UNA LUCHA contra el bullying cibernético a través de uno de los exponentes del arte más importantes de Colombia es “#40naconBotero”, la iniciativa del colectivo de mujeres mexicanas “El Escuadrón Curvy”, quienes tomaron las piezas de este artista como estandarte para su campaña de body positive, que busca reconocer la belleza de todos los cuerpos y disminuir la discriminación que ha incrementado durante la cuarentena, en contra de las personas con sobrepeso.
A esta iniciativa se unió el Museo Botero, invitando a recrear obras del Maestro que hacen parte de la colección de arte de este centro cultural. Los visitantes y conocedores del legado del artista accedieron y “el resultado fue ¡maravilloso!”, afirmó la institución.
El Museo, en medio de la celebración de sus 20 años de fundación, busca revisar desde distintas perspectivas la obra de Fernando Botero y su legado, sin duda, el artista colombiano más reconocido a nivel internacional y quien por su arte o por poner al alcance de los colombianos las obras de los grandes maestros del arte moderno, ha influenciado a nuevas generaciones de artistas.
Una de ellas es Elisa Pomposo Vidales o Ely Pov, como se conoce en el gremio, una artista plástica mexicana, integrante de “El escuadrón curvy” y quien, al igual que el resto de mujeres que son parte de este colectivo, es modelo plus size. Cansada de los memes “gordofóbicos” que circulan en redes sociales, junto a sus compañeras se propuso recrear obras de arte de quien, a su juicio, las representa mejor: el artista colombiano Fernando Botero. Un ejercicio con el que buscaron estar cerca y entre amigas en épocas de cuarentena, divertirse juntas y trasmitir el mensaje “que tengas el cuerpo que tengas, puedes mostrarlo, reconocer su belleza y ser feliz”.
“Botero no pinta la gordura, y quien ve solo eso en sus obras se pierde de la esencia de su arte. Eso tiene mucho sentido para nosotras. Es decir, somos gordas, pero no es lo único que somos, y quién solo ve eso pues se pierde de mucho”, señala Ely.
Como lo menciona la artista, el volumen sí es un aspecto determinante en la obra de Botero, como también lo son las referencias a “lo colombiano” y el humor. Sus pinturas están hechas para ser vistas con atención, cada detalle cuenta, cada elemento sobre una mesa, cada esquina y estas escenas tan saturadas de colores, cosas y personajes, han hecho que el universo boteriano sea inconfundible.
En sus obras también salta a la vista la influencia que sobre él tuvieron los grandes maestros italianos, casi en la misma proporción que la cultura popular de su Antioquia natal. Con su arte, Botero dice mucho más que los títulos de sus obras o de lo que la mirada desprevenida puede reconocer. Ocultos, detrás de una puerta, en el reflejo de un espejo o perdidos entre una multitud, están los secretos de Colombia y de la condición humana que no se dicen en voz alta, pero que él no olvida y con los que, a nosotros como espectadores, nos confronta.
“Esas grandes masas carnales. Esas diosas excesivas y distantes. Esos cuerpos cumplen a cabalidad la mayor ambición de la pintura de Fernando Botero: exaltar la forma. Hacerla eterna e inolvidable”, menciona Juan Gustavo Cobo Borda sobre la obra de Fernando Botero en el texto “La pintura como mundo”.
De Botero, Ely Pov también resalta la determinación que el artista ha tenido para ser fiel a su estilo y a su lenguaje pictórico, lo que al final le ha hecho merecedor de un sello propio para ser reconocido a nivel internacional, así como exponer en los museos más importantes del mundo.
El propio artista lo contó así en una entrevista: “Yo llegué a Nueva York en un momento en que si uno no era pintor abstracto no era pintor. Es el momento más difícil de mi vida y por él me felicito, me felicito ampliamente. Durante años creí en mí y en lo que hacía contra las críticas más espantosas. Me dijeron, por ejemplo, que mis figuras eran fetos de Mussolini con una campesina idiota. ¡Y yo creí en mí, en mi obra, en medio de esa tormenta!”.
Al igual que en su momento lo tuvo que hacer Botero, creer en sí mismas y reconocer su valor propio, son dos tareas urgentes para Ely Pov y las demás integrantes de “El escuadron curvy”. Y estos no son objetivos fáciles para las personas que tienen sobrepeso. La “gordofobia” es un fenómeno presente y creciente con las redes sociales, que existe casi desde principios del siglo XX con la masificación de los medios de comunicación y la publicidad que citaban un único canon de belleza: cuerpos esbeltos y de piel blanca en los que la gran mayoría de los habitantes del planeta jamás van a encajar.
“El body positive es un movimiento de aceptación a uno mismo que busca romper estos estereotipos de belleza y dejar la gordofobia a un lado. Me acerqué a él en 2017 cuando me inscribí en una sesión de fotos en lencería, cosa que nunca había hecho; y me atreví porque siempre se me negó la posibilidad de sentirme o verme sexy. Modelar me ha ayudado a empoderarme, a sentir, como hace Botero en sus pinturas, la monumentalidad y sensualidad del volumen”, cuenta Ely Pov.
Y aquí está el resultado: la interpretación y homenaje que el colectivo ha hecho a la obra de Fernando Botero. El colectivo está integrado por: Salomé Piña, Úrsula Gama, Betzabé Rico, Lorey Morales y Ely Pov.