La saga de "El planeta de los Simios" regresa con una extraordinaria trama en la que humanos y chimpancés se enfrentan para garantizar la supervivencia de su especie, pero cuya lucha pone de manifiesto las similitudes entre ambos en una acertada moraleja.
"El Planeta de los Simios: Confrontación", que se estrena este viernes en Estados Unidos y a partir del 17 de julio en Latinoamérica, arranca con la devastadora situación que vive la Tierra, afectada desde hace diez años por un virus de los monos al que pocos humanos han resistido.
En estas condiciones inhóspitas, los simios se han convertido en una sociedad desarrollada, capaz de hablar y razonar, y comprometida con su comunidad liderada por César, quien en la anterior secuela los guió hasta la libertad.
Pero la armonía de los animales se ve desestabilizada con la irrupción de los humanos en su territorio, los frondosos bosques situados al norte de San Francisco, quienes les plantean una colaboración pacífica para rehabilitar una represa que terminará dividiéndolos.
"La cuestión que se plantea en la película es: ¿es una especie más importante que otra?", contó recientemente a la prensa el actor británico Andy Serkis, que se pone en la piel de César.
"¿Tenemos el derecho de decir que una persona es mejor que otra?", se preguntó el actor, que comparte protagonismo con Jason Clarke (Malcolm), Kerri Russell (Ellie), Gary Oldman (Dreyfus) y Toby Kebbell (Koba).
A lo largo de la película, el director Matt Reeves establece múltiples paralelismos y metáforas sobre la forma en que humanos y simios piensan, pero termina demostrando que el miedo, la avaricia y el egoísmo de las personas pueden corromper a los chimpancés, que hasta ahora solo actuaban en beneficio de su sociedad.
César muestra que "cualquier sistema de pensamiento absoluto termina fracasando ya que no tiene en cuenta que las personas son diferentes", alabó Serkis sobre su personaje.
- Simios que parecen humanos -
Los efectos especiales de la octava película de esta franquicia de ciencia ficción, inspirada en la novela homónima del escritor francés Pierre Bouille de 1963, se basan en la revolucionaria tecnología "Performance Capture", en la que el propio Serkis se ha especializado.
"Avatar" es hasta ahora el mayor referente de esta técnica, pero el actor británico la ha usado en la anterior secuela de "El Planeta de los Simios", "Las Aventuras de Tintín", "King Kong" o "El Señor de los Anillos".
La "Performance Capture" permite que los personajes fantásticos sean "más reales" y "transparentes", explicó Serkis. "No tiene nada que ver con movimientos vulgares o pantomima".
En el film, estos efectos especiales consiguen que los simios se muevan y tengan las mismas expresiones faciales que los humanos, logrando un inesperado y muy fuerte nivel de conexión con el público.
"La película tiene un verdadero significado y está interpretada con mucha ternura, el contenido emocional es muy alto", de ahí la importancia de que los espectadores se olviden de que los simios son personajes inventados.
La última escena, por ejemplo, muestra la mirada de César, dura y profunda, pero el sorprendente nivel de precisión de los efectos especiales logra hacer creer que se trata de la expresión de un humano.