El positivismo desmesurado que trae el año nuevo y motiva a las personas a mejorar los aspectos de su vida con los que no están conformes, es precisamente el que los lleva a no establecer objetivos claros que sean realizables y a no tener un plan de acción que le dé respuesta a sus necesidades.
Al iniciar el año las personas establecen muchos objetivos, especialmente en lo que a salud y hábitos alimenticios se refiere. Estas metas usualmente no se cumplen porque son poco realistas y no tienen una planeación clara; sin embargo, siguiendo las recomendaciones de los expertos es posible alcanzarlas.
No es un secreto que durante los primeros meses del año los gimnasios reciben el mayor número de suscriptores y las sedes se llenan de gente dispuesta a cambiar su estilo de vida o a retomar sus rutinas saludables, las dietas se convierten en tendencias y el mundo fit se roba las miradas de todos. Sin embargo, es un común denominador que a los pocos meses muchos renuncien a su objetivo y se olviden de adoptar esa alimentación saludable que les permita perder o ganar el peso, iniciar la práctica de rutinas saludables y retomar la actividad física.
Frente a este escenario, los expertos aseguran que quienes deciden cambiar de forma abrupta sus hábitos alimenticios y disminuir el consumo de calorías para bajar de peso de forma rápida, no persisten por mucho tiempo debido a las contraindicaciones que tiene este tipo de alimentación restrictiva. “Un buen primer paso es hacer una lista basada en sus necesidades reales y escribir los objetivos que espera alcanzar y los pasos que dará para llegar a ellos. La escritura ayuda no solo a organizar mejor las ideas, sino también a tomar conciencia de las mismas”, explica Clara Valderrama, integrante del Consejo Consultor de Dietistas de Herbalife Nutrition, la marca número uno en la categoría de suplementos alimenticios en América Latina.
Clara también entrega una serie de tips para establecer objetivos reales frente a los propósitos saludables del nuevo año:
● Identificar cuáles son las necesidades de cada persona y hacerlo de forma objetiva.
● Establecer metas cortas y medibles que entre más sencillas sean, más fácil será alcanzarlas y aumentarlas de forma progresiva.
● Identificar los progresos, por más pequeños que sea, pues esto resulta altamente motivante.
● Retomar o establecer horarios de comidas y asegurarse de que las porciones sean pequeñas y se consuman a lo largo del día.
● Aumentar el consumo de frutas y verduras, mantenerse hidratado con bebidas sin calorías como el té, el agua y los zumos de fruta sin azúcar.
● Disminuir gradualmente el consumo de azúcar, grasas, harinas y bebidas alcohólicas.
“Definitivamente hay que tener cuidado con lo que se come o con el ejercicio que se hace día a día, porque, por ejemplo, al retirar abruptamente de nuestra dieta cierto tipo de alimentos, podemos generar más traumatismos en el organismo y esto se desencadena en enfermedades”, agrega Valderrama.
Cumplir los propósitos con los que se inicia un nuevo año, no debe ser una tarea difícil llena de sacrificios. La acción precede a la motivación, y no al revés, por lo que no hace falta esperar a sentirse lleno de energía y plenamente motivado para empezar una dieta de adelgazamiento o salir a correr, por ejemplo.