En la vía Cajicá-Chía, en el Centro Comercial San Roque, se encuentra este maravilloso lugar, donde Don Ratón y Emilio llevan a los niños por un viaje literario sin igual
UN mundo de ensueño por su “escenografía”, los personajes infantiles, la ambientación pero sobre todo por su riqueza literaria y cultural es lo que se puede ver y vivir en “Había una vez”, una biblioteca que aunque pensada para niños permite también el disfrute de los adultos.
La gestora de esta innovadora propuesta cultural es Ana María Mora. Ella no solo tiene una obsesión enfermiza por los libros. Lo suyo en realidad viene en su ADN, forma parte de una herencia de la que era imposible librarse.
Su abuelo fundó la emblemática Gran Colombia, en el centro de Bogotá. Y el primer negocio que abrieron sus padres fue la librería infantil Muyi. Más adelante, su mamá, Carmenza Acevedo Acevedo, trabajó como gerente de otra de las grandes tiendas de libros del país, Alianza Distribuidora. Así que Ana María creció siempre corriendo entre los anaqueles de donde bajaban personajes maravillosos como Peter Pan y Alicia para jugar con ella. Viajó a sus reinos fantásticos y se memorizó las líneas en sus textos de tanto leer y releer.
Para ella también fue habitual pasar jornadas eternas en los montajes de la feria del libro, donde trabajó desde que tenía cinco años, acompañada de otras decenas de amigos que sufrían del mismo síndrome: ¡padres libreros!
Lo suyo, definitivamente, fue una infancia de ensueño. Por tanto era fácil imaginar que algún día el destino la encontraría para que ella pagara esa deuda con el mundo y abriera también un lugar dedicado a los autores que marcaron su vida. Lo que era imposible de predecir era la belleza de librería que fundaría. Tres escuderos inmejorables la acompañaron: Su esposo, Carlos Guerra (comunicador social); su padre, Jorge Mora (fotógrafo, diseñador y escritor); y su tía, Olga Acevedo Acevedo, dueña de Alianza Distribuidora.
Había una vez no es esa librería diminuta, donde los libros se amontan uno sobre otro, sin darle espacio al lector de salir de una historia cuando ya tiene a los personajes de la siguiente encima. ¡No! Había una vez es casi un parque de diversiones, un Neverland, dedicado 100% a los niños, donde los estantes, cargados de aventuras, están a su altura.
Editoriales como Juventud, Lata de Sol, Océano, Salamandra, Planeta, Fondo de Cultura Económica , Babel o Frontera se unen con juguetes de exploración científica, elementos de papelería, instrumentos, pingrafías (pines de personajes literarios), recetarios y objetos de diseño increíbles. Y estos, al tiempo, se entrelazan con la escenografía de un bosque encantado y un café exquisito, donde se pueden pasar tardes enteras tomando submarinos (colombinas que se mezclan en tazas de leche caliente) con sabor a chocolate o vainilla.
El recorrido se hace de la mano de dos personajes singulares: Don Ratón, un pequeño viajero, y Emilio, un elefante que monta en monociclo porque es cirquero y se muere de ganas de aprender a leer.
Había una vez es un lugar, en Cajicá, donde los adultos disfrutarán como niños y donde cada día se podrán encontrar también con planes como horas del cuento, talleres o charlas con expertos en temas de infancia, músicos y autores.
Así que aquí tiene un nuevo plan, muy prolífico para realizar con sus hijos. Esta biblioteca está abierta de lunes a viernes de 10am a 7pm y los fines de semana, de 9 de la mañana a 7 de la noche.