EL 23 de agosto de 1791 miles de esclavos negros de la provincia de Saint-Domingue, la parte occidental de la isla de La Española, marcaron el inicio de un movimiento de sublevación que tuvo profundas repercusiones en el mundo racista del siglo 18: el fin de la esclavitud.
Miles de esclavos negros se sublevaron, no soportaron más el ultraje de los conquistadores europeos -españoles y franceses, principalmente-, dando inicio al primer movimiento independentista de América y, de paso, recuperando para su territorio su nombre amerindio original: Haití.
Por ello, en 1997 la Unesco declaró el 23 de agosto de cada año como el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición, “una fecha destinada a destacar la importancia de la transmisión de la historia para poner de relieve la lucha contra todas las formas de opresión y racismo que existen en la actualidad”.
Esta agencia de las Naciones Unidas resalta “el efecto expansivo que provocó la revuelta de 1791 en el curso de las luchas de liberación de los pueblos y de los movimientos de defensa de los derechos humanos y civiles desde hace más de 200 años”, según el mensaje de Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.
La diplomática dice en su mensaje que la historia de la trata de esclavos, “es el resultado de una concepción racista del mundo: erigida en sistema de pensamiento, esta concepción fue la base de prácticas políticas, económicas y sociales profundamente injustas, reconocidas ahora como crimen de lesa humanidad”.
La conmemoración de esta fecha en nuestro país forma parte de los actos de celebración decretados por el Ministerio de Cultura a través de la Resolución 001 del 12 de febrero de este año que declaró a 2021 como el Año de la Libertad, para rememorar que hace 170 años en Colombia la esclavitud fue abolida totalmente mediante la Ley 2ª de 1851.
Un poco de historia
La directiva ministerial documenta que a partir del siglo XVI miles de personas de origen africano fueron traídas a tierras americanas para trabajar como esclavos, práctica que se mantuvo hasta mediados del siglo XIX.
“Estas personas sufrieron tratos inhumanos y la pérdida de todos sus vínculos sociales y culturales, pero pronto lograron construir caminos hacia su libertad durante el periodo colonial a través del cimarronaje y la manumisión, creando desde el siglo XVI comunidades con una rica y variada cultura, como lo fueron los pueblos del Pacífico y el Atlántico, los barrios de población negra de muchas ciudades coloniales, los palenques como el de San Basilio, establecido hacia 1605 en las cercanías de Cartagena, y muchos otros asentamientos libres”, explica la cartera de Cultura.
En 1713 la corona española reconoció la libertad y autonomía de todas las personas que se habían establecido en varios parajes desde hacía más de un siglo, constituyéndose San Basilio de Palenque el primer pueblo libre de América.
El 20 de abril de 1814 el Estado de Antioquia promulgó la ‘Ley de Libertad de Vientres’, o ‘Ley de Partos’, norma pionera que estableció por primera vez en la naciente República de Colombia la libertad de los hijos de esclavos y los medios para redimir sucesivamente a sus padres.
Con la Ley 1ª de 1821, conocida como de ‘Ley de Libertad de partos, manumisión y abolición del tráfico de esclavos’, se estableció que: “Serán libres los hijos de las esclavas que nazcan desde el día de la publicación de esta Ley en las capitales de provincia, y como tales se inscribirán sus nombres en los registros cívicos de las municipalidades y en los libros parroquiales.
Pero fue la Ley 2ª del 21 de mayo de 1851 - ‘Ley de Libertad de Esclavos’- la que ordenó el fin de esta práctica oprobiosa: “Artículo primero. Desde el día 1 de enero de 1851 serán libres todos los esclavos que existan en el territorio de la República. En consecuencia, desde aquella fecha gozarán de los mismos derechos y tendrán las mismas obligaciones que la Constitución y las leyes garantizan e imponen a los demás granadinos”.
Posteriormente estas disposiciones adquirieron rango constitucional con la Carta de 1861 que ordenó: “Artículo 7. No habrá esclavos en los Estados Unidos de Colombia”, y la de 1886: “Artículo 22. No habrá esclavos en Colombia. El que, siendo esclavo, pise el territorio de la República, quedará libre”.
Y nuestra actual Constitución de 1991 reglamentó la materia en varios artículos, en especial el 17: “Se prohíben la esclavitud, la servidumbre y la trata de seres humanos en todas sus formas”.
Es por ello que 2021 fue declarado como el Año de la Libertad, evento al que se suma el Archivo General de la Nación como ente rector del Sistema Nacional de Archivos que se encarga de recuperar, conservar y difundir el acervo documental del país.
Nuestra afrocolombianidad
Para conmemorar el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición, el Ministerio de Cultura y el Archivo General de la Nación realizarán un conversatorio el próximo lunes en el que se expondrán todas las acciones para preservar la memoria histórica del país.
Luis Alberto Sevillano, director de Poblaciones del Ministerio de Cultura, explicará la importancia de esta fecha, mientras Laura Cristina Sánchez, subdirectora de Patrimonio del Archivo General de la Nación disertará sobre la riqueza cultura colombiana.
“Vamos a mostrar la riqueza cultural que hay en el Archivo General de la Nación y en archivos regionales como los de Antioquia, Cauca y Boyacá; tenemos una exposición sobre documentos de la esclavitud en Colombia desde el siglo XVI hasta 1852; tenemos el Fondo Negros y Esclavos, una plataforma declarada Memoria del Mundo con una gran recopilación sobre negros y esclavos, y vamos a mostrar el Archidoc, que es nuestro portal de consulta”, explica la funcionaria.
Sánchez sostiene que si bien el propósito de esta conmemoración es que la gente ponga en contexto la situación tan inhumana de la trata de esclavos, dice que todavía hay muchos países en los que existe la esclavitud en diferentes formas.
Y no le falta razón, pues el año pasado la ONG internacional Walk Free y la OIT publicaron un informe según el cual en el mundo hay más de 40 millones de personas sometidas a la “esclavitud moderna”, esto es trabajo forzado, servidumbre, explotación sexual, trata de personas, matrimonio forzado y otras formas de degradación de persona humana.
El legado negro
Desde 2001 Colombia, a través de la Ley 725, estableció el 21 de mayo como el Día Nacional de la Afrocolombianidad, en reconocimiento a los hitos históricos que representan y visibilizan las luchas, gestas y aportes de las comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras de nuestro país.
Esta franja de población suma 4’671.160 personas (9,34% de la población nacional, según el Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 del Dane).
“El aporte de estas comunidades ha sido muy importante: la ciencia ha comprobado que las características físicas humanas de casi todas las poblaciones del mundo son originarias de África; hay estudios de que todas las lenguas mundiales provienen de algún tipo de lengua madre con rasgos originarios de África. La música de muchas regiones de nuestro país proviene de la mezcla de las tradiciones y conocimientos ancestrales que trajeron las personas esclavizadas que llegaron al Virreinato de la Nueva Granada que luego se mezclaron con conocimientos propios de los indígenas e, incluso, de los mismos españoles y mestizos. La influencia de las comunidades negras también la palpamos en el lenguaje, en nuestras costumbres, en la medicina tradicional de muchas comunidades no necesariamente negras”, agrega la catedrática.