Sin solicitarlo, Camacho fue un Presidente, 8º de la actual Colombia y primero de Tunja, en el Triunvirato con Poder Ejecutivo por el Gran Congreso, buscando una nación fuerte y unida entre el fracaso inicial de la federación o la pugna central y federal, incluyendo la caída de Santafé al entrar el ejército de la Unión y hasta el llamado a la última leva voluntaria, los reveses en la provincia de Venezuela y en el Sur o el sitio de Cartagena y el rebaño de los últimos restos con decisión de resistir al jurar. Gobernó de octubre de 1814 a enero de 1815, apoyó también a Bolívar para “que terminara de perder a Nueva Granada”, partidario decidido de centralizar ramos de Guerra o Hacienda y el ilustre Cabildo y Regimiento de Pamplona mencionó “oyendo con atención a los pobres miserables y concediéndoles derechos que justamente corresponden, aún en competencia con personas visibles o poderosas”. El Triunvirato desplegó “bastante patriotismo y llevó a cabo empresas de suyo considerables que revelan no poca previsión y conocimiento de las verdaderas necesidades” pero según Restrepo “defectuoso, y en concentrar…que era lo más importante”. El poeta, periodista y educador José María Salazar, nacido en Rionegro, la cual ofrecería cuantía para la brillante o la primera y la mejor de jóvenes generaciones de idealistas nacida cerca de 1800, o los primeros que ingresaron y cuya mayoría estaría enterrada en el suelo, fue fundador del Himno Nacional, protegido de Miranda y un servidor público que como oficial experimentó la vida llanera, músico militar que escapó cautiverio o auditor de guerra de Páez, y como colaborador del Correo del Orinoco recordaba a Camacho como “al geógrafo, al político, al naturalista… No se le podía ver sin pensar así era Sócrates… Preguntar qué partido siguió Camacho en la revolución política. ¿Otro que el de su Patria?... Como estadista tenía defecto de creer a los hombres tan buenos como él: bello sentimiento filósofo… perjudicial… profetizó altos destinos… cubrió de una eterna infamia”.
En el Congreso que ratificó el Presidente Dictador al sustituirse por presidencia de Torres fusilado, Madrid, que propuso la unión con Cundinamarca o Bogotá para Zipaquirá una nueva Berlín muerto en 1830; García Rovira que mandó ejército o 5º de la reserva como general fusilado; Villavicencio que estuvo en Trafalgar o mandó a Morillo como general y oficial de marina fusilado; Rodríguez Torices que asumió presidencia dictatorial de Estado de Cartagena o permitió comenzar la Campaña Admirable fusilado; Mejía que sirvió oficial ingeniero o presidente más joven en la historia como coronel fusilado, y el fanático Serrano Uribe como último presidente en Arauca. Hasta el cuartelazo por Páez pero aún teniente coronel “luchando a su lado” que “continuó en la dirección de las tropas a él confiadas… en Los Cocos, El Yagual o la Toma de Achaguas… Campañas de 1817 y 1818 demostrando su extraordinaria capacidad como militar, estratega y hombre de valor… Reconocido por el propio Páez”, que en 1835 desde Nueva York debió reconocer su “modestia, bondad y heroico valor” y herido mientras atacaba con el cuerpo sobreviviente aún de pie bajo Bolívar fallecería después en hamaca evacuado a Angostura en 1819.
Camacho, el último congresista, que “no necesitó del brillo de la espada, que desconoció, para servir a su patria… y ofrecer vida de patricio... martirio”, como Torres veía a una patria capturado por “los bravos guerreros de España” paralítico, ciego y llevado con silla hacia el patíbulo, se levantó y “veían desfilar… a un hombre que caminaba tambaleándose, y apoyado”. Era “del Congreso rebelde. Acérrimo en seguir independencia y hombre perverso”, y al percibir dirección del fusilamiento una bala española destrozó el cráneo pero se levantó, levantó los brazos o provocando gritó “¡que viva la Pa…!” antes de convulsionar durante “época caballeresca, edad de oro granadino” y fue mártir del parnaso el 31 de agosto, 1816. Cayó con un bartolino agricultor, minero y noble con título de Castilla rechazado que ofreció “todo su caudal a la patria”, coronel comandante de escuadrón en la división de caballería del Estado o tercero del regimiento de milicias de caballería de Santafé, entre el asedio por Bolívar con su hogar saqueado o destruido por llaneros venezolanos, legislador, capitán general, o el último gobernador de Cundinamarca considerado como “alto riesgo”, asimismo fusilado por atrás pero antes la degradación, secuestrados los bienes y “madre anciana, esposa y niños que pedían por última vez la bendición de su padre”, una hija coronaba a Bolívar, Anzoátegui y Santander, y un hijo del lado constitucional en Guerra de Supremos, campañas de 1854 o 1860, comandante de escuadrón húsar o del reputado “Bufanda”, coronel y “tipo de caballero de antigua raza”. Cayó incluso con un capitán y un sargento de caballería santafereños, el padre murió durante la descarga primera pero el “hijo… numerosos disparos, no moría… ultimaron a machete… los dos… en una fosa” y otro hijo subteniente de infantería voluntario a teniente veterano desde día uno cayó como soldado cuando Morillo “tenía bastantes pruebas… de soldados de ese país… y… decía… “el mérito de las gloriosas Cachirí o El Tambo”… con esos nombres formó dos batallones Cazadores… fama… reconocida en… Venezuela” frustrada Convención para una sola legislación en la federación.
Dramas
La familia sobrevivía terror o todo el hambre y su completa miseria cuando Bolívar daba parte del sueldo a nombre de Justo José Joaquín Camacho, la pensión por el Congreso acreditada viuda con seis hijos. Un hermano funcionario o coronel en 1816 “prófugo y escondido en montes padeciendo” después de Boyacá reorganizó un batallón que luego puso a la disposición del gobierno y él mismo marchó al Sur o batió la Grita”; otro alcalde de Santafé, oficial en una columna y antes de fusilado le revelaba “expedición del Sur va muy buena; Antonio Nariño se detuvo en esta… nos fue preciso obsequiarle, se detuvo un día… el título de teniente coronel y comandante para que establezca milicias… y con facultad de nombrar oficiales para las compañías de Dragones…. aunque la edad y los achaques… hasta sacrificarme... Algo y bastante gravoso ha sido transporte de tropas… el vecindario no se ha denegado a nada ni empréstito…. que le echaron… Sus tropas y del Socorro dicen van… las noticias de Caracas me llenan”. Una sobrina suya se casó con el general póstumo Antonio Ricaurte, dos hijas se casaron con hijos de Juan Nepomuceno Niño cuya familia daba a la carabela La Niña, su piloto, su maestre y al piloto de la Santamaría, hijo, nieto o bisnieto de capitanes, y candidato diputado ante las Cortes de España, o el presidente gobernador en Tunja entre “grillos amarrados a la cola de caballos de soldados de artillería” fusilado con un capitán de milicias, gobernador, comandante de armas y senador, y un teniente coronel socorrano “buen militar” en 1816, otra hija con hermano del general Juan José Reyes como “de los primeros… 1810, que formaron las líneas republicanas… los llanos de Apure y Casanare… la mayor parte de los combates… las acciones de guerra de Gámeza, Pantano de Vargas y Boyacá… Barinas… era hombre de fuerza hercúlea”, otra hija con Sanz de Santamaría, Ricaurte y Ortega.
Su único hijo con Silveria Espinosa de Rendón, nieta de impresor real Antonio Espinosa de los Monteros, sobrina de Diego integrante en la “Imprenta Patriótica” de Nariño condenado al destierro perpetuo de Santafé y a la prisión o a servir en las fábricas de Cartagena donde murió diciembre de 1815, la hija de Bruno heredero de “La Imprenta Granadina... asume el cargo de impresor real hasta el 20 de julio de 1810… A partir de este momento… el impresor de los documentos de la independencia, luego en impresos de las Constituciones de las Provincias y las actas del congreso Admirable entre otros muchos documentos de suma importancia”. Y su suegro, fue corregidor depositario general del Cabildo de Santafé, justicia mayor, regidor y voluntario como portaestandarte del regimiento de caballería de Milicias Disciplinadas de Santafé retirado a tiempo por sus “méritos y servicios… años de buen desempeño” con un hermano corregidor depositario general del Cabildo de Santafé, firmante de 20 de julio, alcalde de primer voto, miembro del Serenísimo Consejo Electoral por el Socorro, de legislatura de Cundinamarca y del Tribunal de Vigilancia casi fusilado “por patriota” en Reconquista, 1816.
Otros sobrevivientes
Algunos civiles, militares y magistrados sobrevivieron como Francisco Soto. Nacido en San José de Cúcuta, 1790, comenzó estudios en Venezuela y terminó en Nueva Granada, recibido abogado de la Real Audiencia, activo el 4 de julio en la “Ciudad Patriota” según Bolívar, se enlistó como soldado raso antes del 20 y en “1812, ya sufrí en los campos de San Antonio del Táchira… la primera derrota”. Agregado en 1813 por Bolívar a su Estado Mayor “no emprendí la marcha para Caracas… Su orden… solicitar del Congreso el permiso para seguir el Ejército a Venezuela… Volvieron a ocupar a Cúcuta y Pamplona… Nueva emigración al Interior… Socorro… Destino que había renunciado por acompañar al general Bolívar… diferentes comisiones del servicio público… Año de 14… indispensable evacuar a Pamplona por una nueva invasión del ejército español… El 15 recuperamos el territorio pero no las casas, las poblaciones ni las haciendas, porque todo había desaparecido casi enteramente o no existían más que ruinas”.
En 1816 aceptó como Teniente Gobernador de Socorro entre auxilios hombres, armas, municiones o caballos, y hasta Tunja y “su Gobernador el Sr. Vásquez... salvar la tesorería… se levantaron para apoderarse de ella y entregarme… los mismos que… hacían alarde de patriotismo”; con una esposa en pleno parto emigró a los Llanos “en formación militar… sin más víveres que carne fresca, ni más objetos de expectación que muerte… compañeros… parientes… amigos... Alto Apure” y fue cabo de un escuadrón de caballería venezolano. Moribundo, por insistir en morir como soldado, el 24 de diciembre de 1816 debieron drogarlo con láudano para poder abandonarlo, en la melancolía y “no pude sentir… su partida, ni despertar hasta el 25 al oír los clarines y trompas españolas”.
Por alguna razón lo salvó el general Latorre al tropezarse, un médico comentó que “debía morir si no se me daban algunas gotas de vino, dividió… la única botella que aún conservaba… con leche de pecho… El Comandante español de territorio… dio orden para que se me pasara por las armas… en hamaca… mi benefactora, la Sra. Josefa A. Ramírez (que hoy vive en la provincia de Mérida de Venezuela)…. una partida de más de 30 hombres que habían jurado guerra a muerte a los realistas y a los independientes se apoderó de esta ciudad… hasta las mujeres… presa del furor, la rapacidad y la impudicia. Yo… desnudado… por milagro salvé la vida de… dos carabinas… Mi esposa… entre un montón de basura… evacuaron… ya solo se contaban otros dos hombres… salimos a sabana desierta… mi esposa y nuestra recién nacida hija… la fiebre tampoco respetó… y acometió a la última reagravada de viruelas… Los patriotas… destinaron una embarcación… todavía enfermos abrumados de calenturas y miseria… aún no había recuperado mi salud, cuando el coronel Juan Galea, libertador de Casanare y comandante general del Alto Apure, me agregó… continué… bajo las órdenes de… coronel Juan Antonio Romero… coronel Ramón Nonato Pérez… hasta el 1º de enero de 1819… militares granadinos obtuvieron licencia… Barinas… tuvo la generosidad de nombrarme en una época posterior Diputado para el Congreso Constituyente de Cúcuta… Fui auditor de guerra del ejército… Los españoles fueron derrotados en 1819 en los campos… regados con sangre de uno de más esclarecidos vencedores, el general Santander… fui nombrado por el Libertador para gobernar Pamplona... renuncié… dos ante el Libertador de Colombia y la tercera, en manos del Vicepresidente… pero… ambos jefes… me confirieron también la comandancia general”.
Con carrera larga de funcionario, teniente coronel asimilado y ante el “Libertador… mis opiniones… franqueza… deber mío someterme… Y lo cumplí, y el deber de conciencia de no desempeñar ningún destino bajo la dictadura y retirarme a un lugar distante… consagrarme solo a mis hijos… La funesta Conjuración del 25 de Septiembre... noticia el 4 de octubre... en que… fui reducido a prisión… no había podido tener la menor parte… respetado del oficial encargado de mi custodia… en varios pueblos… intentaban… en mi favor, alegando… cooperación que prestaron al coronel Bolívar… yo les disuadía... Cartagena… Juan de Francisco Martín… mi constante rival en la Convención de Ocaña… me visitaba a diario... caballero… la fragata de guerra Colombia… salimos de Bocachica... la bahía de Puerto Cabello… Valencia… Caracas… ser afortunado, excepto… ausente mi mujer… mis hijos… y 26 de noviembre… cayó… edificio boliviano… parecía indestructible, apoyado en más de quince mil bayonetas, en grandes servicios prestados… y un hombre ilustre… héroe se había desviado… ¡santo cielo!... regresé a desventurada familia… yo querría ser venezolano”.
Muerte
Cuando Santander Presidente entregaba un Superávit y “pagadas todas las deudas, los sueldos atrasados… a cabo obras de todo género… progreso”, salió del despacho, irrumpió al hogar, desvestido se recostó en su cama “para descansar y quedó muerto… deliraba en la idea”. Llamado “el Canning del Congreso colombiano”, un hermano teniente cayó en el Oriente, hijo cadete herido en combate cayó en los Llanos, su cuñado Isidro Plata “se enlistó… desde 1810... con Serviez y Santander… No emigró como sus compañeros… dedicado a organizar guerrilla” fusilado en Sogamoso en 1816, y sobrino José María bajo Cipriano de Mosquera murió “siendo gobernador del Estado de Cundinamarca… un nuevo Carnot... trincheras reciamente atacadas… con la misma tranquilidad con que hablaba en las cámaras… Él era nuestro jefe, mandando, disponiendo, previendo todo y dando… ejemplo... como el genio de la guerra, terrible y amenazador... a caballo dijo “el hombre debe…” atravesado por un balazo con “valor denodado” y “del ejército vencedor”.
Continuará…