De grandes centros de convenciones, museos, teatros, cines, los más prestigiosos restaurantes, gimnasios y discotecas a salas, comedores, cocinas o habitaciones de hogares. Así fue el salto que dio la cultura y el estilo de vida del mundo por las huellas de uno de los hechos más grandes e impactantes de la historia: el virus del covid-19. Una pandemia que cambió y volcó las formas de vida.
Y es que quién iba a pensar que cualquier rincón de la casa se convertiría en un escenario y que el mundo digital, con computadores o tan solo con un smartphone y conexión a internet, serviría de puente con el público.
Recitales en streaming
Desde las primeras semanas de la llegada del virus, en marzo, varias estrellas de la música, quienes tenían planeadas algunas giras y presentaciones, comenzaron a idear una forma para retomar al menos una parte de lo que habían anunciado a inicios de este 2020 e incluso unos meses atrás, lo que hizo que se creara todo un movimiento alrededor de la iniciativa #Quédateencasa.
Con esta etiqueta en redes sociales se divulgaron los primeros conciertos en streaming. Alejandro Sanz fue uno de los pioneros, junto al cantante paisa Juanes, quien se iba a presentar en el Movistar Arena en marzo, y el también compositor colombiano Julio Reyes, en iniciar una nueva forma de disfrutar los conciertos, a través de su proyecto La gira se queda en Casa, que arrancó el 15 de marzo.
Días después, los intérpretes de diferentes países se unieron a esta forma de llevar la música a sus fanáticos, sin necesidad de colas largas o aglomeraciones que contribuyeran a la propagación del virus.
Fue así como desde el aislamiento se crearon varios eventos virtuales benéficos en apoyo al sector de la salud para solventar sus gastos en elementos de bioseguridad, al igual que para personas afectadas económicamente por el virus. Un ejemplo de ello fue el iHeart Living Room Concert For América, en el que participaron grandes de la industria como Billie Eilish, Alicia Keys, Backstreet Boys, Billie Joe Armstrong, Mariah Carey, Tim McGraw, entre otras estrellas, todos liderados por el británico Elton John.
Como cada año, vino después una de las fechas más importantes de Colombia y de otros países que acogen el catolicismo: la Semana Santa, la cual se celebró la segunda semana de abril. En estas fechas Andrea Bocelli, la reconocida estrella de la ópera italiana, cerró con broche de oro con Músic for hope, el concierto virtual que ofreció desde una de las edificaciones más emblemáticas a nivel internacional: el Duomo de Milán.
El domingo de Pascua el tenor llevó no solo a Italia, sino al mundo “un mensaje de amor, sanación y esperanza” en medio de este tiempo de confinamiento obligatorio. En su presentación interpretó Ave María de Bach/Gound y Santa María de Mascagni, un repertorio que despejó la mente de miles de ciudadanos, que en ese momento vivían una Semana Mayor atípica, sin recorridos por los monumentos de las iglesias y procesiones tradicionales, solo con ceremonias virtuales de las que se podía celebrar el Sermón de las Siete Palabras, el Viacrucis, las bendiciones del fuego y agua y la Resurrección.
Así sonó el coronavirus
La música también decidió acoger y ‘sacarle provecho’ al tema del coronavirus, ya que con cumbias, pop, baladas, salsa y rock, los artistas lanzaron varias canciones, inspiradas en la pandemia como una forma de apoyar a sus seguidores a través de la música, un aliado para que la cuarentena fuera más amena.
Según datos de la BBC News, aunque aplicaciones de música como Spotify registran más de 100 resultados en listas de canciones sobre el reciente virus, solo algunos de estos sencillos se han convertido en “himnos” de la pandemia.
Entre los más conocidos está Codo con codo, del uruguayo Jorge Drexler, una de las primeras melodías que se estrenaron sobre el virus; le sigue El mundo fuera, de Alejandro Sanz en la que el artista madrileño aborda la soledad que algunos vivieron y siguen experimentando al estar lejos de sus seres queridos y en la que a ritmo de balada, en compañía de las tonadas del piano, le canta al mundo expresando un mensaje nostálgico, pero también de aliento.
Cuando estés aquí, de Pablo Alborán, quien estuvo muy activo en el mundo virtual, se posicionó en el tercer puesto de las canciones más escuchadas sobre el coronavirus, la cual habla sobre las calles desoladas debido al confinamiento y los gestos de agradecimiento hacia el equipo médico por parte de las personas en los balcones, una tendencia que comenzó en Italia y España, extendiéndose a la mayoría de países.
Luego está Do what you can, de Bon Jovi, para la cual el público ayudó a su composición, ya que los seguidores de New Jersey enviaron relatos y experiencias sobre las necesidades por las que han pasado durante este tiempo en cuarentena.
En el top 5 está Let you love be known, de Bono, de la banda U2, dirigida a quienes celebraron el día de San Patricio en cuarentena, a médicos, enfermeras y cuidadores de Italia, expresando su solidaridad y admiración por la labor que hacen a diario.
Aunque estas canciones les entregaron a millones de personas un motivo más para conservar la calma y la esperanza en esta coyuntura, hubo otras que brindaron un momento de humor y que se volvieron virales por estos días como La cumbia del Coronavirus, del mexicano Mister Cumbia, o Coronavirus, del dominicano Yofrangel.
Las tablas virtuales
Así como la música, la industria de las artes escénicas se vio gravemente afectada, pues los teatros cerraron sus puertas. Pero las compañías y escenarios del mundo en medio de su crisis, tanto económica como emocional, vieron en las herramientas virtuales una oportunidad para continuar con su programación.
Un ejemplo de ello son David Lemus y Natalie Dorsonville, líderes del sector que crearon Conexión Teatral, una plataforma que ofrece en su contenido comedia, drama, títeres, stand up comedy, teatro infantil y música.
Otros como El Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, con su plataforma Teatro Digital, el Teatro Nacional con su portal web y redes sociales, al igual que el Teatro Libre, Teatro La Mamá, Teatro Jorge Eliecer Gaitán, El Teatro Colón y más escenarios colombianos eligieron los live de Facebook e Instagram para presentar sus obras, danzas, festivales musicales y de circo.
Hasta la aplicación de WhatsApp este año desempeñó un papel importante para el teatro, pues en noviembre Deca Teatro volvió con la cuarta temporada de esta modalidad, con la dirección de Daniel Calderón en Mía sobre ella misma, una historia inspirada en las relaciones de amistad mediadas por los dispositivos virtuales, la cual se disfrutaba por medio de un grupo interno, en el que se recibían mensajes, gifs, audios, videos, notas de voz y fotografías que complementaban el desarrollo de la historia, convirtiendo la conectividad en un puente dramatúrgico para construir la obra.
Lo mismo ocurrió con grandes teatros miembros de la Ola Ópera Latinoamérica como el Teatro Municipal de Santiago de Chile, el Teatro Municipal de São Paulo, Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura de México, entre otros más.
Arte en balcones y galerías digitales
Europa, uno de los primeros continentes a donde llegó el virus, ideó una forma de acabar con el agotamiento y estrés del encierro cuando las cuarentenas llevaban un curso largo, a través de pequeñas serenatas desde sus balcones. Allí las personas de cada vecindario salían a cantar o tararear las melodías que algunos vecinos interpretaban.
De esta forma los habitantes cantaban y las grabaciones de esta unión de voces inundaron las redes sociales. Según la Agencia de Prensa de Francia un video en la ciudad toscana de Siena fue visto más de 600 mil veces en Twitter. En él, los residentes cantaban el tradicional Canto della Verbena desde sus ventanas, incluyendo un verso entusiasta con las palabras “¡Viva nuestra Siena!”.
Pero esto también abarcó al arte. Berlín, lo demostró con la invitación que hicieron varios artistas al público de hacer un “paseo íntimo” por sus creaciones en sus balcones, así lo informó la Agencia en marzo, donde se podían ver diferentes propuestas, como una instalación que presentaba rollos de papel higiénico que se desprendían de la fachada de un inmueble, ilustrando la precipitación de los alemanes para comprar este producto desde que llegó el nuevo coronavirus a Europa.
“Los balcones son salidas de emergencia para tomar el aire, pasar un momento al sol o fumar en estos tiempos de confinamiento”, le explicaron al inicio de la pandemia a la AFP las dos curadoras, Övül Durmusoglu y Joanna Warsza.
Esta tendencia también llegó a Colombia con el cambalache de arte Intercambios artísticos en época de pandemia, un proyecto del Banco de la República el cual, no se hizo en los museos de Bogotá, tampoco en los centros culturales del país y, mucho menos en el espacio público, sino en los hogares de los creadores para reflexionar sobre el momento por el que atraviesa la sociedad.
Para este nuevo proyecto se invitó a 130 artistas a realizar obras que se ubiquen en las fachadas de sus viviendas o en los elementos que la componen como muros, ventanas, puertas, balcones, entre otros.
Cultura sobre ruedas
La cultura a medida que pasaron los meses dio otro salto y volvió a la década de los 70 con los ‘Drive in’, pues en septiembre Colombia retomó los autocines, lo que desencadenó los autoconciertos y autocircos.
Esta práctica del ‘Drive in’ se originó en Estados unidos entre los años 20 y 40. En una época en la que el auto representaba libertad y masculinidad, los restaurantes que estaban sobre la carretera tomaban el pedido de los viajeros sin que se bajaran del mismo. Desde ahí se convirtió en una moda que se extendió después a otros países.
Esta modalidad de entretenimiento, después de 50 años, llegó con más fuerza con varios eventos que no incluyeron solamente a la industria cinematográfica con uno de los festivales internacionales más importantes, sino también a la música con una serie de presentaciones de grandes estrellas de Latinoamérica, además de un plus con stand up comedy.
Un cambio de rutina
Con la cuarentena el estilo de vida cambió irreversiblemente. Algunas empresas tomaron el teletrabajo o el trabajo en casa como una fórmula para no parar el ritmo laboral; y los colegios se adaptaron a las clases virtuales.
Estas formas de vida le dieron paso a nuevas rutinas, lo que llevó a que las personas iniciaran o continuaran con hábitos saludables como el ejercicio, pero en casa. Varias iniciativas entonces activaron a los ciudadanos, con jornadas como las que organizó la Policía en Bogotá, en las que dictaban clases de zumba, de las cuales se podían disfrutar desde las ventanas o balcones.
Y aunque los gimnasios cerraron durante los primeros meses de pandemia, las personas se valieron de las videollamadas para seguir con sus entrenamientos con clases personalizadas.
Los nuevos hábitos llegaron también a la cocina, ya que preocupados por comer sano, la gastronomía y forma de alimentación se transformaron. Aunque hubo un porcentaje de la población que se inclinó por los domicilios para las tres comidas del día, otros prefirieron acoger nuevas recetas y cocinar en casa, para evitar efectos como el aumento de peso o diferentes enfermedades por la mala nutrición.
Fue así como las preparaciones empezaron a incluir ingredientes no solo para controlar el peso, sino también para fortalecer el sistema inmune y así protegerse de cualquier patología, especialmente del covid-19. La proteína, fibra, vitaminas y suplementos se convirtieron en el pan de cada día de la gastronomía de hoy.
Sin duda, la pandemia puso de cabeza al mundo, cambiando las relaciones sociales, impulsando aún más el uso de la tecnología y descubriendo nuevas formas de impulsar las artes, llevándolas a un público más amplio. Cambios que ‘mutaron’ la cultura.