Cepillos de dientes, botellas, teléfonos, automóviles, computadoras, aviones, prótesis: desde su invención en el siglo XX, el plástico ha revolucionado nuestras vidas. Pero, ¿qué pasaría mañana, si los recursos fósiles de los que se deriva llegaran a desaparecer?
Según científicos, industriales y profesionales del diseño, entrevistados por la AFP, el plástico tiene todavía mucho camino por delante.
De acuerdo a Plastics Europe, la asociación europea de fabricantes de plástico, en el 2011 se produjeron a nivel mundial 280 millones de toneladas de plástico, con el 4% de la producción de petroleo, del que se deriva en un 99,5%.
El embalaje representa más del 39% de la demanda total, seguido de la construcción (20,5%), automóviles (8,3%), y los equipos eléctricos y electrónicos (5,4%).
El director general de Plastics Europe, Michel Loubry, estima incluso que el plástico "ocupará en el futuro una parte aún más importante en nuestras vidas, ya que remplazará a ciertas materias primas que requieren demasiada energía o recursos fósiles".
"En cuanto más utilicemos el plástico, más petroleo ahorraremos", explica. Prueba de ello, el Boeing 787 y el Airbus 350 , "compuesto en un 50% de materiales plásticos aligeran considerablemente su peso y por lo tanto el consumo de combustible".
"En relación a su ciclo de vida, el impacto del plástico en el medio ambiente es mínimo", sostiene Loubry. "En el futuro, producirá o conducirá la electricidad, será luminiscente, cargado de nanotubos de carbono, de nanotecnologías, veremos células fotovoltaicas hechas 100% de plástico", predice entusiasmado.
Especialista en polímeros electrónicos de la Universidad de Burdeos, el profesor Georges Hadziioannou va más allá: "no utilizaremos (el plástico) únicamente por su resistencia mecánica pero también por sus facultades inteligentes, cognitivas. Tendremos cepillos de dientes que nos dirán cuando ir al dentista o tendremos automóviles que se detendrán automáticamente si nos dormimos al volante".
"Los plásticos del futuro resultarán en textiles 'inteligentes', fibras sintéticas que se adaptarán a las condiciones ambientales", predice Julien Payen, del centro europeo de textiles innovadores. Payen cita fibras desde ya integradas en ropa que se adapta tanto al frío como al calor.
Pero, ¿Cómo creer esto, cuando los principales organismos internacionales estiman que las reservas de petroleo durarán unos 50 años, y que algunos ambientalistas hablan incluso de 20 o 30 años?
"Plásticos ecológicos"
¿Y cómo luchar contra las consecuencias nefastas de un producto que se ha transformado en un "símbolo del consumo excesivo a gran escala?", se interroga el austriaco Werner Boote, que realizó el filme "Plastic Planet" (Planeta Plástico) en 2009.
En este documental, Boote no sólo se interesa a los embalajes que muchas veces terminan el estómagos de cachalotes, a los vertederos a cielo abierto y al 'séptimo continente' -- la acumulación permanente de residuos de plástico que se aglutinan en los océanos --, pero afirma, apoyándose en estudios, que el plástico se ha impregnado en nuestros organismos con "riesgo de envenenamiento".
"¿Salimos de una época de consumo excesivo pero no por eso vamos a regresar al neolítico!", lanza Gérard Laizé, director del VIA, organismo francés de apoyo a la innovación del diseño interior.
"Cuando se nos dice que en las próximas décadas ya no habrá petróleo (...) no se toma en cuenta los descubrimientos futuros, el reciclaje, las soluciones alternativas. En el futuro, el teclado de los computadores no será hecho ni en madera ni en granito, pero será fabricado a partir de maíz o de nuevos materiales descubiertos en las profundidades del océano", sostiene.
"Dentro de un siglo o dos, el plástico provendrá de materias de origen biológico, de la soja, del maíz, de los bosques", augura Hadziioannou.
Muchos fabricantes producen desde ya plásticos utilizando plantas. Nuevas fibras a base de ácido poliláctico los hacen "biodegradables", e incluso los estadounidenses han encontrado ya maneras de transformar plástico en crudo, añade. Además, la práctica del reciclaje se ha desarrollado, sobretodo en Europa del Norte.
Una visión diferente de la del diseñador Philippe Starck según el cual "estamos sin lugar a dudas en una encrucijada". "(...) Es imposible imaginar lo que sucederá, sobretodo en los países pobres, cuando el plástico desaparezca (...)"
Asimismo, el diseñador expresa su indignación ante el reciclaje, "gran operación del capitalismo para seguir produciendo y consumiendo", pero también contra los "bioplásticos" producidos a expensas de las tierras de cultivo que podrían ser cultivadas para alimentar el planeta.
Después de haber construido su imperio mediante el diseño de objetos de plástico, Starck se interesa ahora en un biopolímero revolucionario a base de algas, totalmente biodegradable.