La reputación de un sonido inigualable de los Stradivarius, los violines italianos fabricados hace 300 años, ha sido impugnada por un "test ciego" realizado con violinistas solistas de fama internacional, la mayoría de los cuales prefirió un instrumento moderno.
Para este examen, investigadores franceses sometieron doce violines a esos concertistas, seis modernos y seis antiguos, entre ellos cinco Stradivarius.
Les pidieron entonces a los músicos que eligieran el violín que prefirieran para reemplazar al que poseían para una hipotética gira de conciertos.
Todos los solistas probaron todos los instrumentos en una sala de conciertos de 300 plazas y una más amplia en París, precisan los investigadores cuyo estudio aparece en la última edición de Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.
Cada ensayo duró más de una hora y los músicos no podían identificar visualmente los violines, porque los modernos fueron tratados de modo que parecieran antiguos.
Los autores de esta experiencia, entre ellos Claudia Fritz del Instituto Jean le Rond d'Alembert de París, precisan que seis de los diez solistas prefirieron un violín moderno. Uno de esos instrumentos modernos parece haberse destacado del resto.
Ninguno de los diez violinistas pudo adivinar la edad de los diferentes instrumentos ni, por tanto, distinguir violines antiguos de modernos.
Estos resultados desafían la aceptada opinión de larga data de que les Stradivarius tienen cualidades tonales que no pueden ser igualadas por los instrumentos modernos, concluyen los autores de esta investigación.
Fabricados por el maestro artesano Antonio Stradivari en el siglo XVII, estos violines valen millones de dólares. Los mejores violines fabricados en la actualidad valen 50.000 dólares.
Los músicos y científicos intentaron desde siempre explicar por qué el sonido de los Stradivarius es tan extraordinario. las teorías explicativas van desde la que lo atribuye a la madera utilizada, proveniente de castillos y catedrales antiguas, hasta el empleo de un barniz secreto.
Otros científicos defienden la teoría de que un período extremadamente frío en Europa entre 1645 y 1715 habría mejorado la calidad de la madera de los instrumentos./AFP