De las lanas a cuadros de Roberto Verino a los estampados geométricos de Francis Montesinos, la semana de la moda de Madrid opta por propuestas discretas y comerciales, lejos de la exuberancia desenfrenada que la vio nacer hace 30 años en plena 'Movida'.
"Este no es un momento de mucha transgresión, el momento de hoy es muy difícil y no es un momento para hacer muchas tonterías, sino las justas", dice Montesinos a la AFP tras el desfile de su colección Otoño-Invierno 2015/16 en la 61ª edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, que finaliza este miércoles.
"La moda está sujeta a su contexto, social, económico", agrega, saliendo de una 'kissing room' donde decenas de admiradores se debaten por fotografiarse junto a él, todos con un gran gin-tonic en la mano como para olvidar que el país lucha por salir de seis años de profunda crisis.
Sobre la pasarela, mezcla folclore y modernidad con su habitual estilo provocador: pantalones metalizados y largas faldas trasparentes para ellos, vestidos de volantes rojos y grandes tocados de rosas para ellas.
Arneses dorados o plateados disimulan algún pecho descubierto, pero, junto a ellos, desfilan recatados vestidos de encaje, pantalones negros y sencillas blusas de flores geométricas.
Esta colección "es más comedida y más corta que nunca", reconoce Montesinos, recordando aquellos míticos desfiles de los años 1980 cuando entre sus modelos hubo figuras de la 'Movida' como el cineasta Pedro Almodóvar y el cantante Miguel Bosé, y organizó un espectacular pase ante 15.000 personas en la plaza de toros de Madrid.
"Fueron años fantásticos, de creatividad, de magia, en todas las artes", afirma el modisto, símbolo de aquella época junto a creadores como Ágatha Ruiz de la Prada.
Fue entonces, en 1985, cuando nació la pasarela madrileña, con sólo seis diseñadores. Bautizada Cibeles un año después, en 2011 adoptó el nombre "Mercedes-Benz Fashion Week como otras 40 y tantas pasarelas importantes que hay en el mundo", explica Leonor Pérez-Pita, al frente de la organización durante estos 30 años.
- Más comercial -
Top models como Kate Moss, Claudia Schiffer, Naomi Campbell o Linda Evangelista desfilaban en Madrid en los 1990 para enseñas de lujo como Loewe o Victorio & Lucchino. Ahora, la mayoría de modistos se conforma con las maniquíes que la Fashion Week pone a su disposición.
"La crisis ha hecho que los diseñadores tengan, quieran o no, que poner un pie en la tierra. ¡Dos pies, no uno!", dice Pepa Bueno, directora de la Asociación de Creadores de Moda de España, a la que pertenecen la mayoría de los 41 modistos que desfilan en esta edición.
Roberto Verino, el que más veces ha desfilado en Madrid, presenta una colección con "un criterio muy funcional, con colores muy neutros o muy capaces de servir como un fondo de armario", explica en un pequeño vestuario mientras prepara su desfile.
Las faldas y los ponchos de cuadros escoceses se adornan con discretas lentejuelas rojas y negras, los trajes de charol se cubren con cómodos trenchs de plumas y las chaquetas de cuero se vuelven reversibles.
No falta sin embargo un exuberante abrigo de zorro plateado, cosido mediante una laboriosa técnica que permite quitar peso y volumen: "para las personas que tienen potencial económico", afirma, mientras una esbelta modelo rubia, sobre unos vertiginosos zapatos de tacón, se enfunda un sencillo vestido de noche palabra de honor en raso negro.
Ante la crisis de la clase media-alta española que compraba este prêt-à-porter de lujo "se intenta vender fuera", explica Bueno, tras reunirse con dos inversores llegados de Emiratos Árabes Unidos para conocer a creadores españoles.
Siguiendo a los clientes de Oriente Medio y Asia, la diseñadora Amaya Arzuaga ha desfilado en Milán, Londres y París antes de regresar este año con su colección principal a Madrid por cuestiones de coste.
También Juanjo Oliva se dispone a desfilar en Nueva York, donde está ya instalada la firma DelPozo, dirigida por Josep Font tras la muerte en 2011 de Jesús del Pozo -uno de los seis fundadores de la pasarela madrileña en 1985- y cuyos modelos lucen ahora estrellas de Hollywood como Julianne Moore o Cate Blanchett.
"No puedes ir contra esa corriente, no es lo mismo desfilar en Madrid que desfilar en Nueva York, y lo que te interesa es vender, no hay color", dice Montesinos.
En una España con una industria textil muy potente, liderada por el imperio Inditex con firmas como Zara, "el día que los industriales empiecen a apoyar de verdad a los jóvenes diseñadores esto cambiará", dice Pérez-Pita.