Con un derroche de extravagantes y lujosos disfraces, maratónicas sambas y una batería infernal, que consigue levantar de las gradas hasta al más aguafiestas, comienzan este domingo los dos días de desfiles de las grandes escuelas de samba del carnaval de Rio.
Esta es la apoteosis del carnaval más famoso del mundo: las 12 mejores escuelas de samba de la "Cidade Maravilhosa" se preparan todo el año y gastan de dos a cinco millones de dólares para desfilar durante una hora por los 720 m del Sambódromo.
Habrá musas y reinas de esculpidos cuerpos semidesnudos, tacones de 18 cm que dejan dedos ensangrentados e inmensos tocados de plumas multicolores que pesan más de 10 kilos. Habrá cariocas que sueñan con este momento todo el año y turistas que han pagado cientos de dólares para desfilar con trajes pesadísimos y calurosos.
Los desfiles, que serán televisados para millones de espectadores de todo el planeta, tienen lugar frente a unos 70.000 privilegiados en el Sambódromo diseñado por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer, que conmemora en este carnaval sus 30 años.
Pero no para todos es fiesta: una manifestación de mil trabajadores de limpieza que pedían mejores salarios fue reprimida el sábado con gases lacrimógenos por la Policía cuando intentaba acercarse al Sambódromo.
- Piel de gallina -
Cada escuela desfila con entre 3.000 y 5.000 participantes, divididos en varias alas y roles. Unos 40 jueces estarán encargados de elegir a la escuela "campeona del carnaval" en base a criterios de armonía, percusión, disfraces y tema del desfile.
"Cuando entras al Sambódromo se te pone la piel de gallina. Es una emoción impresionante, una sensación única. Uno entra en la avenida y se olvida de todo, no importa si el traje es caluroso o si pesa 50 kilos", dice a la AFP Marilia Santos (47), que desfila cada año.
El rey Momo declaró inaugurado el carnaval el viernes pasado, al convertirse simbólicamente en alcalde de la ciudad.
Escogido en una competición por su gran sonrisa, gracia al sambar y el cuerpo voluminoso -la tradición pide que Momo sea gordo, para simbolizar la gula- el privilegio ha caído sobre los hombros de Wilson Dias da Costa Neto, un mulato de 27 años que esta noche será el primero en recorrer la avenida Sapucaí con su impecable traje blanco, cetro y corona plateadas, acompañado de la reina del Carnaval.
"¡Decreto la alegría!", dijo el monarca al comenzar su reinado.
Pero no solo en el Sambódromo hay carnaval. Unos cuatro millones de personas -incluidos 918.000 turistas- asisten desde hace dos semanas con estrafalarios disfraces a los casi 500 "blocos" o carnavales callejeros que recorren los barrios de la ciudad siguiendo a un camión con potentes equipos de sonido.
Tomando cerveza de desayuno, unos 1,3 millones de fiesteros participaron así el sábado de mañana del mayor "bloco" de Rio, el Bola Preta, fundado en 1918. Había curas, monjas y diablos sambando en armonía, hadas de piernas velludas y 1,90 metros de altura, y muchos lunares negros sobre fondo blanco, el distintivo del bloco.
En el Sambódromo varias escuelas han decidido rendir homenaje a todo lo brasileño: Imperio da Tijuca, la primera en desfilar este lunes de noche, tendrá un 'enredo' (tema) sobre la batucada que celebra las raíces africanas; Sao Clemente explicará el origen y la vida en las favelas y Mangueira, las festividades brasileñas, desde el Reveillon de fin de año hasta las fiestas de junio, pasando por el Desfile Gay.
Y a casi 100 días del Mundial de fútbol en Brasil, la escuela Imperatriz Leopoldinense rendirá en su desfile del lunes homenaje a Zico, leyenda de la 'seleçao' y último líder del poderoso equipo del "jogo bonito" junto a Sócrates.
"Un desfile de una escuela de samba es uno de los mayores homenajes que uno puede recibir. Para un brasileño, es como una Copa del Mundo", comentó a la AFP Zico, de 60 años.
En la madrugada de este domingo, Ronaldo 'Fenómeno' lo confirmó: campeón del mundo en 1994 y 2002, desfiló vestido de dorado de pies a cabeza por el Sambódromo de Sao Paulo con la escuela de samba Gavioes da Fiel, de la hinchada de su exclub Corinthians, que dedicó el 'enredo' a la historia de su vida.