CON UN clásico de la dramaturgia universal, un egresado de la Escuela de Formación de Actores del Teatro Libre llega a las ligas mayores del campo de la dirección. Se trata de Diego Barragán, literato de la Universidad de los Andes, quien se estrena como director con la obra Las picardías de Scapin, de Jean Baptiste Poquelin, Molière, considerado el padre de la comedia francesa.
Este montaje, que puede disfrutar toda la familia, y que se convierte en una oportunidad para acercarse a los clásicos y particularmente a Molière, se estrena el próximo 6 de agosto, en el Teatro Libre del Centro.
“Escogí esta obra porque creo en el lenguaje universal de la comedia, en su capacidad para hacer que el público disfrute de un buen momento y, tratándose de Molière, estoy convencido de que no es solo entretenimiento: hay cierta crítica a nuestras costumbres y prejuicios, a través de la situación cómica”, afirma Barragán.
El director, quien ha sido maestro en la carrera de Arte Dramático (convenio de la Universidad Central con el Teatro Libre) ha dirigido varios montajes con sus estudiantes, pero esta es la primera vez que lo hace fuera del ambiente académico. “Como director, creo que es un reto guiar a los actores en la construcción de un personaje creíble, que haga que el público ría a carcajadas”, agrega.
Como actor, pues además ha estado vinculado al Teatro Libre desde hace más de 15 años, reconoce que la comedia es un gran reto para todo el que se pare sobre un escenario: “requiere disciplina, precisión, un grado superior de atención, estar convencido de la tragedia en que se encuentra el personaje hasta tal punto que el público llegue a reírse de ella”.
Este montaje, que lleva más de dos meses de preparación, cuenta además con la participación de jóvenes creadores como Susana Botero en el diseño de la obra y Lucas Manzano en la musicalización. “Creo que el Teatro Libre está en un momento decisivo para darles entrada a nuevos talentos que ayuden en la búsqueda de lenguajes diferentes para afrontar los retos del teatro contemporáneo”, dice el director.
Esta obra es una visión mordaz que permitirá al espectador verse reflejado en el escenario y salir de la sala con una sonrisa y un buen tema de reflexión, pues esa es una de las intenciones del director: que los espectadores disfruten a través de obras del repertorio universal que solo se encuentran en el Teatro Libre, dentro de la oferta cultural de la ciudad.
Molière satiriza la sociedad de su momento. Es un clásico de la literatura universal. Ese estatus de clásico se lo da su capacidad de dialogar de manera directa con el público de distintas épocas y de poner esa sátira en cualquier contexto y en cualquier momento de la historia para hacer que el público reflexione y se asombre de verse retratado en los personajes de una manera cómica. Es aquí donde la obra comunica al público, a través de la risa, un mensaje que lo hace reflexionar a la par que lo entretiene.