Olga y Carlos, la pareja que adapta obras maestras a la época | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Jueves, 4 de Junio de 2020
Con ruanas, sombreros campesinos, chancletas y hasta con el perro, los artistas iniciaron este ejercicio para recrear famosas pinturas como forma de ocio durante esta cuarentena 

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COMO UN juego de niños, la artista plástica Olga García y su esposo, Carlos Mery decidieron empezar juntos una iniciativa que causaría sensación en las redes sociales, la de recrear desde su casa una obra de arte de uno de los pintores más icónicos de la historia.

Así, siguiéndole la pista a un ejercicio que empezaron los museos más grandes de Europa, este ejercicio se convirtió en una razón de alegría y diversión, tanto para esta pareja como para su grupo de amigos.

García y Mery han recreado hasta hoy dos obras, una de ellas es “American Gothic”, del pintor estadounidense Grant Woot, la primera en esta experiencia de adaptación.

“Habíamos visto en el periódico El País, de España, una iniciativa de varios museos de recrear obras artísticas famosas, entonces con mi esposo empezamos a recrear una pintura muy famosa, del siglo XX llamada “Góticos Americanos”, que fue la primera que recreamos. Es un cuadro en el que se ven a dos campesinos y el señor granjero tiene en su mano un tridente, como una herramienta de agricultor y mi esposo es muy parecido porque es calvo y de gafas, entonces dije que la hiciéramos por diversión”, le dijo la artista Olga García a EL NUEVO SIGLO.

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Pero según Olga su intención no es hacer una recreación fiel de las obras, sino una transformación, en la que en para el caso de la pintura de “American Gothic”, le cambiaron algunas cosas, como la herramienta de agricultor del campesino, la cual fue reemplazada en la foto con una escoba para recoger el pasto.

La segunda recreación de Olga y Carlos fue la del “Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa”, de la autoría del pintor flamenco Jan Van Eyck, que la artista define como una “adaptación cundiboyacense”, ya que guardando la composición del lienzo se hicieron algunos cambios en el vestuario de los personajes plasmados en la obra, es decir, la capa con piel fue reemplazada con ruanas y los sombreros de esa época por los típicos campesinos.

“Lo bonito de todo esto es la recursividad, de cómo se reemplazan los objetos sin que cambie demasiado la adaptación, que sea una versión, pero no una representación fiel. Es una manera de aprender también, de ser creativos y adaptar algo en un entorno como este. Son adaptaciones porque es usar las chanclas de plástico de acá y hasta el perro, tratando de hacerlo parecido”, señala.

Pero este ejercicio de adaptaciones no se quedó entre la pareja, sino que llegó a los amigos cercanos de García, quien decidió proponerle a los más allegados, por medio de un grupo de Whatsapp compuesto por artistas, para que la siguieran e hicieran cada uno la recreación de una pintura famosa.

“Esto se lo propuse a unas amigas mías para que a su manera y muy creativamente escogieran un cuadro y lo recrearan. También le dije a unos amigos con los que tenemos un grupo de Whatsapp que también hicieran este ejercicio para divertirse y reírse”.

Como resultado una de sus amigas, Constanza Orozco, realizó una adaptación de “San José y el niño”, de Francisco Zurbarán, a la cual bajo el nombre “San Emilio y la niña” recreó esa célebre imagen religiosa, cambiando al niño por “La niña”, la mascota de Orozco.

“Es muy gracioso porque es buscamos una relación con la obra. Es un ejercicio en el que muestras cómo creativamente transformas y muestras una idea”.

Esta iniciativa, tanto para Olga como para su esposo, como para su círculo de amigos, es un ejercicio de esparcimiento en un momento crítico y difícil a casusa del aislamiento social para prevenir la propagación del virus que azota actualmente al mundo entero. Un respiro y una actividad de diversión que alivia al espectador de estas ingeniosas adaptaciones artísticas.

“Escucho mucho un programa de Diana Uribe en el que ella dice que los que están confinados son los cuerpos, pero la mente no, la mente puede volar a donde sea. Uno puede investigar, mirar, viajar, conocer a través de un solo clic, y entrar a los libros, a las visitas virtuales en los museos, uno puede hacer una guía por la casa de Frida Khalo. El cuerpo es el que está confinado para protegerse de la pandemia, pero el espíritu sigue libre”.