Contrariamente a lo que indicaron recientemente las autoridades federales, la obesidad no retrocede en los niños y adolescentes estadounidenses desde hace 10 años, según un estudio publicado el lunes, que revela también un incremento de la obesidad extrema.
"Además de un aumento de la obesidad extrema, la prevalencia de la obesidad realmente no varió durante los últimos 14 años", afirma la doctora Asheley Cockrell Skinner, de la facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (sureste de EEUU) y principal autora de la investigación publicada en el Journal of the American Medical Association (JAMA).
Según los investigadores, 17,3% de los niños y adolescentes estadounidenses eran obesos en 2012, casi el mismo porcentaje que en 1999. Además, la proporción de jóvenes extremadamente obesos se duplicó en el período, pasando de 0,9% a 2,1%.
Los resultados están basados en el análisis de datos recabados entre 26.690 participantes de 2 a 19 años de edad entre 1999 y 2012, en el marco de una investigación nacional sobre la salud y la nutrición.
La obesidad extrema, o mórbida, se define por un índice de masa corporal (peso dividido entre el cuadrado de la altura) superior a 40. Así, un niño de 10 años que mide 1,37 m y pesa 43 kg es considerado obeso, y extremadamente obeso si su peso es 59 kg o más.
- Una vida más sana -
Estas conclusiones contradicen un informe de los Centros federales de control y prevención de enfermedades (CDC) del 25 de febrero pasado, que mostraba una caída espectacular de lo obesidad en los niños de 2 a 5 años entre 2003 y 2012, cuyo porcentaje bajó de 14% a 8%.
"Si uno comienza en 2003 y compara las cifras de los años siguientes, se registra una fuerte baja. Pero en realidad después de 2003 las cifras vuelven a los niveles anteriores, lo que significa que la tasa (de obesidad) se mantuvo estable entre 1999 y 2012", precisó Skinner.
Es "importante que se discuta el tema, porque el informe de los CDC presenta el riesgo de hacer pensar a la gente que la obesidad en los niños mejora y que no hay razón para preocuparse", estimó Skinner.
"Pienso que se debe a la manera en que se alimentan nuestros niños, la alimentación de que disponemos y al hecho de son menos activos físicamente, a causa de la televisión y los videojuegos", afirmó.
Según el doctor Joseph Skelton, del centro médico de la Universidad Wake Forest en Carolina del Norte, coautor del estudio, "hubo avances en materia de política de salud para informar, pero debemos hacer más para ayudar a las familias a tener una vida cotidiana más sana"./AFP