Es el acontecimiento más trascendente para la humanidad adolorida y pecadora. Concluye la Semana Mayor y hay que nacer a una vida de esperanza y compromiso
JESÚS murió y resucitó de manera pública y registró el cambio más poderoso al partir la historia de la humanidad en dos partes: Antes de Cristo y después de Cristo.
Los historiadores Cornelio Tácito y Flavio Josefo, dan cuenta de la existencia de Jesús.
El gobernador e historiador romano Tácito en sus escritos del año 112 A.C., referencia a Jesús al describir cómo Nerón flageló a muchos cristianos en el año 65, así: “Nerón… castigó con las penas más refinadas a unos a quienes el vulgo odiaba por sus maldades y llamaba cristianos. El que les daba este nombre, Cristo, había sido condenado a muerte durante el imperio de Tiberio por el procurador Poncio Pilato. Esta funesta superstición, reprimida por el momento, volvía a extenderse no sólo por Judea, lugar de origen del mal, sino también por la ciudad de Roma” Tácito. Anales XV. 44
Tácito patentiza entonces que el Maestro de Maestros fue: 1) una personalidad de la historia; 2) inmolado en la cruz por mandamiento de Poncio Pilato.
La fe cristiana sobreabundaba en tiempos del emperador Nerón, desde el mar Mediterráneo y desde Judea a Roma. El imperio en esta época estaba requiriendo a los cristianos.
Tácito refiere estas noticias como un testigo hostil, toda vez que estima que con el cristianismo promovido por Cristo se inició con una “funesta superstición”.
Josefo historiador y líder militar judío resume la historia de la nación judía desde su inicio hasta su tiempo y escribió lo siguiente: “En este tiempo existió un hombre sabio de nombre Jesús. Su conducta era buena y era considerado virtuoso. Muchos judíos y gente de otras naciones se convirtieron en discípulos suyos. Pilatos lo condenó a la crucifixión y a la muerte. Los convertidos en sus discípulos no lo abandonaron. Relataron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo.” Josefo. 90 AD. Antigüedades xviii. 3,3
Ambos historiadores recogen en sus crónicas el hecho de la resurrección de Cristo.
Por su parte el evangelista Lucas, da cuenta del avance de la fe cristiana:
“Mientras hablaban así con el pueblo, se les vinieron encima los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo, y los saduceos. Estaban resentidos porque enseñaban y anunciaban la resurrección de entre los muertos en Jesús, así que los aprehendieron y los echaron en la cárcel … Al ver el valor de Pedro y de Juan, y como sabían que ellos eran gente del pueblo y sin mucha preparación, se maravillaron … Y se preguntaban: ¿Qué vamos a hacer con estos hombres?” Hechos 4:1-16
“El sumo sacerdote y todos los que estaban de su parte,… aprehendieron a los apóstoles y los echaron a la cárcel del pueblo. … se enfurecieron tanto que querían matarlos. … llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les advirtieron que no siguieran hablando en el nombre de Jesús y los pusieron en libertad.” Hechos 5:17-40
Los hechos suceden en Jerusalén donde Jesús fue crucificado y sepultado públicamente.
Existía un sello romano sobre la tumba de Jesús de Nazaret, la cual era guardada por soldados del imperio. Una piedra grande casi de dos toneladas resguardaba la entrada.
Lucas y Josefo refieren que “los apóstoles enseñaban al pueblo y anunciaban en Jesús la resurrección de los muertos”. Y Pablo enfatiza la resurrección de Cristo: “En primer lugar, les he enseñado lo mismo que yo recibí: Que, conforme a las Escrituras, Cristo murió por nuestros pecados; que también, conforme a las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día; y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. … si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene sentido, y tampoco tiene sentido la fe de ustedes. … Si nuestra esperanza en Cristo fuera únicamente para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los hombres; ¿de qué me serviría, desde el punto de vista humano, haber luchado en Éfeso contra fieras? Si los muertos no resucitan, ¡entonces ‘comamos y bebamos, que mañana moriremos!’” I Corintios 15: 3-32 (57 AD)
La resurrección es la culminación del Evangelio. Las mujeres llegaron primero al sepulcro de Jesús. Con rostro compungido, apreciaban un panorama nada esperanzador. La piedra había sido quitada. Mateo explica que antes de que ellas aparecieran en la tumba, un ángel había estado allí para remover la piedra, con tal energía celestial que se había estremecido la tierra.
(Mt 28:2-4) "Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos."
El ángel comunica a las mujeres la gloriosa noticia de la resurrección. Demuestra que Jesús ya no yace en la tumba, insta a las mujeres a transmitir a los discípulos la resurrección de Jesús y les indica que se encontraría con ellos en Galilea, conforme les anunció antes de morir (Mr 14:28).
(Hch 2:36-38) "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo."
El amado Maestro resucitado estuvo en Galilea con los discípulos y luego ascendió al cielo.
(Ro 4:25) "El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación."
Jesús asciende al cielo y los discípulos inician la comisión de predicar su resurrección.
Pese a la férrea oposición de los líderes judíos, miles de personas creen, entre ellos muchos sacerdotes, conforme lo describen los capítulos 2o, 4o y 6º. del libro de los Hechos de los Apóstoles. (Hch 2:41) (Hch 4:4) (Hch 6:7).
La resurrección de Jesús expresa el hecho contundente de que él era el Hijo de Dios.
(Ro 1:4) "Fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos."
Y, además, la respuesta del Padre a los dictámenes humanos sobre su Hijo a quien acusaron de embustero y blasfemo.
(Sal 2:1-8) "¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el Señor y contra su ungido, diciendo: rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; el Señor me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra."
La resurrección prueba que Dios acepta el sacrificio de Jesús y que el poder de Satanás, la muerte y el pecado cayeron en derrota. Es la victoria para todos aquellos que confiamos en él (Ro 4:25). Cristo nos libra de la muerte eterna.
(1 P 1:3) "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos."
Cristo volvió de la muerte, resucita y nos regala la seguridad de la vida eterna, por los siglos de los siglos.