Es probable que no des demasiada importancia a las acciones diarias como practicar yoga en la sala, limpiar la cocina o darte un baño, pero todas ellas tienen un factor en común: el movimiento articular, según lo explica Samantha Clayton, vicepresidenta de rendimiento deportivo y educación física mundial.
El movimiento articular óptimo, que se define como la capacidad de moverse de diversas maneras, libremente y con facilidad, es clave para el envejecimiento saludable. Cuando nuestras prioridades cambian y dejamos de lado la actividad física conforme crecemos, con frecuencia perdemos la capacidad necesaria para mantener un rango de movimiento normal en las articulaciones.
Mayor movilidad
Un normal funcionamiento articular es fundamental para la movilidad. Al envejecer, surgen cambios en la movilidad articular que pueden tener repercusiones en la salud y el funcionamiento del cuerpo en general.
Realizar actividad física adecuada a cualquier edad, reduce el dolor articular y fortalece los músculos que rodean las articulaciones. De acuerdo con la Arthritis Foundation, entre los ejercicios de bajo impacto con menor riesgo para las articulaciones podemos encontrar la caminata, el ciclismo, deportes acuáticos como la natación y algunos deportes como el golf.
Sin movilidad hay más lesiones
Cuando nos volvemos menos activos, nuestros músculos se endurecen, disminuye la flexibilidad y el rango de movimiento decrece. Las lesiones ocurren normalmente cuando un músculo o articulación se estira o se tensa más allá de su capacidad. De acuerdo con el Consejo Americano del Ejercicio, algunas articulaciones -como las lumbares o de espalda baja- deben permanecer estables, mientras que otras partes del cuerpo -como cadera y hombros- deben contar con mayor movimiento. La falta de movilidad adecuada en dichas articulaciones podría provocar un desequilibrio y otros movimientos para compensarlo, lo que resultaría en un mayor riesgo de sufrir lesiones. Entonces, ¿qué se puede hacer para mejorar el movimiento articular?
Beneficios del ejercicio frecuente
Ejercitarse regularmente brinda innumerables beneficios, entre ellos, la mejora del bienestar general a través de la movilidad articular. Algunos ejemplos de ejercicios de entrenamiento para la movilidad pueden ser el Foam Rolling -autoliberación miofascial-, ejercicios de movilidad con repeticiones y estiramientos.
Estudios han demostrado que las actividades que buscan incrementar la fuerza muscular pueden mejorar la movilidad. La actividad física, en particular caminar, ya que juega un papel fundamental en la preservación de la movilidad, especialmente para la población de edad avanzada.
Los estiramientos también se utilizan en diversas actividades físicas para incrementar el rango de movimiento de una articulación. Los que contemplan aquellos dinámicos y controlados aumentan el rango de movimiento de las articulaciones y mejoran la fuerza muscular de una manera más eficiente que los estáticos -estirar y sostener- y los balísticos -estirar y rebotar-, de acuerdo con un estudio publicado en Sports Medicine.
La importancia de ser ágil y flexible
La “movilidad” y la “flexibilidad” son términos que con frecuencia se usan de manera indistinta, pero no son lo mismo. Con una movilidad articular normal, puedes mover tu brazo hacia adelante, hacia atrás, de lado a lado, o en círculos. Por otro lado, la flexibilidad es la capacidad de un músculo para estirarse, lo que permite que las extremidades se muevan.
Aunque están relacionados, la diferencia entre la movilidad articular y la flexibilidad es importante, ya que afecta la capacidad atlética y el riesgo de sufrir una lesión. Si bien, la movilidad articular incluye la capacidad de moverse dentro de un amplio rango de movimiento, se necesita la flexibilidad en esos músculos para poder moverse.
La movilidad articular ayuda a corregir el desequilibrio muscular, mejora la postura, ayuda a prevenir lesiones, nos permite movernos de manera más eficiente, y nos brinda un rango más amplio de movimiento durante los entrenamientos y en los movimientos del día a día.
La actividad física diaria, combinada con una alimentación balanceada, puede contribuir al normal funcionamiento de los músculos, huesos y articulaciones, además de ayudarte a continuar activo a cualquier edad.