“El niño de los mandados”, la cinta del director Carlos del Castillo, triunfó en la VI edición del Festival Internacional de Cine de Guayaquil llevándose varios galardones de la Iguana Dorada en las categorías más importantes del certamen, que se celebró el pasado sábado a través de la plataforma Mi Ott.
El resultado de la brillante actuación de la cinta fue un premio a Mejor Película de Ficción del Festival. “Por su fotografía que tiene el sabor del recuerdo y la brisa de Gabriel García Márquez, las actuaciones (destacándose su protagonista y el boticario alcohólico), la historia es trascendental”, destacaron los jurados.
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“Por integrar diferentes elementos del lenguaje cinematográfico, logrando un equilibrio entre los estatutos semióticos y la narrativa audiovisual”, del Castillo también fue reconocido como Mejor Director.
Así mismo, Robespierre Rodríguez ganó el premio a Mejor Dirección de Fotografía: "La fotografía es extraordinaria, como si le hubieran puesto un filtro de seda, que combina los colores de la memoria, del recuerdo, y se reúnen con la policromía del vestuario y el paisaje, logrando una imagen perfecta”; y a Mejor Actor Protagónico, Wilmer Amado Suárez: “Por invitarnos a acompañarlo en las aventuras y el esfuerzo de su temprana edad, haciéndonos quererlo de inmediato”.
Este es el segundo festival en el mundo que premia a "El Niño de los Mandados", después de la distinción alcanzada en junio en Londres, donde el Falcon Film Festival la premió como Mejor Película.
El filme colombiano tiene un aire criollo, pero que muestra el sentido y significado de la superación y la familia, basado en hechos reales. La historia se desarrolla en 1954, cuando Alfonso, un niño de 11 años, pierde repentinamente a su madre quedando solo y para sobrevivir, empieza a trabajar como “mandadero” en la única botica del pueblo. Allí, comienza a descubrir el mundo de la farmacéutica, descubriendo así, su vocación por la medicina.
“"El niño de los mandados" es una historia que está inspirada en la infancia de mi padre y en todas esas anécdotas que nos contaba a mis hermanos y a mí. Sentía, desde entonces, una fascinación por esos relatos y quise replicarlos. Es una película muy familiar, dulce, tranquila y simple, pero a la vez es muy colorida, está llena de arte y de personajes del pueblo de la época, ya que es ambientada en los años 50”, mencionó el director del filme en un diálogo previo con EL NUEVO SIGLO.