Por: Vanesa Peralta
Enviada especial
En las mágicas calles de la bella Mompox, localidad declarada Monumento Nacional en 1959 y de Patrimonio de la Humanidad por Unesco en 1995 se escribió otra página de la historia musical abierta hace tres años. Y al igual que desde la primera versión del Festival Internacional de Jazz, a ritmo de baterías, bajos, saxofones, pianos, trompetas, guitarras y trombones reiteró que la cultura es un verdadero eje transformador y una invitación a la reconciliación.
La Ciudad de Dios se vistió de jazz con los más representativos artistas que, con pasión y talento interpretaron lo mejor del género. Así se presentaron innovadoras propuestas nacionales como la de Bozá Nueva Gaita o Natalia Bedoya e internacionales con Stooges Brass Band (New Orleans) y Jungle Fire (Los Ángeles).
También estuvieron icónicos artistas como el cubano Alfredo de la Fe, quien con su violín de siete cuerdas prendió la fiesta en el segundo día del Festival, y su presentación fue la antesala de otro de los grandes artistas colombianos: Fonseca.
EL NUEVO SIGLO habló con estas nuevas generaciones que con innovadoras fusiones reinterpretan el jazz para acercarlo aún más público. Los emblemáticos escenarios fueron el complemento ideal para los conciertos. La inigualable arquitectura de sitios como la Plaza de la Concepción, la Plaza Santa Bárbara, la Casa de la Cultura y la iglesia de San Francisco inspiró a artistas y asistentes para disfrutar de inolvidables veladas musicales.
El mágico pueblo ribereño del Magdalena, ubicado a 250 km de Cartagena, estuvo el fin de semana anterior “invadido” por miles de personas amantes de este género musical. La asistencia a esta tercera edición del Festival superó a las anteriores. En promedio fueron 3.500 visitantes, lo que representó, adicionalmente, una reactivación de la economía local.
Toque urbano con tinte Caribe
La agrupación barranquillera Bozá Nueva Gaita propuso una interpretación contemporánea de la gaita a partir de las necesidades del proceso creativo e instrumentos tradicionales del Caribe colombiano.
Con 6 años de carrera como banda, estos jóvenes buscan enamorar al público retomando a lo tradicional a través de su instrumento estrella, explorando con ella propuestas musicales de diferentes géneros como el jazz, el funk y el reggae.
Con menos de 30 años, sus integrantes contaron a EL NUEVO SIGLO que “la pasión por fusionar estos ritmos nació de la importancia de rescatar tradiciones” y destacaron que “lo más bonito que hemos encontrado en esa búsqueda son historias y anécdotas de nuestros ancestros, con muchas enseñanzas, que nos permitieron reconocer nuestras raíces a través de la música”.
ENS:¿En qué generó se encuentra Bozá Nueva Gaita?
BNG:No nos gusta que nos cataloguen en un género como tampoco queremos que digan que hacemos fusiones, porque lo que realmente hacemos es tratar de crear un nuevo lenguaje a partir de la gaita. Nosotros venimos de Barranquilla y allí hay muchas influencias musicales de todas partes, y como jóvenes barranquilleros encontramos una forma de interpretar el instrumento. Entonces esa nueva forma nosotros la llamamos la Nueva Gaita. Es decir que estamos incursionando en un nuevo género.
ENS: ¿Qué influencias tienen dentro del instrumento que prima en la agrupación?
BNG: Nosotros nos encontramos en la academiay tenemos influencias de grandes flautistas como Ian Anderson y Jethro Tull, quienes nos han llevado en la práctica a la gaita porque fue el instrumento que escogimos y “nos escogió” para sentirnos identificados como jóvenes del Caribe colombiano, fusionando la música universal y tradicional en un formato atrevido.
Deja vúcon Natalia Bedoya
Con su gran fuerza interpretativa y su destreza para despertar sensibilidad con cada letra cantada, esta manizalita hizo durante su presentación un recorrido musical por el país. Así empezó con losbambucos de su tierra, siguió con los cantos del Sinú del maestro Juan Chuchita de los Gaiteros de San Jacinto y el repertorio de la juglaresa de Valledupar, María Barilla.
Su polifacética voz también dio paso, para el cierre de su concierto, a interpretar grandes clásicos como Hit the Road, Jack de Ray Charles ySummer Time de Ella Fitzgerald.
Esta artista joven contó a este diario lo emocionada que se sintió por cantar tantos ritmos y la aceptación que su concierto tuvo en los asistentes.
“Lo que más me emociona es poder mostrar a Colombia lo lindo de nuestros cantos y que nuestros cantos están a la altura de la tradición más linda del jazz vocal del Misissipi, solo que no lo sabemos valorar y no lo sabemos entender”, dijo.
ENS:¿Qué hace Natalia Bedoya para tener una voz tan polifacética y educada. Puede pasar de agudos a tenores y viceversa?
NB:Gracias al teatro. Soy educada por el teatro y soy actriz musical, por eso nunca me ven en la televisión o me oyen en la radio porque estoy siempre en los teatros y esa es mi escuela. Todo viene de sonidos que le he aportado a distintos personajes y de explorar mucho mi instrumento. Por eso amo tanto el jazz, ya que éste me permite jugar con la voz y la imaginación, pasando por distintos géneros.
ENS:¿Qué es lo más gratificante de ser artista?
NB:Volverlo a elegir todos los días a pesar de todo. Es libertad, es lo más satisfactorio que puede existir porque es vida en ti y es el arte haciendo una alquimia muy fuerte en el instrumento. Yo creo que como artista uno tiene una responsabilidad muy grande que es ejercerlo, no abandonarlo porque razones las hay todas. Pero volverlo a elegir es lo más gratificante que puedo sentir.
ENS:¿Cuál va a ser su próxima producción?
NB:Mi próximo disco va a ser dedicado a Rita Fernández y a Colombia entera y sobre todo a las mujeres colombianas cantautoras y artistas. No soy feminista para nada, pero si me parece que lo femenino es mi tema porque lo soy, y es una linda labor exaltarlas.
Un paisa en la Jungla de Fuego
Una mezcla de los sonidos latinos gestados en Los Ángeles (EU) pero que tienen notas cubanas es la propuesta del grupo Jungle Fire (Jungla de Fuego). Sin duda es una extraña fusión de cumbia sicodélica y son habanero que han rotulado bajo el atractivo nombre de “Tropicoso”.
Uno de los integrantes de la banda es colombiano y es el encargado de tocar las congas y bongos, Alberto López le contó a El Nuevo Siglo qué es “Tropicoso”.
“Nuestra música es un reflejo de Los Ángeles, un punto de encuentro de muchas culturas, muchos países y estamos dichosos de vivir en una ciudad tan llena de influencias. Nosotros cuando decidimos crear el grupo nos dimos cuenta que hay tantas culturas que no sabíamos por cuál guiarnos. Así que escogimos tres: la música del África occidental, específicamente de Camerún y Nigeria; la afrocaribeña donde predominan los ritmos colombianos y cubanos y, por último, el funk que es la música afroamericana. La meta era hacer algo original” explicó López.
ENS:Siendo el único colombiano. ¿Cómo fue el encuentro de los demás integrantes con ritmos latinos?
AL:Todos sentimos la música a nuestra manera y eso es lo lindo. No sé si yo haya sido la influencia o no, pero allá la cumbia ha permeado muchas culturas y ha sido acogida con gran gusto. Aprendimos y hemos tocado con músicos muy importantes como Poncho Sánchez y los Hermanos Banda. Todos son de raíces latinas.
ENS:¿Cómo surgió Jungle Fire en un mercado americano y europeo?
AL:Hay un estilo de música que se llama el Latin Funk, de los años 70’s y son sonidos que ya no se tocan, viven en grabaciones. Entonces un grupo de bailarines nos pidió tocar en vivo 5 canciones del género y gustó mucho. Así que nos juntamos un fin de semana y los grabamos. Cuando nos dimos cuenta nos estaban llamando de Londres y New York para pedirnos más. De allí surgió nuestro primer álbum que se llama Tropicoso, porque hace alusión a todos estos sonidos latinos, picantes y a nuestra manera.