En diálogo con EL NUEVO SIGLO el ganador del premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez relató varios detalles de su obra, vida e intereses
EDGARDO Cozarinsky es un hombre sereno. Habla con la sabiduría que dan los años, sin ningún interés por figurar o dar lecciones de moral. “He escrito y hecho un poco de cine como experiencias absorbentes, necesarias, pero sin cálculo práctico ni de vanidad”, cuenta.
De sorpresa, la semana pasada fue elegido como ganador del premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, por su reciente libro En el último trago nos vamos, el cual fue seleccionado entre diferentes autores de Colombia, Chile y Argentina, en su quinta versión del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia.
La historia de En el último trago nos vamos explora las muchas dimensiones de lo imaginario, de la memoria afectiva y sus imprevistas confluencias; de los distintos rostros del deseo. El resultado es un libro inquietante, donde la superficie de lo narrado se quiebra constantemente para revelar una realidad insospechada.
El jurado del Premio destacó de la obra que “es, sobre todo, un libro escrito con un gran oficio narrativo, con raíces profundas en una antigua tradición literaria y de una notable solidez intelectual. Entre sus temas están la identidad existencial, la vejez y la infidelidad de los recuerdos, todos elaborados por Cozarinsky de una manera singular, otorgándoles una dimensión literaria solvente y necesaria. Sus cuentos describen mundos diversos en los cuales los protagonistas resultan ser fantasmas o, al menos, fantasmagóricos. Los escenarios van de la geografía argentina hasta los de Europa del Este y Asia, todos arraigados en el imaginario de Cozarinsky”.
Libros como Vudú Urbano marcaron el inicio de su escritura, una pieza que en distintas reediciones prologaron a Susan Sontag, Guillermo Cabrera Infante y Ricardo Piglia.
Cozarinsky es autor de ensayos como El pase del testigo, Blues, Nuevo museo del chisme, Disparos en la oscuridad; de relatos desde La novia de Odessa hasta Tres Fronteras; y novelas como El rufián moldavo y Maniobras nocturnas.
Sus más recientes creaciones han sido publicadas por la editorial Tusquets, puestas en cientos de librerías, sobre todo, obras como: Lejos de dónde, la cual ganó el Premio de la Academia Argentina de Letras en 2008-2010. Asimismo, textos como La tercera mañana, Dinero para fantasmas, En ausencia de guerra y Dark.
El escritor no solo ha recorrido el camino de la literatura, sus obras también han llegado al cine con películas como Ronda Nocturna o Carta a un Padre.
Cineasta, dramaturgo y escritor, Cozarinsky habló con este Diario sobre su experiencia en el mundo literario, el impacto del galardón en su vida y lo que espera de su reciente libro.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué representa el premio de cuento Gabriel García Márquez para su carrera y vida?
EDGARDO COZINSKY: Una gran satisfacción de tener mi nombre asociado al de García Márquez. Dicho esto, nunca he pensado en términos de carrera. He escrito y hecho un poco de cine como experiencias absorbentes, necesarias, pero sin cálculo práctico ni de vanidad.
ENS: ¿Qué significa Gabriel García Márquez en su obra?
EC: Como dije al recibir el premio, a mis 20 años, frustrado como escritor por mi timidez y al hacer mis primeros pasos en el periodismo, descubrí el Relato de un náufrago y entendí que se podía hacer periodismo como literatura, con esa gran sabiduría en el manejo de los hechos narrados y la escritura límpida del texto de G. M.
ENS: ¿Qué llegó primero a su vida, el cine o la literatura?
EC: Leí apasionadamente desde niño y en la adolescencia pasé tardes en cines de barrio devorando viejas películas de Hollywood.
ENS: ¿Cómo lograr un equilibrio entre estos dos lenguajes?
EC: Ningún equilibrio. Mantuve ambas cosas separadas, dos aspectos de mi temperamento, el gusto por la soledad y el afán ocasional de estar en grupo.
ENS: En los 30 años que vivió en Francia, ¿qué tal le fue allá? ¿Le sirvió para mejorar su prosa, su narrativa?
EC: No. Me permitió escribir mejor castellano al distanciarme de los vocablos de moda en mi ciudad natal (Buenos Aires).
ENS: ¿Con qué se pueden encontrar los lectores de su libro “En el último trago nos vamos”?
EC: Ojalá encuentren estímulos para la imaginación y un toque para el corazón.
ENS: ¿Qué lo llevó a escribir los “rostros del deseo” en su última obra?
EC: Esa frase debe haber surgido en la conversación, pero no representa un proyecto. Escribo sin saber a dónde voy.
ENS: ¿Qué piensa sobre la literatura actual?
EC: Leo pocos autores actuales. En este momento releo sobre todo los escritores rusos del siglo XIX que leí en mi adolescencia y ahora con el paso del tiempo redescubro distintos autores.