Rusia consiguió hacer despegar, tras un intento postergado, un cohete Soyuz desde su nuevos cosmódromo Vostochni en el extremo oriente del país.
Este éxito es una buena noticia para el sector espacial ruso, que inaugura un cosmódromo de costo gigantesco destinado a reemplazar la legendaria base de Baikonur y marcar así el renacimiento de una industria humillada por varios fracasos los últimos años.
"El lanzamiento del cohete tuvo lugar con éxito" a la hora prevista, las 11H01 locales (02H01 GMT), indicó la agencia espacial rusa Roskosmos en un primer comunicado. "Los tres satélites ya están en órbita", añadió el comunicado.
Las televisiones rusas difundieron imágenes del cohete subiendo a un cielo azul.
El lanzamiento del Soyuz, previsto inicialmente el miércoles, fue presenciado en directo por el presidente Vladimir Putin.
"Quiero felicitarles. Podemos estar orgullosos. Ayer la técnica pasó por mal momento y el lanzamiento fue suspendido, pero esto sucede. Es un fenómeno normal", declaró Putin ante los responsables del sector poco después del lanzamiento.
"Lo más importante es que la plataforma de lanzamiento funciona (...) Todavía queda mucho por hacer pero es un paso serio y resuelto hacia el desarrollo del sector espacial ruso", añadió.
A pesar de esas felicitaciones, Putin sermoneó al viceprimer ministro encargado del sector espacial, Dmitri Rogozine, y al jefe de Roskosmos, Igor Komarov. Luego anunció el despido a uno de los principales responsables del sector espacial, Leonid Chalimov.
Un primer intento de lanzamiento tuvo que ser suspendido automáticamente el miércoles instantes antes de la hora prevista a causa de un "paro automático" del proceso. Roskosmos anunció el jueves que el problema fue provocado por el "fallo de un cable".
Los responsables del sector espacial ruso decidieron entonces aplazar 24 horas el lanzamiento del cohete, previsto originalmente a finales de 2015. La fecha final no se fijó hasta primeros de abril.
Este despegue tuvo lugar en ausencia de periodistas extranjeros, incluidos los de la AFP, que no fueron autorizados a visitar el cosmódromo.
- "La mayor obra del país" -
Vostochni tiene como vocación tomar el relevo al cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, que Rusia alquila por 115 millones de euros anuales desde la desaparición de la URSS para lanzar los Soyuz, único modo de ir a la Estación Espacial Internacional (ISS).
Decidida en 2007 por Putin e iniciada en 2012, la construcción del cosmódromo está considerada "la mayor obra de infraestructura del país" por los medios rusos, con un presupuesto estimado entre 300.000 y 400.000 millones de rublos (entre 4.000 y 5.300 millones de euros al cambio actual).
La primera plataforma de lanzamiento, destinada a los cohetes Soyuz, apenas se acabó de construir a principios de 2016 y las obras de una segunda plataforma, para los futuros cohetes Angara, arrancarán en 2017.
El lanzamiento del Soyuz 2.1a es el único previsto en 2016.
Rusia, que dispone de otro cosmódromo en Plessetsk, norte del país, espera relanzar su actividad con estas nuevas instalaciones, una obra gigantesca que se ha visto salpicada por múltiples casos de corrupción: en enero, la justicia rusa reabrió decenas de investigaciones por desvíos de fondos.
El cosmódromo de Vostochni, construido en el emplazamiento de una antigua base de misiles soviéticos Svobodny-18, está más cerca del ecuador que la base rusa de Plessetsk, en el norte del país, lo que facilitará las puestas en órbita.
El sector espacial ruso ha tenido una serie negra en 2015, sobre todo con la pérdida de una nave mercante Progress antes de reavituallar la estación espacial en abril y el fracaso de una lanzadera Proton que debía poner en órbita un satélite mexicano de comunicaciones en mayo.
Dmitri Rogozine, viceprimer ministro ruso encargado del Espacio, precisó que Rusia seguirá utilizando Baikonur hasta 2023 para mandar personas al espacio.