca voy a creer que solo tenga la opción de obedecer órdenes y caer en la autocensura o ir en contra de mis principios, y si es así prefiero abrir una tienda de churros. Es claro que estamos sujetos a unas directrices que se deben respetar, pero eso no delimita mi trabajo como periodista.
ENS: ¿Hasta qué punto debe llegar el periodista para no perder esos principios y su integridad?
GS:Esa es una ecuación muy personal, porque mi realidad no es la realidad de otros colegas. Por ejemplo, hace tres semanas estuve entrenando un grupo de periodistas en México y no podía decirles que tenían que llegar hasta cierto punto sabiendo que pueden arriesgar sus vidas, pero vale la pena llegar hasta donde se pueda llegar.
ENS: ¿Sintió miedo desarrollando su trabajo?
GS:No, pero no puedo negar que hubo momentos difíciles, de mucha presión y con riesgo. La gente me dice que soy valiente, pero cuando lo pienso bien creo que soy una inconsciente y por eso no he sentido miedo.
ENS: ¿El periodista se debe a la gente o a sus principios?
GS:A las dos, porque los principios y la gente no riñen. Los principios no es una cosa escrita en las tablas de Moisés, los principios tienen que ver con denunciar las injusticias y las irregularidades, contar lo que está mal y lo que oprime a una población, lo que impide el desarrollo de un país o un pueblo. Es decir, para qué es el periodismo si no es para eso y en última instancia está relacionado con la gente. Mi opinión es que el periodista debe asumir su dignidad profesional, asumir sus actos y que la razón por la que vino a este mundo a ejercer esta carrera, esté por encima de cualquier otra consideración. Un periodista bueno es una persona inquieta, exploradora, humilde, inconforme y que siempre está aprendiendo, porque en esta profesión nunca se termina de aprender.