LA VIDA y obra de una de las figuras más importantes de la radio colombiana, Libardo González, se podrá conocer con “El ciego de oro”, la serie dirigida por Luis Alberto Garavito, que cuenta con audio-descripción para permitir que la población con discapacidad visual también pueda disfrutarla, llega a la pantalla de Capital este miércoles y el 29 de julio. Esta es la historia detrás de la historia.
Hace muchos años y mientras trabajaba en las oficinas de la DIAN en la carrera 7 con calle 6 en Bogotá, el director Luis Alberto Garavito se cruzó varias veces con el locutor Libardo González Escobar, mejor conocido como ‘El ciego de oro’, un hombre carismático que se convirtió en un importante mito de la radio en Colombia.
“Gracias a la afición de mi padre por la radio, desde niño supe quién era este hombre que desde la década de los 40 había empezado una prodigiosa carrera en la radio, en una época en que las personas invidentes eran vendedores de lotería o limosneros. Cuando lo conocí, me impactó verlo caminar con total seguridad y soltura en pleno centro de la Capital colombiana”, afirmó Garavito.
Aunque lo admiraba nunca se le acercó, sin embargo, hoy el director estrena esta miniserie de cuatro capítulos de media hora en los que hace un homenaje biográfico a esta figura de la radio que nació en 1929 en Concordia, Antioquia, en un hogar conformado por Liborio, Isabel y sus cuatro hijos. Todos en la familia eran ciegos.
El padre, efectivamente vendedor de lotería, le transmitió a su hijo el gusto por la radio pero sobre todo la convicción de que la falta de visión no era una limitante para alcanzar sus sueños, lo que Libardo González Escobar pudo comprobar con los años, cuando se convirtió no solo en conductor de reconocidos espacios como “Recordando el ayer”, “Argentina canta”, “Mañanitas colombianas” y “Cantar campesino”, sino también en uno de los más grandes coleccionistas de música colombiana y de tango en el país.
“Sin embargo, en la miniserie no solo destacamos de Libardo su desempeño frente a los micrófonos y su pasión por la música, sino también al hombre de familia, al que conformó un sólido hogar en el que crecieron sus hijos, uno de ellos, Fernando, quien incluso lo acompañó en su paso por emisoras como Radio Cordillera, Santafé, Melodía, Emisora Mariana, Radio Súper, entre muchas otras”.
Algo que llama la atención de la miniserie, que se podrá ver a partir de las 9:00 p.m., dos capítulos en cada fecha, y que se constituye en uno de los valores de producción, es que los actores en realidad pertenecen a población con discapacidad visual, que llegaron al trabajo adelantado por la productora Dieciseis 9 Films, a través del Instituto Nacional para Ciegos (INCI).
“Los personajes estaban escritos para ser interpretados por cualquier actor, pero nos parecía que si esta producción, ganadora del Estímulo de MinTIC era para la generación de producciones destinadas a población con discapacidad visual, había que buscar la manera de que sus protagonistas también hicieran parte de ella. Lo soñamos y lo logramos”, explicó el director.
De esta manera y a través del INSI se hizo un casting en el que fueron seleccionadas nueve personas que posteriormente recibieron preparación actoral del maestro Fabio Velasco, del Teatro La Candelaria.
El grupo de actores invidentes lo encabezan Jhonatan Rosero, quien interpreta al locutor en su época adulta, Camilo Andrés Garnica y el niño José Bandera, quienes le dieron vida en su juventud y niñez. Aunque también hay que destacar a los actores que representan a su familia paterna: Raúl Mora, María Patricia Cárdenas y la actriz infantil Danna Sofía Gil. A ellos los acompañan tres actores más con personajes secundarios.
El rodaje duró 14 días y se realizó en locaciones de Bogotá y en una casa quinta en la cabecera municipal de Usme, donde la topografía guarda similitud con paisajes antioqueños de comienzos del siglo pasado. La producción en general reunió a un equipo de algo más de 30 personas entre técnicos y actores.
Aunque la miniserie requería un trabajo de recopilación biográfica, sin duda también necesitaba de una sensibilización sobre la realidad de la población con discapacidad visual, por lo que el director destaca la ayuda recibida de Luisa Moreno, bibliotecóloga del Instituto Nacional para Ciegos.
“Luisa fue completamente incondicional al abrirnos las puertas de su hogar en Suba para permitirnos entender el día a día de una persona con esta condición. ¡Que estrellada la que nos dimos con respecto a los imaginarios! desde cosas tan simples como que su hogar tiene cuadros colgados en las paredes y un orden y colorido como en cualquier otro (…) hasta aspectos más complejos como entender el concepto de movilidad de las personas ciegas con ayuda de sus lazarillos, el de ella es un hermoso perro labrador”.