El director colombo-ecuatoriano habla de Monos, la película que impresionó a la crítica en los festivales de cine más importantes del mundo
UNA historia sobre la condición humana, pasando por la euforia y la hermandad hasta la desesperación y el abandono, se desarrolla en la película colombiana Monos, un viaje emocional que muestra a un grupo de jóvenes protagonistas atravesar condiciones extremas ante las que solamente cuentan con su espíritu de manada para salvarse o condenarse.
Esta película, que logra exponer la realidad de la guerra mezclando los roles de víctima y victimario, llega a la cartelera nacional este jueves, motivo por el cual EL NUEVO SIGLO dialogó con el director de la cinta, Alejandro Landes.
EL NUEVO SIGLO: La guerra, el eje central de la película, ha creado opiniones divididas por retomar este tema cuando hay otros para abordar ¿Cuál es su posición como director frente a esas diferencias?
ALEJANDRO LANDES: Para mi es clave esa pregunta porque me parece absolutamente perezoso y equivocado el pensar y abordar la crítica desde la temática, ya que la importancia no radica en qué se cuenta, sino cómo se cuenta. No se escucha a los americanos decir ¿Otra película de la Segunda Guerra Mundial? ¿Otra historia de amor? ¿Otra película sobre la esclavitud o los problemas raciales en Estados Unidos? Incluso hay veces que abordar un tema común se vuelve más interesante, pues exige pensar en cómo buscar algo original dentro de eso que todo el mundo siente que ya vio.
Un claro ejemplo es el de Andy Warhol que agarró la lata de sopa Campbell y la mostró de una manera completamente distinta y ese objeto que se veía todos los días en el supermercado se volvió de repente una pieza de museo. Ahí está la diferencia, presentar algo que ya ocurrió de forma fresca y por eso creo que es muy importante que la gente rompa ese pensamiento, porque el cine no es un ejercicio de decir “tenemos tantas historias”, el ejercicio no es por variedad sino buscar el cómo poder ser incisivos con una narración.
ENS: Hay escenas en lugares impresionantes como el Páramo de Chingaza o el río Samaná de Antioquia. ¿Por qué escogió esos paisajes colombianos?
AL: Principalmente porque yo vengo de acá, porque de alguna manera mi mayor acercamiento a un enfrentamiento es el conflicto colombiano, aunque he conocido y estudiado otros conflictos que sirvieron de inspiración para realizar la película. La diseñadora de producción vio documentales del ejército ruso incursionando en Crimea, ejércitos en Siria, ejércitos rebeldes de los años 70 y en distintas partes del mundo, y me inspiré mucho en Colombia porque aparte de tener una producción propiamente de aquí, también me llamó la atención que hay unos lugares tan impresionantes, esos paisajes que son el infierno y el paraíso al mismo tiempo, como por ejemplo el páramo, un lugar tan único y endémico que su vez se puede volver en una pesadilla.
ENS: ¿En qué obras se inspiró para hacer este largometraje?
AL: En muchas, las novelas que leí cuando tenía la edad de los protagonistas como El señor de las moscas, El corazón de las tinieblas de Conrad o la novela de Kerouac On the road. En películas como Buen trabajo de Claire Dennis y Apocalypse now de Coppola, obras que forman parte del canon popular literario y cinematográfico. De ahí surgió la idea de jugar con estas referencias pero a su vez para crear algo muy particular, en un mundo propio, que no niega estas influencias sino que más bien trabaja con ellas presentándolas en un contexto muy particular.
ENS: ¿Por qué seleccionó adolescentes como protagonistas?
AL: Pensé que era muy bueno tener dos conflictos de espejo. Por un lado estaba el tema de la guerra, y por el otro escoger una época en la vida que es un momento de mucho conflicto, no sé cómo los demás vivieron la etapa de la adolescencia pero para mí fue difícil porque te cambia la voz, te salen pelos, quieres estar solo pero también quieres pertenecer, quieres ser independiente, peleas con tus papás y es un momento muy vertiginoso. Así que presentar la adolescencia pero en una situación tan extrema como lo es la guerra me pareció que una alimentaba a la otra. También es una idea que nace de algo real y es que el tomar un rehén es algo que acompaña la guerra desde su principio, pues muchas veces quien tenía la tarea de cuidar a este secuestrado en la retaguardia era el soldado raso y en muchos casos era el más joven, un adolescente o un niño.
ENS: Hay escenas bastante fuertes no solo las físicas sino también las sentimentales ¿Cuáles fueron las más difíciles de grabar?
AL: Es difícil responder porque todas fueron complicadas de hacer. Estábamos en situaciones duras al tener que convivir con distintos climas y animales mientras trabajábamos con los chicos, haciendo uso de efectos especiales, en locaciones remotas y con un equipo de tantos lugares del mundo. Sin embargo, hubo escenas fuertes donde teníamos que dirigir a los personajes a situaciones muy extremas, como los momentos entre la doctora y los chicos, que fueron difíciles pero muy emocionantes al poder llevar a los actores a estos estados intensos, donde la vida misma está en juego y hay un intercambio de roles sin poder distinguir fácilmente entre quién es víctima y quién es victimario.
ENS: Esta película ya ha sido premiada y aclamada en varios festivales ¿A dónde más le gustaría llevarla?
AL: Creo que estamos llegando con todas estas cosas. Ganar estos premios en los festivales nos abre más espacios, pero lo que más emocionado me tiene es que la película vaya encontrando un público más allá de los cinéfilos, es decir, en salas comerciales de distintas partes del mundo como Ucrania, Eslovaquia, Nueva Zelanda, Taiwán o China. También con el estreno americano, el 13 de septiembre a cargo de la casa Participant Media con Neon, la compañía encargada de grandes producciones como Roma o la ganadora del Óscar, Green Book, es muy emocionante tener estos sellos detrás de Monos.
ENS: ¿Qué retos que ha tenido que enfrentar como director?
AL: Los retos tal vez han sido de todo tipo. Yo creo que el mayor reto es mantener fresca la idea porque los tiempos de cine hacen que el punto en el cual se arranca sea muy distinto a donde se termina. Yo creo que la película va cambiando y tú cambias con ella, por eso considero que es muy importante siempre regresar a ese primer instinto, a ese punto de partida, pues darle tres años de tu vida a una idea es difícil porque lo más valioso que tenemos en la vida es el tiempo, pero si de alguna manera puedes mantener vivo ese olfato y ese instinto para seguir cambiando y seguir buscando a medida que la película va avanzando, es tal vez el mayor desafío pero también lo más gratificante.