Los ministros de Salud de los países del G8 se reunían en Londres en una cumbre sin precedentes para luchar contra el Alzheimer y todas las formas de demencia que afectan a 44 millones de personas en el mundo, una cifra que podría triplicarse en 2050.
Los ministros de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá, Japón, Rusia y Estados Unidos tenían previsto una reunión con expertos, científicos y ONG para abordar una enfermedad considerada a menudo como el nuevo mal del siglo.
Un informe de Alzheimer Disease International (ADI), federación de asociaciones con sede en Londres, indicó la semana pasada que el número de enfermos de demencia aumentó en un 22% en los últimos tres años. Del total de afectados, los enfermos de Alzheimer representan entre el 60 y el 70% de los casos.
El número actual de enfermos, unos 44 millones, aumentará hasta los 135 millones, según este estudio. La demencia, enfermedad que no tiene aún ningún tratamiento, representa uno de "los grandes desafíos en materia de salud pública de nuestra generación", añade.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifró el costo de la enfermedad en 440.000 millones de euros (604.000 millones de dólares), únicamente en 2010.
El primer ministro británico y anfitrión de la cumbre, David Cameron, anunció su intención de duplicar en diez años el presupuesto anual dedicado a la enfermedad, que pasaría así de los 66 a los 132 millones de libras (146 millones de euros, 200 millones de dólares) en 2022.
Asimismo, Cameron subrayó la importancia de la cooperación internacional, ya que la mayoría de enfermos, el 62% según ADI, viven en "países con rentas medias o bajas", donde el acceso a la protección social y a los cuidados son limitados.
"Si queremos combatir la demencia, tenemos que trabajar a nivel global, con los países, las empresas y los científicos de todo el mundo como hemos hecho con el cáncer, el VIH y el SIDA", añadió el jefe de gobierno británico.
"Contamos hoy en Londres con algunas de las naciones más importantes del mundo reunidas alrededor de una mesa para determinar como avanzar juntos y buscar soluciones", insistió.
A pesar de los progresos, la investigación en este campo no ha encontrado por el momento ningún remedio. Actualmente, se focaliza en entender mejor la consecución de la "cascada" de procesos que terminan con la muerte de las neuronas y en esclarecer mejor las primeras alteraciones.
Jeremy Hunt, ministro británico de Sanidad, esperaba que este encuentro tuviera "el mismo impacto que el del VIH en Gleneagles en 2005, que se convirtió en un momento crucial en la lucha contra el SIDA".
"Los investigadores confían sobretodo en encontrar medicinas contra la demencia que puedan representar una verdadera diferencia", dijo Hunt a la BBC. "Quiero que hoy sea un día de soluciones y de optimismo, no solamente un jornada para reiterar que no hemos sido tan competentes como quisiéramos".
ADI señaló, además, que subestimaron la importancia de la enfermedad en su anterior informe de 2009.
Jan Lundberg, vicepresidente del sector de ciencia y tecnología del laboratorio farmacéutico Lilly, compartió el optimismo de Jeremy Hunt, al estimar que un tratamiento contra la demencia podría desarrollarse "en los próximos cinco años".
"En base a los progresos que hemos realizado en la comprensión de la fisiopatología de la enfermedad del Alzheimer, contamos con moléculas en una fase de desarrollo avanzado. Creo firmemente que, en los próximos cinco años, tendremos uno o dos enfoques para reducir la progresión de la demencia".
Dos investigadores británicos anunciaron en octubre el descubrimiento de un compuesto químico que, en ratones, bloquea una enfermedad de priones, lo que podría representar una nueva pista terapéutica para las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson.
"Estamos aún lejos de un medicamento apto para las personas", relativizó Giovanna Mallucci, principal responsable de esta investigación llevada a cabo en la Universidad de Leicester./AFP