NO TODO dolor es igual. Su intensidad, manifestaciones y duración varían de persona a persona, e incluso, a lo largo de las diferentes fases del día. En la forma de percibirlo, aceptarlo, manejarlo y controlarlo también intervienen la espiritualidad, los hábitos, la forma de ver la vida y muchos otros factores que identifican a cada ser humano.
Unos tienen dolor tipo ardor, otro tipo quemadura; unos manifiestan que es como si lo desgarraran, y esta información es fundamental para el especialista, no solo para entender el tipo de dolor, el origen, sino la personalidad del paciente.
“Puede ser un dolor neuropático, si es derivado de alguna enfermedad del sistema nervioso central o periférico; o un dolor somático, por ejemplo, por una vesícula llena de cálculos, o es dolor mixto o es idiopático. También puede ser leve, moderado o severo; y según la duración, los hay agudos o crónicos. Esto significa que los dolores no son iguales, pero también hay que tener en cuenta que las personas tampoco son iguales, que tienen una forma diferente de tolerar el dolor, de enfrentar un proceso doloroso e incluso influyen su raza, su sexo, su edad, su educación, su estatus laboral”, explica John Jairo Hernández Castro, especialista en medicina del dolor y Presidente del IV Congreso Internacional de Medicina del Dolor y Cuidado Paliativo, Universidad del Rosario, Méderi, que se realizará durante los días 20 y 21 de agosto en el Hotel Cosmos 100, en Bogotá.
Sin duda se trata de un tema fundamental en el manejo del dolor, tanto que hoy se habla de las personalidades dolorosas, y que especialistas como el psiquiatra colombiano Jorge Calle han estudiado a fondo. De ahí el título de su conferencia en el IV Congreso Internacional de Medicina del Dolor y Cuidado Paliativo: “Las personalidades dolorosas: mitos y realidades”.
Según los expertos hay que analizar otro tema relacionado y es el llamado umbral del dolor que hace referencia a esos momentos, espacios o intervalos que existen frente a una situación de dolor. Una persona puede tener un umbral de alta tolerancia o un umbral de baja tolerancia. En el primer caso, podría decirse que es ‘más resistente’ al dolor, tanto que a veces no sienten la molestia y no consultan; en el segundo, lo toleran menos y por eso consulta más rápido, lo que en determinados casos puede ser una gran ventaja.
“Incluso, agrega Hernández, los umbrales también cambian en la misma persona en el transcurso del día. Uno puede tener un umbral bajo en la mañana frente a un dolor, porque está entretenido en ese momento, tiene que entregar un trabajo, está distraído; pero ese mismo paciente a las 10 de la noche, con el mismo dolor, cuando han apagado la luz y el televisor, siente que no soporta el dolor y se va para urgencias. Lo que cambió fue el umbral; entre otras cosas, por eso las urgencias por dolor son más frecuentes, en la noche. Es el mismo dolor, pero cambia la percepción”.
Percepción que también varía si se tiene una personalidad fuerte, sólida; un trabajo estable; una vida familiar armoniosa; actividades en qué distraerse; si se siente alegría por la vida y hay una espiritualidad.