Un incendio de grandes proporciones consumió el Museo Nacional, en Río de Janeiro, la institución más antigua de Brasil. Las llamas se propagaron la noche de este domingo.
Las llamas alcanzaron el Palacio da Quinta da Boa Vista —que fue el lar de la familia imperial brasileña y se convirtió en museo en 1818— alrededor de las 19.00 de la noche (hora local). El gabinete de prensa de la institución ha confirmado a la Agencia Anadolu que “probablemente se ha perdido todo el acervo”, compuesto de 20 millones de piezas (documentos y objetos históricos, obras de arte y miles de artículos de historia natural y antropológica).
Los bomberos que intentan combatir (hasta el momento, sin éxito) las llamas, informan que, de momento, no hay víctimas. Ellos luchan ahora para intentar preservar la estructura del edificio histórico. El Museo se había cerrado al público dos horas antes de que empezara el incendio, cuya causa es por ahora desconocida.
El gran palacio, hecho totalmente en madera, abrigaba una colección en la que se destacaban documentos y objetos de la época del Brasil Imperial, colecciones minerales, la más grande colección egipcia de América Latina y el más antiguo fósil humano encontrado en las Américas: conocido como “Luzia”, con cerca de 12 mil años, el fósil fue hallado en el estado de Minas Gerais, en 1974.
“Ese era un sitio científico, un lugar de investigación… Hemos perdido 200 años de historia, 200 años de investigación científica, un importante acervo de la historia natural de Latinoamérica”, lamentó Alexandre Kellner, director del Museo Nacional.
En entrevistas anteriores, Kellner ya había dicho que el principal tesoro del Museo era el propio edificio, donde vivieron Don João VI y Don Pedro I y donde se firmó la Independencia de Brasil ante Portugal. El director también ya se había quejado de la falta de recursos para la manutención de la institución. “Lo que ha ocurrido hoy es un reflejo de cómo se trata la cultura en Brasil”, ha dicho este domingo.
El pasado junio, se destinaron al Museo Nacional 21,7 millones de reales para la conservación y restauración del acervo, incluyendo un plan de seguridad en caso de incendios. “Ese dinero llega demasiado tarde”, lamentó Kátia Bogea, presidenta del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional.
Las instituciones científicas y culturales de Brasil sonaron las alarmas ante ese riesgo en diciembre de 2015, cuando un incendio destrozó el Museo de la Lengua Portuguesa, en el centro de São Paulo, dejando a un bombero muerto. “Es una tragedia nacional que se repite”, afirma Bôgea.
Tanto ella como Kellner sostienen que es importante aprovechar el momento político del país, que se prepara para realizar comicios presidenciales en octubre, para presionar a las autoridades sobre la importancia de priorizar recursos para el fomento cultural y científico.
“Hicimos el esfuerzo de poner los recursos, pero no llegamos a tiempo de prevenir la tragedia”, reconoció Sérgio Sá Leitão, ministro de Cultura, quien añadió que el acontecimiento es resultado de la “negligencia” del anterior Gobierno.