CON LOS rostros pintados en sus cuerpos, grupos de mujeres como el Movimiento Wiphalas, un colectivo que usa la bandera de los pueblos indígenas andinos alrededor de su cabeza, hacen un llamado a la memoria y a la no repetición de la vulneración de los derechos de las víctimas, como forma de expresión y escenario de comunicación política en espacios públicos, según lo afirma la Agencia de Noticias UN.
Las acciones colectivas de mujeres como estas han cobrado mucha importancia en la movilización social y política del país, además, han permitido no solo encontrar nuevas formas de expresión de sus ideales, sino hacer memoria de todos aquellos reconocidos como víctimas ante el Estado.
Así lo señaló Natalia Bejarano Ochoa, Magíster en estudios culturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien estudió y analizó las nuevas formas de expresiones políticas, como el cuerpo de la mujer, usado como escenario de comunicación en reemplazo de otras formas tradicionales de expresión para visibilizar discursos y acciones colectivas públicas.
“Hoy nos encontramos en un momento histórico, porque las mujeres nos hemos convertido en sujetos activos y fundamentales para ser interlocutoras no solo ante el Estado, sino también con otros movimientos sociales”, asegura.
Desde su investigación, encuentra que “ya no es solo la marcha con el letrero o la pancarta, sino que se están explorando otros recursos interesantes para otro tipo de público como una manera de denunciar las diversas situaciones vividas en el país”.
Uno de los casos protagonistas del estudio es el Movimiento Wiphalas, que tiene cerca de 10 años de consolidación y encaja con los objetivos de la investigación, que se basan en el análisis de una colectividad que se enmarca sobre los movimientos sociales más recientes, desde algunas nuevas expresiones del feminismo, así como de acciones colectivas.
El colectivo articula los temas de género con distintos grupos sociales, partidos o víctimas de Estado con intenciones similares a las de ellas.
Haciendo honor a la memoria
Según la investigadora, a través de los símbolos que usa el movimiento Wiphalas se aporta no solo a revertir el uso de la “capucha”, sino además a usar el cuerpo para hacer memoria, mediante rostros pintados en su espalda.
“Se utiliza el cuerpo para representar varias de las quejas y reclamos que tenemos; el cuerpo de la mujer que protesta se convierte entonces en la pancarta para hacer presente el cuerpo del desaparecido o de la mujer asesinada. Nos permite hacer importantes ejercicios de memoria, no solo para el que lo está viendo, sino también para las familias de las víctimas y para quienes portan esa memoria en su cuerpo”, afirmó.
La investigación hace alusión a las acciones colectivas que permiten traer al presente personas y algunos temas olvidados del país. Al respecto, reconoce la importancia que en las licenciaturas o maestrías que están abanderando en las ciencias sociales y afines encuentren importante el estudio del enfoque de género.
“Como se están llevando a cabo discusiones sobre género y mujeres, sectores LGBTI y diversidad sexual, se ve cada vez más necesaria la enseñanza de las ciencias sociales desde la categoría de género, lo que implica una ruptura significativa de paradigmas dentro de la escuela tradicional”, concluye.